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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

sábado, 11 de octubre de 2008

MORIR DEBE SER MUY MALO

Doña francisca se encontraba en el patio de su casa con una escoba, abstraída de todo y barriendo la hojarasca que el viento había arrojado al patio de su vivienda.
Su niña tendría escasos 3 años y se encontraba sentada en un desnivel del patio con un papelito en las manos. Con mucha parsimonia se mojaba un dedito de su mano derecha, lo humedecía y lo ponía en el papelito de donde tomaba algo y se lo llevaba a la boca saboreándolo… así… lento… despacito… rico… con mucho placer lo degustaba. Doña francisca se dio cuenta de ello y le preguntó:
-¿Qué comes mija?-
-Polvito de azúcar mamá- contestó ella y siguió comiendo. Cuando terminó el contenido del papelito tomo otro en forma de sobrecito, lo desenvolvió muy suavemente con mucha delicadeza, se humedeció su dedito y prosiguió comiendo muy lento y saboreando el contenido. Doña francisca vuelve a preguntar -¿Qué comes mija?-
-Polvito de azúcar mamá- doña francisca se alarmo de lo que estaba pasando, pues no era normal que la pequeña encontrara polvito de azúcar envuelto en papelitos, y lo comiera. Así que se acerco a ver que era lo que su pequeña tenia en sus manos. Reviso el papelito… en su parte posterior decía… “la última cena” y tenia una calavera pintada.

¿QUE ERA LO QUE COMIA?

Lo que la pequeña tenia en sus manos, no era polvito de azúcar que tanto le gustaba comer cuando podía, era… ni más ni menos “arsénico”, que su señor padre compraba y colocaba en el tejado de la vivienda, para que los ratones no proliferaran, pues se había dado el caso en unos vecinos, una rata por la noche había roído la piernita de una niña. Así que se había tomado medidas para que eso no pasara en su vivienda con respecto a su familia. La había colocado en el tejado pensando que estaría fuera del alcance de sus hijos. Solo que esa noche había pasado una ráfaga de fuertes ventarrones, derribado de su sitio a los pequeños sobrecitos haciéndole una jugarreta al buen señor.

DECISIONES DE LA MADRE

Doña Francisca se puso pálida, en su rostro se dibujo una expresión de terrible miedo y angustia, su esposo no estaba, pues se había ido a sus labores, la carretera que iba a la población más cercana no era casi transitada, pues las grandes vías de comunicación apenas se estaban realizando, y vehículos casi nadie tenia, en el campo nadie poseía uno, si acaso caballo. ¿Qué hacer? -se decía ella-
Tomo a su hija de los hombros, la zarandeaba viéndola a los ojos y diciendo con el terror y angustia reflejados en su rostro –¡te me vas a morir!,¡ te me vas a morir!- lo decía una y otra vez-

Entonces tomo leche de vaca y se la hizo tragar, tomo manteca de cochi (cerdo) y también la hizo tragar para cortar el efecto del veneno. Luego tomo una silla, sentó a su hija, tomo otra más y se sentó ella frente a su niña tomándole las pequeñas manitas entre las suyas y mirándola a los ojos, como escudriñando cualquier reacción.

La niña se decía así misma –debe ser muy malo morir para que mamá se ponga así-

RESULTADOS

Parece ser, que las madres tienen una capacidad intuitiva para saber que hacer en cualquier caso que se presente, ya que la pequeña sigue viva después de muchos años, y parece ser, que la muerte la respeta por sus agallas de enfrentarse a ella sin miedo alguno, estoicamente la reta en más de alguna ocasión y esta no se atreve a llevársela.

Querido lector, quizá no se debería temer tanto a la muerte ya que es parte de nuestra vida. Todo lo que nace muere y todo lo que muere… lo más seguro que para equilibrar el hecho… también nace.

¿No cree usted?


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora México
10 de octubre del 2008

7 comentarios:

adolfo payés dijo...

Bello relato y reflexión , la vida es eso un paso obligatoria para llegara a la muerte... así somo y así seremos por siempre...

saludos un placer pasar por tu espacio, saludos fraternos

adolfo payés dijo...

Hola decirte que te he agregado en mi lista de los versos compartidos.. en mi espacio del blog Pinturas y otros Despertares

Terox dijo...

Ah, cierto que la vida y la muerte están unidas, sin embargo, es importante luchar por la vida, porque estando vivos es que podemos crecer (en todo sentido).

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Gracias Adolfo por visitarme, y sobre todo por agregarme en tu espacio ello es un honor para mis letras. Te visitare.

También un saludo fraterno para tí
Celia

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Terox, es grata tu visita y el valor que le das a la vida, es lo más preciado que tenemos para seguir creciendo como dices.

Si aprendemos a vivirla en presente respetándola en nuestra propia persona y en la de los demás. Esta se estirara en el tiempo, ya que si se involucra uno en ella, somos útiles a la vida y si no se involucra uno, la vida nos recicla por no serle útil. En otras palabras, la única manera de defender la vida es involucrándose en la vida misma siendo útil a ella. Y entonces no se tendrá que luchar, pues la vida misma te resguarda por serle de utilidad.

(Es la experiencia que he vivido en mi persona, no tiene que ser la mejor, pero la vida me ha demostrado, que cada día estoy más viva entre menos me quedo quieta siéndole útil, pues la vida es movimiento).

Un saludo para ti y mi agradecimiento por enriquecer mis letras con tu aportación
Celia

Unknown dijo...

Hay tomos y tomos de gente muy versada que buscan encontrar una explicación al sentido de la vida y de la muerte. Parece ser que lo único cierto es que "nadie muere en las vísperas", y la niña de tu interesante relato tenía otra "hora marcada"...o el veneno estaba vencido.
Según los guerreros la valentía hacía que los dioses les prestaran la vida y la madre luchó como una guerrera para salvar a su niña.
Precioso, Celia. Muchas gracias, amiga querida.
REL

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Así es REL, existen muchos tomos para ello, y quizá la cosa sea más sencilla y por eso no la vemos. Como dice un cuento prehispánico. Que los dioses querían guardar la verdad donde los curiosos humanos no la encontraran fácilmente. Así, que después de pensar en mil lugares dijeron que el humano era muy curioso y donde la pusieran la encontraría fácilmente. Y dijeron, "pongámosla en donde nunca buscará, dentro de si mismo".
Yo veo dos vertientes para encontrar la verdad, la occidental con su ciencia hacia afuera y la oriental con su meditación y trascendencia mirando así adentro. Parece ser, que al final ambas llegan al mismo punto (no me hagas caso) encontrándose y uniéndose en la Gran verdad.

En cuanto a que nadie muere antes ni después de la fecha señalada es cierto. Por lo tanto no tenemos que luchar por vivir, sino por saber vivir de la mejor manera, pues no es lo mismo vivir lastimados que vivir en buenas condiciones.

Muchas gracias por tus palbras Rel.
Un abrazo amigo

Celia

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