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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

domingo, 24 de agosto de 2008

DON NACHO EL POLICÍA EMBARAZADO

Cuando conocí a don Nacho, me llamo poderosamente la atención su cabeza calva, su figura alta y su siempre uniforme de policía limpio y planchado। Era sumamente conocido en el poblado y sus alrededores, por las tardes solía encontrársele en la cantina del pueblo tomándose unas copas y platicando con el cantinero y los demás visitantes del lugar। Cuando se ofrecía algo siempre se sabia donde encontrarlo।


Recuerdo, que lo conocí gracias a que era el encargado de las varias viviendas, que se encontraban en la parte frontal de una gran parte del club del pueblo, lugar muy hermoso y lleno de árboles frutales y con canchas en su interior, así como de un salón para fiestas y varias albercas. Estas casas formaban parte de la misma propiedad del club. Las había fabricado un servidor público, en periodo en que se había desempeñado en una administración federativa en estas latitudes. En ese entonces se encontraban estas propiedades un tanto enredadas, por que eran peleadas por tres dueños. Uno era alguien del sindicato de trabajadores, que se decía socio del dueño capitalista de dichas propiedades, los otros dos dueños que la peleaban eran la exesposa del dueño y la esposa que se encontraba en funciones como tal.

Yo había llegado a habitar una de esas viviendas, que se encontraban en renta por uno de los tres supuestos dueños. Y se pretendía vendérnoslas. Solo que no se sabia a quien pagarlas. Un día de tantos llego un señor diciendo que era el hermano de la dueña y que quería se le desocupara una vivienda, para entrar él a habitarla mientras vendía las demás, y como pudo llego haciéndose el interesante pidiéndole la casa, “para ya” a una señora, que en esos momentos no se encontraba su esposo. Cuando llego el esposo lo llamo y le dijo unas cuantas verdades, le dijo que las cosas no se hacían así y que si deseaba la vivienda tendría que esperar el tiempo necesario para encontrar otra y que dejara de asustas damas queriéndoles quitare donde vivir a si de golpe y porrazo.

Cuando nosotros hicimos contacto con el encargado de las viviendas don Nacho (que no sabía a cual amo hacer caso), nos atendió muy amable, tenia dos hijas, una casada y otra estudiante. Él mismo habitaba una vivienda, para de esa manera poder cuidar tanto el club como el cobro de las rentas de las viviendas.

Por esos entonces los dineros escaseaban, se había venido una depresión económica con la salida del mandatario mexicano Lic. José López Portillo Pacheco. Las cosas de consumo y demás, habían subido como al 200% ó 300%. Los salarios se habían estancado y las prestaciones desaparecido. En mi hogar hacia malabarismos para la sobrevivencia, hacia dos panes, comíamos uno y vendía el otro para recuperar lo invertido, me dí a la tarea de hacer leche de soya para el consumo y así ahorrar en los gastos. Conseguí una máquina de coser, para coser ropa y lograr entradas de dinero. Tuve la suerte o la fortuna de conocer a la esposa e hija de un maestro en el arte pictórico y muralista que se desempeñaba como maestro y creador de Artes plásticas en una de las universidades de estas latitudes. Y me dice la señora que su esposo requería de un maestro de dibujo y perspetvia así, como otro para historia del arte, y deseaba, que el señor de mi hogar como ingeniero que era, diera el de dibujo. Yo le comenté, que si alguien podía dar historia del arte sería precisamente él mismo, ya que siempre se había quemado las pestañas en esos menesteres y era un fanático de la misma. Así se logro que se tomara esas dos plazas en la universidad, y que le fuera muy reconocido por ser un excelente maestro en ello.
Dice el refrán que “la vida aprieta pero no ahorca”, y eso quedo comprobado. Se abrió esa puerta.

Don Nacho nos ayudo a bajar algunos de los menesteres del hogar que llevamos para habitar una de esas vivienda. Recuerdo que nos ayudo Juanito, un dibujante que laboraba en la Comisión Nacional del Agua bajo las órdenes del jefe de mi hogar. Ya descansando un poco del trajín y comiendo algunos sándwich que fabricamos para saborearlos, invitamos a don Nacho a comer también de esos bocadillos. Estaba Juanito recostado bajo un gran árbol, que quizá ha visto mucha historia gracias a su edad, pues por lo menos debe de haber visto a unas cuantas revueltas civiles y servido como soporte para otros cuantos ahorcados durante las mismas. Ahí bajo su sombra y descansando un poco voltea y dice -¿oiga usted don nacho tiene mucho tiempo trabajando como policía por acá?-, entonces contesta él, -si muchos años señor-.

En mis labores de costurera, un día me llego don Nacho con un estomago abultado bajo su uniforme de policía y me dice -¿puede hacerme una camisa lo suficientemente amplia y pantalones también para este estomago?- le veo con curiosidad, y le pregunto - ¿que le pasas?- me dice muy serio –estoy embarazada-। Pues resulta que don Nacho, resulto ser doña Nacha y pocos meses después parió una hermosa nena. Nunca supe quien la había embarazado, lo que si es seguro, que no debe de haber sido forzada, pues hubiera sido meterse con la “Ley”


Me fui de ese lugar cuando compramos casa. Ya pasado algunos años me ha tocado encontrarla de nuevo con su uniforme reluciente de policía. Incluso hasta un boletín que se escribió narrando las historias acontecidas en ese poblado, desde sus inicios, que al parecer se remontan a varios cientos de años, aparece la historia de la mujer policía que ha desempeñado una labor en ese lugar y fue un tanto homenajeada por los lugareños que le conocen desde siempre. No se si aun vive, es probable que sí, y que sea abuela de algunas bellezas por ahí. ¡Valla cosas que ve uno en la vida! ¿No creé?

Celia Rivera Gutièrrez
Cd. Obregón Sonora, México
Agosto 25 del 2008

viernes, 15 de agosto de 2008

LAS HISTORIAS DEL ALAZAN

Le decía su padre el alazán, por su cabello rojo y largo que le llegaba a media espalda y su sombrero amplio para aguantar los rayos del sol en el campo. Su trabajo era arduo en plenos rayos del sol, con su piel blanca y pecosa no podía darse el lujo de no estar cubierto con algo. Así, que hecho mano de los recursos más cercanos a su persona y por ello decidió no cortarse el pelo por protección contra las inclemencias de la naturaleza. Eso lo complementaba con camisa de manga larga y un sombrero adecuado. Se me figuraba Custer ese teniente coronel y general del ejército americano de películas que casi siempre salía cercano a las comunidades indígenas de las reservas de Norte America. Un día de anécdotas y pláticas de cosas misteriosas nos contó algo muy interesante.


El campamento


Comentaba, que un día en que estaba acampando con otros trabajadores de la jima de mezcal del cual se extrae el tequila tan famoso de Jalisco. Y después de departir en la cena, mirando a las estrella y escuchando a la lejanía los aullidos de los coyotes, así como el canto de las chicharras que anunciaban la cercanía de la lluvia, y a la luz de la luna y el brillo de las luciérnagas que alumbraban el campo con su travesía constante. Un compañero les contó lo siguiente:


La historia del compañero



Me encontraba justo frente a aquel cerro cerca de unas cuevas con mi morral de alimentos y mi fogata para alejar a los coyotes y las alimañas del lugar donde yo estaba, me encontraba solo y mi alma calentando mi cena y pensando como le haría para dormir sin que el fuego se apagara y correr el riesgo de que algún animal me mordiera। Hice mi oración, me prepare para dormir, cuando de pronto me dí cuenta que lo que al parecer era una cueva en realidad era la entrada a un pueblo. En ese pueblo había fiesta, al parecer había como una boda muy importante, en realidad no recuerdo que festejaban, me acerque con curiosidad y me quede pasmao, era un pueblo grande al otro lado de la montaña y su puerta era lo que yo creía que hera una cueva. Al pararme ahí, me invitaron a entrar. Así que no me hice del rogar y me dispuse a disfrutar de la fiesta. Música, baile, comida en abundancia y mucha amabilidad de sus pobladores, que aunque no me conocían, me invitaron a pasar y a disfrutar de lo que ellos disfrutaban. Mujeres muy lindas y amables bailaron conmigo.

El despertar


No se cuanto tiempo pase ahí, es como si hubiera estado borracho o drogado. Pues según yo solo pase una noche ahí. Me quede dormido después de tanto alboroto fiestero sin darme cuenta, ahí sentao. Y lo más grueso fue, que cuando desperté y tomé mi morral, se veía muy viejo y empolvao como si tuviera mucho tiempo en ese lugar, ya no había pueblo. Las cenizas de la fogata ya ni existían siquiera. Me fui directo a mi trabajo a ver que había pasao y andavete, no habia rastro de ello. Me empecé a asustar y decidí irme a mi casa, creía que era efecto de la borrachera de la noche anterior y que necesitaba descansar. ¡Pero caracoles!, mi vieja me vio como diciendo ¿y tu que quieres? ¿Ya te cansaste de parrandear y crees que te iba a estar esperando hasta cuando tu quisieras? Y me dijo con mucha furia creímos que estabas muerto, ya veo que no, pero no te puedo resibir porque ya me he vuelto a casar. Esto fue el colmo del colmo, ¿como carajos, que mi vieja se caso porque falte una noche nomás?. ¿Se estaban burlando de mí o que? Pero viéndolo bien mi mujer se veía mas mayor que un día antes, y tenia un escuincle en los brazos que no era mío y decía que era de su nuevo matrimonio. Total que por una fiesta desconocida me perdí por varios años y a mi familia también. Y lo más curioso y raro es que el pueblo había desaparecido cuando yo desperté. ¿Donde diablos estuve? No se. Esa es mi historia. Aquí ando sin saber que hacer ya sin familia y sin mecate como diría yo.



El alazán dice que de esas historias, esta plagado por todos lados


Y se cuidan para no caer en la tentación de una fiesta extraña que les pueda hacer perder la razón. Pues algunos creen que en realidad este señor la perdió con algo que bebió en alguna fiesta real y sin cuento. Baya usted a saber, mejor tener precaución ¿no creé?


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
15 de Agosto del 2008



miércoles, 13 de agosto de 2008

VI UN HOMBRE HACER EL AMOR A UN ARBOL


Si te digo que hoy ví un hombre hacerle el amor a un árbol, dirás que estoy loca o que de cual fume. O que quizá solo visite una página de tantra yoga un tanto distorsionada en Internet.

Y si te digo que ví a otros hacerle el amor al viento, al césped, al sol, a los caminitos retorcidos que se atravesaban en el parque que visite esta mañana. Quizá me lo empieces a creer.

Pues sí, me levante con el ánimo de ir a hacer yoga al Instituto de una amiga mía. No se por que razón creí que era jueves, y que estaría la clase de yoga en su centro. Al llegar al lugar, y no ver ningún auto estacionado, caí en la cuenta de mi error. Y decidí prolongar mi camino un poco más para llegar al parque los Pioneros que se encontraba a una escasa cuadra de donde yo iba.

La mañana era esplendida, los grandes eucaliptos que rodean el parque hacían un panorama único, invitando a los caminantes a poseer su magia amorosa. El sol era tenue, aun no salía con la fuerza que se presenta en los veranos de por acá. Los cuidadores se encargaban de que el césped estuviera húmedo, y no hubiera basura.



Algunos caminaban sintiendo el viento, otros más se preparaban para hacerlo comenzando con un previo calentamiento muscular. Uno más estaba abstraído empujando con fuerza sobre un árbol para sentirse vivo antes de comenzar a corre. Y de pronto sentí que mi rostro sonreía imaginado, que así es el amor, el contacto con algo que nos hace sentir vivos. Observé a mí alrededor, y solo ví amor en todas las personas que hacían contacto con la naturaleza del ambiente, impactando sus cuerpos habidos de aspirar el viento para sentirse a sí mismos vivos.

Decidí dar una vuelta caminado primero para desinterferir mis músculos y mis articulaciones mientras decidía con que comenzar. Observe el gran monumento erguido en honor de los primeros pobladores que se asentaron en estas tierras haciéndolas producir los alimentos para su gente, y que con el tiempo se convirtieron en el gran proveedor de nuestro país. Se le considera el semillero de México.

Así poco a poco me fui introduciendo muy dentro de mi misma para sentir toda mi esencia. Me coloque en un pequeño espacio de césped que aún estaba seco, hice estiramientos musculares muy suavemente sintiendo cada fibra que se extendía y cobraba elasticidad y así experimente el amor universal en cada célula de mi cuerpo, en cada partícula subatómica que conforman los electrones de los átomos que darían origen a las moléculas que a su vez dan base para formar mis células. Y aún sentí más allá, quizá fue la esencia mental que un día se concretizo en energía para dar forma corporal actual y a la energía de mi mente que me hace conciente de mi actuación en este vasto universo del cual soy parte.

Entonces supe que los pequeños errores no son tales. Solo son oportunidades de experimentar algo más que no habíamos programado. Y que la vida se empeña en mostrarnos y que pocas veces le hacemos caso y renegamos de ello complicando nuestra existencia y culpando a cualquiera que se nos atraviese por delante de no haber logrado lo que queríamos. Pero si nos diéramos la oportunidad de experimentar lo que la vida nos presenta seriamos mucho más felices. Sentiríamos y haríamos el amor con nuestro entorno. Y no nos sería extraño escuchar, que un hombre hacia el amor con un árbol.

CELIA RIVERA GUTIERREZ

Ciudad Obregón Sonora, Mexico
26 de sep. del 2007

lunes, 11 de agosto de 2008

¿EL VIAJE?


Estaba parado con su cuerpo delgado, su cabello largo al estilo de los rebeldes, a pesar de que era universitario y amante de la ciencia y que todas las incógnitas de la vida se hacían presentes en ese cerebro de cabeza bien formada sin ninguna depresión en su cráneo perfecto y bien formado, quizá si Hitler la hubiera revisado en sus tiempos de exterminio, habría salido clasificada como de genio a respetar, su nariz era larga y bien formada, sus labios parecían tener hambre de amor, sus ojos grandes con pestañas no menos grandes, su mirada un tanto esquiva como con cierta timidez. Su rostro mostraba surcos en su frente, que existían gracias a su siempre presión sobre su propia vida sin sentirse satisfecho aun consigo mismo y el no saber como disfrutar de la vida en cualquier circunstancia que se presentara.

No sabia gozar de los momentos de trabajo o del tiempo de traslado de un sitio a otro, para él todo reprensaba trabajo que cansaba. Y eso se había marcado en las profundidades de su frente. En ese momento se encontraba en medio de dos vías de sendos trenes que pasaba uno a cado lado de su persona, casi tocaban su cuerpo pasando a gran velocidad. El no sabia que hacia ahí parado. Solo sabía que sentía una angustia terrible, una desazón un no se que. ¿Qué le quería decir la vida en ese momento crucial? Un tren se encaminaba hacia una dirección y el otro hacia otra. Y no sabia cual abordar o si debía quedarse ahí petrificado a que la vida siguiera igual.

Una y otra vez ese suceso se repetía a lo largo de varios años. En medio de esas vías siempre a la expectativa a ver que pasaba, pero nunca pasaba nada porque los trenes seguían su camino y no retornaban. Se sentía perdido sin descifrar el contenido del mensaje presentado con esos símbolos que se hacían presentes una y otra vez. A veces los trenes llevaban la misma dirección y pareciera que querían aplastarle como sándwich entre los dos, él trataba de abrir espacio con sus brazos como si tuvieran la fuerza de Hércules o sansón. Para no quedar embarrado en ellos.

Su rostro estaba perlado de gruesa gotas de sudor provocado por el esfuerzo aplicado en su defensa. Sus ojos estaban a la expectativa y tenia una expresión de angustia, comenzaba a moverse con fuerza hasta sentarse preguntando -¿en donde estoy?-

Y se volvía a sumergir en sus luchas interminables que siempre se hacían presentes al irse a descansar.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
agosto 11 del 2008

MAR ENCRESPADO DESTRUCION



Aquello era una locura, el mar se veía encrespado, revuelto, parecía un tsunami tratando de ahogar la playa y desbordarse más allá de las montañas. De arrasar cuanto encontrara a su paso, tumbando edificios y árboles, ahogando a cuanto ser se atravesara en su trayecto. ¿Qué estaba pasando? Sentía que la vida iba a desaparecer sobre la faz de la tierra, que milenios de evolución de seres vivos que habían conquistado el suelo desaparecería dejando tan solo a la vida marina y la posibilidad de que la flora lo acompañara como mudo testigo de tal acontecimiento.

Había mucho miedo, los que quedábamos vivos estábamos subidos sobre frágiles muros y árboles que se doblaban por las envestidas del agua. Un que otro pico de roca asomaba sobre el líquido enojado que les rodeaba peleándoles las vidas que en ellos se aferraba.

POSIBLE RESCATE


Sobre los cielos volaban pequeños salvavidas antigravitacionales tratando de rescatar a los pocos sobrevivientes. Todos estirábamos los brazos hacia ellos tratando de asirnos de sus naves al pasar casi rozando nuestros cuerpos.

Existía la angustia, incluso sobre la posibilidad de ser rescatados al no saber a donde nos llevarían. Esas naves me eran totalmente desconocidas, pareciera ser que venían de otros planetas a rescatar a la raza humana de tan singular catástrofe. ¿Cuál sería la razón de su ayuda? ¿Nos querrían ayudar de verdad? ¿O simplemente encontraron piezas de laboratorio para sus experimentos en tal condición en que no podrían rechazar fácilmente su aparente apoyo, porque estaba de por medio su supervivencia?.
Angustia, temor, muerte desazón, desconfianza, todo en una amalgama de pastelería conjunta para saborearse al mismo tiempo.
Los magna voces surgían del cielo dando órdenes y eligiendo a quienes sacarían primero. Volteé y vi su rostro escurriendo agua por todo él, sus cabellos empapados, su mirada desorientada sin saber que hacer,
Me tomaba con sus brazos, como para acurrucarme contra su pecho tratando de convertirlo en una muralla de protección contra los elementos enojados por alguna razón, que mi entendimiento no acababa de asimilar.

LA TREGUA DEL AGUA


Encaramados en una frágil construcción, veíamos allá abajo, donde las aguas se habían retirado momentáneamente hacia a sí mismas como quien recoge sus garras por un instante para preparar una nueva envestida. Ahí había personas vivas con la desesperación reflejada en su rostro tratando de alcanzar alguna parte lo suficientemente alta para trepar y tratar de salvar su vida, se encontraban rodeadas de cadáveres y escombros de edificios arrancados de sus cimientos.
Veía con cierta desazón a Javier buscando a su hermano, con sus ojos desorbitados como preguntándole y diciendo -dime ahora que debemos hacer-. Nos separaba un precipicio (se podría decir así), ya que él y otras personas estaban sobre otros edificios paralelos al que nos servia a nosotros para no ser arrastrados por las fuertes embestidas del agua. Solo que el de éllos, amenazaba derrumbarse con cualquier empellón. No resistiría otra embestida del mar. Sobre nuestras cabezas seguía pasando la posible salvación, aunque nadie sabía a ciencia cierta a donde seriamos trasladados. ¿Sería posible que a otro planeta semejante al nuestro? Y ¿en que condición seria que seriamos albergados? ¿Habría algún sitio en nuestro hermoso mundo que estuviera sin sumergirse en el liquido que algunas veces, es fuente de vida y otras de destrucción?.

¿QUE PASARA ?


No tuve tiempo para averiguar que sucedería posteriormente ya que en eso mis ojos se abrieron, y mi cuerpo palpitante con el corazón latiendo con fuerza como si hubiera estado sometido a un fuerte chorro de adrenalina parecía salirse de mi pecho. Trate de respirar profundo para salir de la angustia que me había producido estos hechos en mi estado de aparente reposo nocturno.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Agosto 11 del 2008

viernes, 1 de agosto de 2008

LA DAMA DE LOS ZAPATOS INVISIBLES

Doña carmen estaba atrapada con unos zapatos invisibles, que alguna fuerza indescriptible le había colocado।

CAMINANDO POR EL BOSQUE

Un día, en que se encontraba medio modorra, había dirigido sus pasos a un apretado bosque de árboles frondosos, donde incluso a los mismos rayos del sol, les costaba trabajo penetrar a tan tupida vida, que se apretujaba una contra otra como compitiendo entre sí y entrelazando sus ramas como en una danza perenne en la que se mecen acariciándose continuamente.

Ahí se había topado de pronto con un ritual extraño, en el que se encontraban unos seres pequeños, barbados, de ojos oblicuos y largos brazos, en cuyos extremos se perfilaban delgados y finos dedos con los cuales hacían maravillas al tocar múltiples y variados instrumentos musicales, cuyo sonido parecía bajar de los mismos Ángeles celestiales.


EL ANCIANO PATRIARCA

La vieron llegar. Al principio fingieron no darse cuenta de su presencia, y continuaron una extraña y alegre danza, donde parecía que la figura principal era un anciano que portaba una larga y blanca barba, que casi pisaba al caminar con sus pasos majestuosos. Su túnica era tan hermosa, estaba finamente bordada con muy finos hilos de oro puro, intercalado de otros hilos de plata y rematados con pedrería preciosa.
Por lo que no dejaba lugar a dudas, que era alguien muy pero muy especial en esa comunidad extraña.

Muy parsimoniosamente, éste anciano, que al parecer todos obedecían, pasó con su paso seguro, imprimiendo cierta realeza y majestad en sus movimientos corporales de cadenciosos mover a ocupar un sitio privilegiado, conformado de una especie de trono labrado en piedra de azul turquesa y resguardado de columnas altas, las cuales estaban adornadas de finas figuras, al parecer labradas con un exquisito y laborioso trabajo de escultores inigualables, que el mismo Miguel Ángel envidiaría para su “David” o su “Piedad.”

En su entorno, un grupo de no menos pintorescas formas, se colocaron en círculo, como para simbolizar que él representaba el centro de todo, y ellos sus súbditos o discípulos estaban ahí para cumplir fielmente cualquier necesidad. Le reconocían este poder y esa majestad.


ABSORTA COMO INOPTIZADA

Doña Carmen, estaba absorta, como inoptizada viendo con total detalle, cada acto, cada gesto, cada señal o indicación de este misterioso anciano. Se preguntaba una y otra vez, a que lugar había llegado y como era, que antes no había visto jamás semejante espectáculo. Luego se dio cuenta, que detrás del anciano a su lado derecho, existía una pequeña puertecita, por donde de pronto, hicieron su aparición otras pequeñas criaturas varoniles portando viandas llenas de los tesoros más variados y las colocaron en una mesa que se encontraba en el centro de un área oval, a la que hacia honor la mesa, que era en forma similar, ya que ésta era circular. En su centro, una estrella refulgía, ya que estaba labrada en oro y plata con ciertas piedras preciosa incrustada haciendo doce perfectas divisiones. Con las luces del fuego, refulgían destellos de los colores más entremezclados de estos tesoros colocados. Era como asistir a una feria de fuegos artificiales donde el arco iris hubiera impreso sus colores, pero multiplicando sus múltiples facetas de combinación. Pues el contenido de estas viandas era nada menos que piedras preciosa traídas de distintas regiones del planeta: turquesas, diamantes, zafiros, esmeraldas, granates, etc,etc.

El anciano llamo a uno de los miembros del grupo que parecía ser un personaje de su confianza. Le dio ciertas indicaciones y el personaje desapareció rápidamente tras otra puertecita que se encontraba oculta al lado izquierdo del anciano.

PRESENTES DE LAS DONCELLAS

Doña Carmen no podía dar crédito a lo que sucedía, pues de pronto, por esa última puertecita reapareció el personaje que había entrado acompañado de una pequeña comitiva de figuras, que por la forma de vestir y comportarse, se asemejaban a ser la parte femenina de esa increíble forma de seres que estaba viendo por primera vez. Estas damas (digámoslo así) llevaban en sus largas y delgadas manos ropajes dignos de la Reina de Saba en los tiempos de Salomón. Era una comitiva de 12 doncellas que representaban doce presentes exquisitos, cada uno distinto del de su compañera.

La primera doncella, llevaba en sus manos una hermosa túnica blanca de hilos de seda exquisitamente tejida con cuello redondo y rematado en un fino bordado de hilo de plata pura. Esta túnica no tenia costuras en sus hombros, solo en sus costados donde cerraba la túnica y se prolongaba por sus mangas la costura del costado. Si esta túnica se hubiese extendido antes de unir sus costados nos hubiese dado una forma hermosa de cruz de cuatro brazos con un círculo en el centro donde entraría la cabeza de quien la portaría.

La siguiente doncella portaba una capa de seda fina, abierta por el frente con un cuello redondo, que al extenderla formaba un círculo perfecto cuyo borde, estaba bordado de hilo de plata pura y de diamantes exquisitamente pulidos y bordados de tal forma que formaban estrellas de seis puntas en todo su entorno.

La tercera doncella llevaba una cajita de nácar con unas sandalias de piel genuina en cuyo frente se cruzaban dos finas tiras de piel formando una equis como la cruz de San Andrés. Y finamente bordados de pedrería preciosa e hilos de oro y plata.

La cuarta doncella llevaba un cojín finamente bordado entre sus delgadas manos, en cuyo cojín descansaba un cántaro de agua pura y cristalina que invitaba a beber continuamente para saciar su sed.

La quinta doncella llevaba entre sus manos una banda de seda pura y finamente bordada en cuyo centro decía “SILENCIO” .

La sexta doncella llevaba una urna entre sus manos donde reposaba la sabiduría refulgente como el sol mismo, pero su luz era a la vez tan suave, que se sentía paz y armonía en los corazones que la percibían.

Y así cada doncella llevaba un presente entre sus manos.


INTEGRACION DE DOÑA CARMEN COMO INVITADA DE HONOR

De pronto el anciano dirigió su rostro hacia doña Carmen y le indicó que se acercara. Ella quedó perpleja con este acto, pues creía haber pasado desapercibida en todo este tiempo en que ella había estado presente. Y antes de que pudiera reaccionar se acercaron dos doncellas portando un pequeño trono portátil donde se podía leer “bien venida princesa, desde el comienzo de los siglos te estamos esperando”. Oyó una voz que dijo “–Tuyo es, este trono-“ y cuando menos acordó ya estaba en vilo y la estaban acomodando en ese hermoso y acogedor trono portátil cuyo interior estaba forrado de suave telar adornado de pedrería de múltiples colores y formas de labrado exquisito. Luego la condujeron hacia el anciano.


EL OFRECIMIENTO A DOÑA CARMEN

Ya, frente al anciano, éste hizo un ademán a la doncella del cántaro para que se acercara y tomándolo entre sus manos procedió a acercarlo a los labios de doña Carmen, dándole de beber. Y pidió a las doncellas, que procedieran a ha vestirla con los presentes que cada una traía. Así, cuando menos acordó ya estaba con todo su ajuar puesto. Cuando ya estaba vestida, se acerco la doncella de la urna de la sabiduría y la coloco en sus manos, luego se acerco la doncella de la banda de seda que decía
“SILENCIO” se la colocó en el pecho y le susurro algo al oído. Y luego, cada ser presente, pasó a realizar una pequeña reverencia inclinando suavemente su rostro ante su persona.

Posteriormente con gran algarabía continuo la fiesta y las danzas que ejecutaron magistralmente las doncellas que la acompañaron todo con exquisitos movimientos en todos los sucesos que prosiguieron en el transcurso del festival.

EL RETORNO

Ya entrada la madrugada, doña Carmen fue despedida de este acontecer y comenzó el retorno a su hogar. Se dió cuenta, que había encontrado su calzado perfecto para su trayecto en el caminar, sus pies se sentían ligeros su ropaje suave su corazón sosegado, y sus anhelos tan claros, que sería difícil no concretarlos.


EL DESPOJO DE SUS SANDALIAS

Así iba élla, cuando de pronto apareció un personaje que no había hecho acto de presencia en toda la noche y la despojo de sus sandalias y le coloco unos zapatos invisibles sumadamente ajustados y con las agujetas muy apretadas para no dejarla caminar. para que de esa manera retrazara su paso. Le tenia envidia, y deseaba sus sandalias para él mismo, ya que las suyas las había perdido por su proceder inapropiado.
Pero no podría usar las de doña Carmen, a menos que ella se diera por sentirse vencida.

CUANDO CONOCI A LA DAMA DE LOS ZAPATOS INVISIBLES


Cuando conocí a la dama de los zapatos invisibles, estaba postrada después de una cirugía por fractura de cadera. Ya que a la pérdida de sus sandalias, y con la puesta de sus zapatos invisibles su caminar se había hecho sumamente difícil. Sin darse cuenta, por que; se cayo y lastimo.
Cuando llegué, lo primero que encontré fue un frasco colgando y una larga tripa que se introducía en su brazo, para llevarle un poco de antidolor a su cuerpo inerte por la lesión.

Me decía ella -tengo unos zapatos invisibles con las agujetas muy apretadas ciñéndome fuertemente mis pies- Entonces decidí contactar con las hadas de los bosques para quitarle los zapatos invisibles que tanto la hacen retardar su paso. Con la magia de estas hermosas criatura comenzamos a aflojar sus zapatos invisibles al aplicar las mágicas formulas de las esencias de flores perfumadas y exquisitas, a las cuales no resiste ninguna mala acción o envidia y estas terminan desapareciendo y devolviendo lo quitado.

Otras veces me decía doña Carmen – llego un gnomo y me coloco pequeñas agujas en lo largo de mi pierna para estimular mi ciática para que desaparezca el dolor-. Pues al parecer cuando se lastimo, un duende le había enclavado el nervio ciático conjuntamente con la costura de su cirugía.

MIS HADAS Y YO

Afortunadamente, mis hadas y yo seguíamos visitándola cuando ya casi estaba dormida y estimulábamos su pierna con la fragancia de las flores y su esencia. Y así su ciática dolía menos y se aflojaban sus zapatos invisibles. Cada vez que voy, dice ella - ya no siento tanta presión de mis zapatos ya se están desvaneciendo-.

El otro día, me la encontré con un puntito metálico en su pierna. Parecía una adolescente con sus colguijitos colocados en el cuerpo, perforándolo. Le pregunté que era, y me contesto lo siguiente –vino mi gnomo y me coloco un imán para activar mi equilibrio-.

Las hadas y yo seguimos nuestra labor constante, pues aquella dama de zapatos invisibles es una señora bonita y afable que te recibe con tanto amor que las entidades hádicas se sienten hechizadas por ella y por lo tanto no pueden dejar de asistir a llevarle dulce y perfumada esencia para frotar su cuerpo con gran delicadeza y dejarla dormida
En un dulce soñar.

Espero que cuando su duende regrese de vacaciones, no se le ocurra poner de nuevo sus manos sobre esta bella dama y que sus hadas y yo la sigamos cuidando así como su gnomo también.

Cave aclarar, que esta dulce y hermosa señora ha hecho una gran labor embelleciendo la vida de sus seres queridos, y que estos a su vez la llenan de cuidados y bendiciones, y por ellos es que las uestes hadicas y gnomicas pudieron tener acceso a ella para
Dar dulces y efectivos cuidados a su cuerpo dolido.

Esos zapatos invisibles, con amor y amistad, se desintegraran, y con la fuerza suavizada de un estimulo corporal, así como con dulces y perfumadas esencias de flores, que en su cuerpo dejaran suavidad.

Así doña Carmen, sus zapatos invisibles de sus pies por siempre quitará, para
Gozar de unos pies libre, que hagan de su paso, un suave caminar. Dejando este ciclo cerrado por siempre jamás.

Celia Rivera Gutiérrez

Con mucho cariño, para doña Carmen Lugo
Que me ha hecho sentir muy especial

Escrito en Cd. Obregón Sonora, México
Iniciado el 17 de nov y terminado el 19 de sep del 2007

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