Datos personales

Mi foto
Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

lunes, 29 de septiembre de 2008

TIEMPOS DE HUMANOS Y DUENDES

En una época no muy lejana existieron los duendes, que solían perturbar a los humanos. Les encantaba hacerles renegar jugando a esconderles los objetos para reírse de ellos como si fueran niños traviesos.



LAS TRAVESURAS


Les ponían puños de tierra a las ollas de frijol que se cocinaban en las hornillas de las cocinas de las amas, les escondían la escoba a las señoras, o bien les ensuciaban el agua, que con tanto trabajo sacaban de pozos muy profundos. Cuando el jefe de la familia se disponía a buscar sus enseres de trabajo, no los encontraba donde les había dejado, y más de alguna ocasión a sus hijos había culpado. –No somos nosotros- decían sus hijos acongojados, sin poderse defender de su progenitor disgustado.



LA VISION DE LOS DUENDES


Se hizo tanta su intervención, que un momento llego, que de pronto se veían pasar pequeños seres de gorritos de colores y barbados, con la punta de sus zapatos hacia el cielo apuntado। Los ojos de picaros con gran sonrisa en sus delgados labios. Llevándose los utensilios a otro lado y esperando que sus dueños pudieran encontrarlos.

-¡Papá! ¡Mira! ¡Son ellos, los que siempre hacen la travesuras!- ¡allá va el que siempre esconde tus cosas, que a nosotros nos achacas!, lleva tu azada y lleva tu coa de labranza, las que has estado buscando, ¡corre tras él sin tardanza!-. El padre mira boquiabierto sin saber que decir, se talla los ojos y mira muy atento. Son pequeñas criaturas, que llevan sus implementos, con cara de travesura, incitándolo al reto.

De pronto aparecen los que a la doña de la casa hacen travesuras, llevan un tarro lleno de tierra para verterlo en las comidas que en las hornillas se cocinan. Para ellos todo es juego como en los cuentos que se ventilan.

La familia cansada de lidiar con los duendes que serían divertidos si no hicieran travesuras de relieve. Decidieron marcharse de improviso tratando de sorprenderles,
Sin que estas criaturas se dieran cuenta urdieron el momento de dejar la casa para irse a vivir en otro sitio donde estas criaturas en miniatura no pudieran alcanzarles.



LA HUIDA


Toda la familia tomo sus enseres e hicieron fila con sus cosas para dirigirse a un nuevo sitio, para continuar su hogar sin estas criaturas molestas. Cuando iban a medio camino se dieron cuenta, que faltaba la escoba y una cubeta, así como una olla. –Pregunta la madre- ¿quien trae la escoba?, ¿quien trae la olla? y ¿quien trae la cubeta?- creo que se nos quedaron, nadie las traemos contestaron-, en eso se escucha unas vocecitas que dicen: -yo traigo la escoba-, otra dice –yo traigo la cubeta- y otra más –yo traigo la olla-
Recontra, dice la madre si de ustedes venimos huyendo y resulta que vienen con nosotros, ya nos cansamos de ustedes, ¿Qué vamos a hacer si también se vienen con nosotros?



EL PACTO


Entonces se adelanta el duende que parecía tener algo de jerarquía ante los demás y dice: -solo jugábamos creímos, que se divertían con nosotros- ustedes nos dirán lo que les molesta y nos pondremos de acuerdo.

Entonces sucedió que ya los duendes dejaron de interactuar con los humanos dándose cuenta que lo que para ellos era divertido para los humanos no lo era.



LA PAZ


Parece ser, que la paz se ha firmado entre humanos y duendes y es muy difícil el verles, aunque habiten nuestros hogares en forma conjunta con nosotros, quizá me atrevería a decir que en ocasiones nos ayudan cuando ven que las cargas son muy pesadas para nosotros los humanos. Algunos niños a veces suelen verles y cu, ando lo comentan, sus padres no les creen, pues ellos perdieron la capacidad de darse cuenta de su presencia.

Así mi querido lector, que cuando no encuentres algo en tus enseres, no culpes a los pequeños de ello, pudiera darse la casualidad, de que cometas una injusticia, ya que existen duendes que no conocen el pacto de sus mayores.

¿No crees?


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Septiembre 29 del 2008

martes, 9 de septiembre de 2008

EL SECRETO DE LA PEÑA COLORADA

Dice el Alazán, que en una ocasión en que se encontraba con compañeros de trabajo y guarecidos de las inclemencias de las noches frías, se habían introducido en el interior de una cueva de la peña colorada. Comenzaron a surgir anedotas de la region. Donde se decía de cierto personaje, que en cierta época había azolado la región y hecho de ese sitio su morada



La peña colorada




La peña colorada, se encontraba en el cerro frente a los sabinos de recreo, donde la gente acude en sus ocios y paseos, para sentir su sombra y el agua del río। Justo frente a ese río rodeado de sabinos o ahuehuetes o ciprés de Moctezuma si levantas la vista hacia arriba se divisa la peña colorada cuya boca de entrada se ve a simple vista en la lejanía. Cuenta una leyenda un tanto antigua, que en su interior un tesoro contenía. Y algunos aseguran que lo guarda todavía.





La leyenda




La leyenda dice, que en los viejos tiempos un caballero ladrón, con montura de caballo brío asolaba la región, robando a cuanto quiso, y en el interior de esa peña el tesoro ha escondido। Que acumulo mucha riqueza, que nadie sacar de ese sitio ha podido, pues lo resguarda una maldición, que requiere un perdón, que el bandido aun no ha adquirido.Se dice que promete su tesoro a quien le libere de su maldición. Para poderse retirar al cielo





La maldición




La maldición consistía, en que con su bravura y falta de respeto, hizo su aparición en el centro de un templo, montado en su caballo brioso, hasta al cura se presentó tomando la ostia consagrada y a su caballo se la entrego. Burlándose de todos a carcajadas se salio, mientras el cura una maldición le lanzo. -Errante estarás hasta que devuelvas la ostia a este sitio sagrado o bien hasta Roma vallas de rodillas a pedir perdón humillado-. Si cumples tu manda estarás perdonado, sino, siempre errante te quedaras atrapado.El ladrón un día murió, pero por su falta de respeto, en el limbo se quedo errando, por los montes montado en su caballo hace su aparición.

Rentarías le dice la gente por su transito errante, pues su alma atrapada esta hasta que alguien la desate.Algunos su tesoro han querido apropiarse entrando a la cueva de la peña, pero al querer salir

Rentarías aparece montado en su caballo y el tesoro evita que saquen. Le dice _Todo o nada_ para obtener mi tesoro tendrás que liberarme, bien sea sacando la ostia de mi cuaco y entregarla al curato, o yendo de rodillas a roma y por mi humillarte, pidiendo perdón al papa en mi nombre, para que mi alma desate- o bien, si quieres tomar mi lugar desde este momento y el tesoro todo tuyo será en adelante- los cazadores de tesoros asustados al ver a imponente sombra cabalgando en caballo negro de ojos fulgurantes cual ascuas de fuego que del infierno parece acaba de escaparse. Salen huyendo algunos tan rápido como ráfaga de viento sin sentir el piso punzante pues parece les salieron alas del miedo que alberga su espíritu cobarde. Dejando el tesoro ahí en espera de quien lo saque.




Dice el Alazán




Dice el Alazán, que todos estaban poniéndose nerviosos y haciéndose los valientes, como que nadie creía tal hecho, para evitar se les señalara cobardes, con dicha leyenda y entre broma y broma tratando de aquietarse.

Según el Alazán un compañero les contó la siguiente historia:




LA historia




El compañero comenta, que en cierta ocasión en ese mismo sitio, se encontraba un amigo suyo acompañado de otros camaradas en una noche de juerga y buscando aventuras midiendo su hombría y en busca de los tesoros de la leyenda, a decir de él. Y que solo su persona logro salir ileso de ello, ya que dos de sus compañeros habían perdido la razón y uno más simplemente se había perdido, que al parecer había aceptado el reto del ladrón y tomado su lugar errante. Dice que le dijo su compañero que cuando estaban dentro, y pasado un poco de tiempo, afuera surgió un viento fuerte y gélido, como surgido de las profundidades del averno. Se nublo el cielo y las estrellas desparecieron. En eso se incorporo un caminante que buscaba guarecerse. Era un hombre de pocas palabras, pues ni las buenas noches dijo, solo se introdujo paso a sentarse junto a ellos y les dijo: ¿señores, queréis acompañarme? Tengo algunos menesteres en este sitio, que siempre me cobija cuando errante paso por aquí. Quisiera compartirlo con ustedes y descansar de mis penares.

Entraron un poco más al fondo de la cueva y de pronto surgió una puerta encubierta de polvo y simulada como de roca, ahí existía un gran tesoro, todos se miraron asombrados y la codicia hizo presa de ellos, trataron de tomarlo, cuando escucharon un ¡alto!, solo uno puede ser dueño y para ello tendrá que tomar mi lugar y pagar lo que me exige la maldición. Todos se miraron pensando que era un loco y que en realidad no existía tal maldición, así que tomaron los tesoros que sus humanidades podían cargar y trataron de salir de la cueva con ellos. En la puerta apareció un caballo tan negro como la noche y el personaje ya estaba montado sobre él, de sus ojos salían ascuas amenazantes y un resoplido apago el fuego que les calentaba, un látigo se escucho flagelar en la oscuridad. Y todos soltaron los tesoros, saliendo con la rapidez del viento. El jinete les alcanzo en el camino atravesando su cabalgadura, él no sabe como logro escapar, solo recuerda que amaneció lejos de ahí y dos de sus amigos caminaban con sus mirada extraviada sin saber siquiera quienes eran, aun llevaban algo del teso en sus manos sin saber siquiera su valía. A uno más, jamás le volvieron a encontrar, según parece, Rentería logro cambiar su tesoro por su libertad.




La huida





Acababan de escuchar tan singular historia, cuando se sintió, un viento gélido, que las ascuas del fuego apago y una figura surgió teniendo como fondo la luna que se oculto, las estrellas parecían tener miedo y ocultarse de repente. La figura venia montada en un gran cuadrúpedo oscuro como la noche, le brillaban dos ascuas, que los miraba directamente. Pensaron que era una broma y se rieron nerviosamente. Increpándole de frente, le dijeron –camarada pase usted a guarecerse, sea bien venido esta noche, el refugio compartiremos-. El caballero se acerco sin pronunciar palabras su caballo desensillo, y les dijo con voz como de viento fuerte. ¿Que hacéis en mi refugio? Si queréis mi tesoro todo suyo es, quien tome mi lugar será el dueño de ello.
Todos buscaban los ojos de sus compañeros como diciendo esto es cierto?
Luego miraron con extrañeza al personaje. Era mucha coincidencia lo que sucedía esa noche extraña con respecto a sus anécdotas.

Y sin más ni más, salieron como si tuvieran alas, con las ráfagas del viento
No fuera a ser verdad las historias contadas, más valía prevenir ¿no cree usted?

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Mayo 8 del 2008

visitantes