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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

lunes, 28 de septiembre de 2009

CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA-PARTE V

PARTE V

El hambre hacia presa de sus intestinos a tal punto que se vio así mismo que destazaba un cerdo y lo asaba en una fogata de gruesos leños, veía a sus compañeros como reían y le arrebataban los trozos que acababa de cortar para saciar su hambre y reían, y reían, reian cada vez que el intentaba llevarse un trozo a la boca y se lo quitaban antes de que llegara a ella, con desesperación asió un trozo con fuerza y lo sostuvo junto así mirando como trataban de quitárselo, entonces les gritó ¡Bellacos! ¿Pretendéis dejarme morir de hambre? Gesticulo con tal fuerza para retener el trozo que se despertó asiendo un trozo de tela que yacía a su lado. Se sentó, miro en su entorno y pensó que todo era un mal sueño y que solamente el hambre era de verdad. Se desperezo y salio de nuevo a los corredores tan solo para darse cuenta que todo seguía igual y que una de dos o seguía soñando y había despertado de un sueño dentro de otro sueño. O el mundo se lo habían cambiado.
Su hambre era tan real, que de eso no caviar duda. Regreso a su precaria habitación, la que aun no sabía como se había convertido en tal cosa, ya que ese cuartucho solamente era una habitación escondida de toda la finca para cuando necesitaba esconderse por alguna razón. Desde ahí podía bajar por una escalera escondida y salir al exterior en caso necesario. Así que como el hambre no cedía fuera sueño o no, decidió salir por ese túnel del cual él y su señor habían hecho uso en más de una ocasión en casos difíciles que se les habían presentado, o simplemente para irse de juerga en forma anonima.

Abrió la puerta sigilosamente, se asomo al corredor que descendía paulatinamente vio las gradas llenas de moho y polvo acumulado, decidió salir por ahí para ir a buscar algo de alimento, tomó una vieja antorcha para alumbrarse y unos ducados. Iría a la taberna donde estaba la moza de sus sueños a ver que le podían servir y se reiría de su pesadilla, pues aquello tenía que terminar de alguna forma.

Por los largos corredores se atravesaban las ratas y las telarañas que daban cuenta de que hacia tiempo no se habían usado ese pasadizo. No desistió, el hambre cada vez era más intensa y no podía dejarlo para después. Así que continuo su camino hasta que por fin vislumbro la salida, solamente la protegía una roca que simulaba muy bien la entrada desde el exterior. Conocía el mecanismo para hacerla girar y solamente tendría que salir y respirar aire puro e ir a la taberna a cenar. Que alivio le proporcionaba saber que esa tortura pronto terminaría y estaría riendo a carcajadas cuando encontrara a sus compañeros de juerga.


CONTINUARA

martes, 22 de septiembre de 2009

CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA-PARTE IV

PARTE IV

Recordaba con cierta nitidez, que la noche anterior había comido en la taberna de Astorga con los guardias del castillo donde la doncella que los atendía tenia muy buen ver y sus grandes senos y caderas amplias le hacia agua la boca, soñaba con poder deslizar sus manos en ese cuerpo joven y terso, sentir su vitalidad incitante. Sería una delicia poder sentir su piel en sus toscas manos y deslizarlas hasta más allá de los bosques, montañas y valles que la naturaleza había forjado tan perfectamente.

Sí, recordaba como en esa ocasión ella había sido muy solicita, ella que tanto le había rehuido anteriormente le había atendido como nunca, le preparo su platillo favorito y le había servido su cerveza como a él le gustaba en un tarro grande y burbujeante. Cuando ella pasaba el trataba de tomarle por sorpresa y tocarle el culo pero ella hábilmente se escabullía y le sonreía como diciéndole –no desesperéis que seré tuya cuando llegue el momento. El reía a carcajada abierta sintiendo que ya la había doblegado y que haría lo que él dijera, sería suya… no cabía duda.

Los guardias le guiñaban el ojo y le decían –Juan Malatias, la mozuela ha caído jajajaja, no cave duda que a las viejas no les queda más que obedecer jajaja y dejarse querer-.

Juan Malatias recordaba como el se pavoneaba y sonreía. La moza le servia mientras él trataba de abrazarla, ella se deslizaba suavemente haciendo que a él le hirviera la sangre, fue y le trajo un tarro de una aromática bebida diciéndole que era el obsequio que su corazón le brindaba por la deferencia hecha a su persona y por elegirla entre tantas otras. El levantó el rostro con una sonrisa de medio idiota ya distorsionada por el alcohol y tomó en sus manos no sin antes tocar las manos de ella al tomar el tarro de la pócima con las suyas y la bebió hasta el fondo mientras sus ojos vidriosos seguian las formas bien delineadas de la moza.

Después de eso ya no recuerda nada. Y por más que busca en su mente no encuentra nada, nada. Se pasa hasta el momento de despertar y vivir un extraño día. Piensa para su adentro, que en realidad es un sueño, que aun esta soñando y que despertará y encontrará todo como debe ser. Y que su amada moza lo estará esperando y por fin él podrá gozar de sus encantos y sentir los ríos de su sangre correr al tacto de sus manos. Así, convencido de que es un sueño se recuesta esperando un nuevo día. Se quedó dormido suspirando y convencido que estaba viviendo una pesadilla.


CONTINUARA

sábado, 19 de septiembre de 2009

CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA parte III

III


Ahí estaba la gran mesa de patas torneadas y exquisitamente labradas que había obsequiado el vizconde de la Mora como algunos jarrones que a su señor le habían traído de tierras lejanas unos comerciantes.
Había unas cajas extrañas con letras en unos cuadritos, y con números en otros, y algo casi plano de cristal que se levantaba sobre una mesa, ¿Qué diablos era eso, que paresia sacado del pensamiento mismo de los fondos del averno? Picado por la curiosidad se acerco y comenzó a apretar botoncitos. ¡De pronto! hecho un brinco hacia atrás, la caja comenzó a hacer un ruido y el vidrio casi plano comenzó a tener vida y se ilumino con una luz fuerte y comenzaron aparecer números y letras con gran velocidad, ¿quien estaba escribiendo si el apenas habían tocado unos cuantos botone? Esto si que era cosa del demonio mismo. Alguien escribía en esa cosa infernal sin que el pudiera ver quien era. No sabiendo que hacer y un tanto temeroso se alejo de ese lugar temiendo que sucediera algo más.
Procedió a buscar donde darse un baño, era obvio que no había servidumbre, no se veía ninguna mujer u hombre que atendiera y pudiera proporcionarle una tina con agua para bañarse, además, tenia hambre. Paso por el gran patio que se encontraba en el centro del castillo rodeado de habitaciones y vio algo que lanzaba agua hacia arriba en el centro de un circulo de piedra, ahí se sentó, se quito su armadura y se despojo de algo de su ropa y se lavó el rostro los brazo y las piernas, luego entro a lo que había sido la cocina y vio que no existía rastro alguno de haberse cocinado algo en fecha reciente. ¿Qué bellaco había osado cambiar todo ahí sin que él se enterara? Regreso a su cuarto que se encontraba tras una puerta simulada y que no era fácil el acceso a ella donde había despertado y trato de recordar que había sucedido la noche anterior, antes de quedarse dormido. Buscó en su mente confusa por los recientes acontecimientos tratando de entender que pasaba.

CONTINUARA

CELIA RIVERA G.

martes, 8 de septiembre de 2009

CONTINUACION...CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA

II
Cuando paso la algarabía, y un río de gente que le miraban y le tocaban con asombro por su muy bien definida figura humana en esa armadura y se iban comentando del trabajo tan perfecto del escultor que había pulido dicha obra. Juan Malatias estaba cada vez más perplejo y asombrado.

Cuando ya no estaba nadie porque había oscurecido y alguien había cerrado las puertas del castillo, se atavió a moverse, primero muy lentamente y se dio cuenta que algo había pasado en su hermoso castillo, ahora ya no tenia antorchas para alumbrar los interiores, tenia algo muy extraño y unas cosas que brillaban como el sol mismo permitiendo ver todo con claridad a pesar de la noche en pleno apogeo. -¿Qué diablos pasa por aquí? Acaso estoy dentro de un embrujo, o un hechizo se ha vertido sobre mí, que veo cosas que no son?- dijo Juan Malatias desorbitando las pupilas que aun tenían algo de lagañas. Empezó a recorrer con torpeza los corredores y escaleras, así como las habitaciones de gruesos muro. Todo se lo habían cambiado, no era que faltaran cosas, no, pues al parecer todo estaba ahí, pero con cierto orden a pesar del tumulto de gente que había pasado luciendo exóticas vestimentas y hablando lenguas incomprensibles para su escaso entendimiento. Todo estaba bien cuidado con orden y con limpieza. Entro a otra habitación donde generalmente entraba su señor cuando daba audiencia. Y se quedo asombrado de lo que sus ojos veían. No podía dar crédito de lo que le rodeaba, acaso estaría en un castillo hechizado por algún mago que poseía tanto poder para hacer cambios tan radicales?


CONTINUARÁ

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Septiembre del 2009

martes, 1 de septiembre de 2009

CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA


I

Juan Malatias y Castillos, se despertó con lagañas en los ojos, no sabía cuanto había dormido, pero su cuerpo maltrecho y cansado le decía que no era poco. Se tallo los ojos con ambas manos en un intento por abrirlos, estaban sus parpados como dos losa de pesadas que se requería de mucha fuerza aplicada para levantarlos. Movió las pupilas tratando de suavizarlos para poder abrirlos. Se dio cuenta que parecían dos losas de cementerio muy bien ajustadas para evitar el sacrilegio de cualquier osado ladrón que quisiera profanar las tumbas. Por fin logro despegar los parpados y limpio las lagañas.

Se incorporo y se dio cuenta, que aun lucia su traje metálico y que este había perdido su brillo como si hubieran pasado milenios sin pulirse, miro extrañado tal acontecimiento, pues recordaba muy claramente que un día antes había pulido su armadura. Trato de no dar importancia a los hechos y camino hasta llegar a la gran escalera que llegaba hasta la pequeña habitación en que el se encontraba al despertar. Escuchó murmullos extraños de personas que hablaban distintas lenguas extrañas y se oculto tras la puerta de un corredor esperando que no le pillaran. Pues tenia la extraña sensación de estar en algún lugar invadido por extraños y que en cualquier momento podían pillarle y encarcelarlo y torturarlo para que dijera todo lo que sabias de su señor o simplemente por disfrutar su tortura.

Ahí, escondido tras la puerta de la escalera, se quedo quieto para no hacer ruido con su armadura, de pronto unos chicos muy jóvenes asomaron tras la puerta y se le quedaron mirando, y le dice uno a otro –mira esa estatua de la edad media, cualquiera diría que es una persona de verdad la que se encuentra tras esa armadura- contesto otro más -sí, es verdad, se ve tan natural que engañaría a cualquiera-. Juan Malatias no osaba respirar y preguntándose que diablos pasaba ahí en su refugio de piedra, en ese castillo inexplorable, que de pronto se convertía en una especie de mercado hindú lleno de gente por doquier, ¿Quiénes eran esos malandrines que vestían tan estrafalariamente? Por lo pronto se dijo así mismo –Juan, quédate quieto, que calle el labio para no ser descubierto por estos bellacos, ya veremos después que esta sucediendo ¡Puta ma…! ¿Que es esto?-


CONTINUARÁ

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Agosto del 2009

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