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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

lunes, 23 de noviembre de 2009

¿RACIMOS DE UVAS?

Venían como duendes colgantes que parecían racimos de uvas, unas de color escarlata, otras color cariño, o bien color a nuez o color ternura. Sus atuendos eran exquisitos y sus rizos dorados imitando al color del trigo cuando ha madurado. Me quedé mirando con arrobo y detenidamente. No aquello no eran uvas por más que se le parecieran, ¿desde cuando las uvas visten atuendos de fino sastre y exquisita seda? ¿Desde cuando hacen un murmullo de cantos suaves que adormecen el alma para soñar quimeras? ¿Desde cuando tienen colores distintos imitando la primavera? Indudablemente uvas no eran.


Me quede escuchando sus indiscretas conversaciones donde daban santo y seña de los hechos en sus rincones de procedencia. Más bien parecía una convención donde se reunía a contar sus hechos y a disfrutar lo que habían hecho al contárselo unas a otras sin el menor recato.


Unas provenían de la provincia y contaban sus hazañas otras de las grandes urbes que las tenían cansadas, otras más de humildes viviendas donde casi todos sufren. Pero todas hacían su trabajo sin importar donde. ¿Quiénes eran estas diminutas criaturas que al principio parecían uvas? Aguce el olfato y olían exquisito como si se hubieran bañado en las aguas del Nilo y se hubieran perfumado con los perfumes en el interior de las flores en sus vestíbulo, de ahí cerquita de donde sale su aroma y perfume, que baña a las doncellas en noches lubricas.


Estaba intrigada y aguce la vista. Sí, tenían rasgos exquisitos y una hermosa sonrisa, parecía que querían curar todos los dolores que trae la gente por sus prisas. ¿Serían doctoras? o ¿quizá enfermeras? Parecía que les gustaba curar el alma de quienes sufren sus penas o bien engrandecer sus alegrías cuando estas se aparecían en la escena.


Unas eran expertas en el sonido de las cataratas del Niagara y las aguas corrientes imprimiendo su sonido y aroma para que lo percibiera su cliente en sus escritos de amores y guerras. Otras eran expertas en el viento que ruge y cambia de direcciones para hacerse sentir de aquellos corazones que buscan su aroma y su canto de viento perenne llenándoles el alma de encanto y haciéndolo cómplice de sus deseos para llevarlos a donde quieran en estos mundos de esmeros. Otras eran expertas en las emociones de la luna, para hacer cantar al poeta en sus noches de amores y niños de cuna. Otras tenían ojos de estrellas que engalanan el alma para aquellos corazones que se llenan de dones para conquistar el alma de sus sueños de amores.


¿Ahora ya sabes quienes eran esos racimos de uvas, que no eran uvas? Sí, creo que ya lo sabes al igual que se dieron cuenta mis sentidos, que aguce para darme cuenta quienes olían a hierba y a perfumes de campo confundiéndolo con uvas en esos hermosos campos, y quienes canturreaban los dulces sones que hacen bailar y sentir la vida en nuestros corazones. Son tus y mis musas que se fueron de fiesta para tomar acuerdos en lo que sigue después de un descanso de tanto trabajo que se echan a cuestas.



Celia Rivera Gutiérrez

Cd. Obregón Sonora, México

Octubre 19 del 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

SUEÑO

La vida es un sueño, que sueña un gigante. El gigante duerme y su sueño es de milenios de la tierra. Cuando se fue a dormir, se recostó en su lecho y al dormirse comenzó a soñar. Soñó, que de él salían millones de lucecitas y poblaban su alrededor. Y en esas lucecitas soñó, que se rodeaban de pequeñas bolitas y en esas bolitas se le ocurrió en su sueño, que surgían pequeños seres que las habitarían y así en una lucecita de pequeñas bolitas, una de ellas se lleno de seres que pensaban que ellos eran importantes sin darse cuenta que en realidad son un suspiro del sueño del gigante.

El gigante duerme, duerme y duerme solo una noche de su mundo, para despertar al amanecer siendo corto su dormir. Aunque para las criaturas que surgen en su sueño es grande el tiempo, y pueden surgir milenio tras milenio tras milenio, donde surgen seres y mueren al instante del tiempo del gigante, mientras que para ellos es de mucho tiempo. En una noche del gigante, surgen civilizaciones, que nacen y mueren una tras otras como castillos de naipes tan efímeros como un suspiro del suspiro del gigante.

Solo soy un sueño, que se esfuma aun antes del despertar del que sueña mi existencia, ese sueño me da vida, vida que se esfuma tan efímera, vida como el sueño que deja de ser sueño cuando se despierta.

Yo duermo un sueño de un medio día de 24 horas, y también en mi sueño se poblan los lugares que sueño dando vida a lo soñado a seres, que se creen vivos mientras solo son mis sueños. Solo somos sueños sobre sueño y más sueño de quienes sueñan mientras hacemos fiestas y hacemos guerras y gozamos y sufrimos y amamos y lloramos e iluminamos nuestro ser. De los sueños en los sueños que se sueñan.

Eres un sueño, soy un sueño somos sueños que alguien sueña y que a su vez es soñado por alguien más que sueña.

Cuando me veo en el sueño del que sueña, me sonrío y no puedo tomar nada en serio como para darme el lujo de sufrir de lo que solamente es un sueño que se sueña, así que mejor sonrío, y palpo mi corazón que sueña con el amor sobrepuesto a otro sueño que alguien más sueña. Y me siento como en nubes soñadas del gigante que sueña donde soy un ángel que le cuida aunque no tenga alas, o quizá sea como una hada que solo se vería con microscopio si el gigante me mirará.

Soy un sueño de quien sueña la vida, de la cual fui parida y se esfumará cuando despierte el que sueña cuando sueña mi vida.

Sueños.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Noviembre del 2009

lunes, 2 de noviembre de 2009

EL PERSONAJE DEL SOMBRERO (EN DÍA DE MUERTOS)

Estaba ahí sentado con el sombrero que le cubría el rostro, ya que la cabeza la tenia inclinada sobre las rodilla, estaba sentado un poco antes del cruce del camino donde la senda hacia un recodo a su izquierda. Parecía una figura hecha de piedra que era inamovible. Sus guaraches tenían huella de haber caminado grandes trechos y que se habían desgastado por el uso forzado en su continuo caminar. Sus ropas de manta un tanto tiesas ya que denotaba que hacia mucho tiempo que no se lavaban, como si aquel personaje que parecía estático estuviera por fin reposando un poco de su larga caminata y se negara a ponerse nuevamente en movimiento.

Por ese camino solía pasar don Juan para ver a su dama a escondidas de su señor y hacerle el amor salvajemente como lo hacia a diario que el amo de la casa no estaba cerca. En esta ocasión don Juan sabio que el amo había ido al pueblo por el señor cura ya que quería, que fuese a hacer unas oraciones en la pequeña propiedad que había signado como el lugar de reposo para sus muertos y como era precisamente el día de muertos quería oraciones para sus difuntos que se encontraban ahí sepultados. Don Juan sabiendo esto, porque había recibido un mensaje de la dama, se apresuraba a llegar y disfrutar con lujuria lo que pusieran en su alcance. Era sumamente placentero poder disfrutar de lo que le ofrecía, y se hacia más delicioso si lo hacia con el sabor del engaño al amo y señor de vidas y haciendas.

Don Juan iba en su caballo cuando de pronto el caballo se paro sobre las patas traseras y negándose a seguir adelante a pesar de que su amo que le montaba le exigía continuar. El pobre bruto relinchaba con desespero y asustado como si tuviera una barrera de cristal que no le permitía avanzar porque chocaba. Después de varios intentos de querer hacer proseguir a su cabalgadura y que esta se resistía, trató de respirar profundo y de ver la causa de tan inusitado hecho. Entonces reparó en la figura del personaje que se encontraba ahí sentado. Quiso saludarle. Diciendo: -buenas tardes mi amigo- el personaje ni siquiera se inmutó o hizo señal alguna de haberle escuchado. Don Juan con curiosidad se le acerco un poco más y le extendió su mano –buenas tardes caballero ¿esta usted bien?. el personaje emitió un sonido indescifrable sin moverse un mínimo. Don Juan ya picado por la curiosidad se acercó un poco más y levantó un poco el ala del sombrero. En ese momento se le erizo la piel y desorbitó sus ojos.

Trato de proseguir su camino, pero su caballo se negaba a seguir adelante. Entonces trató de irse corriendo a pie. Y cuando dió vuelta en el recodo, de pronto vio al mismo personaje sentado y en el mismo sitio, como si él no hubiera caminado nada, intentó de nuevo huir y le pasó lo mismo. Ya no sabia que hacer pues al parecer había quedado atrapado ahí. Cuanto intento hizo para irse seguía llegando al mismo punto de partida.
Entonces decidió encara el asunto y preguntar al desconocido si sabia que estaba pasando. Con miedo se acerco al desconocido y le toco el hombro suavemente, el personaje levantó su rostro carente de pupilas, su sonrisa sin labios y sus pómulos sin mejillas. Le dijo –vengo por tí, no me hagas esperar, acompáñame que te mostraré algo, caminaron unos pasos más y apareció el borde de un lago donde le pidió se asomara y viera su rostro reflejado, Juan se asomo y vio su cuerpo envuelto en un ropaje especial y metido en un féretro. Gente que le rodeaba y lloraba y otros que decían que no era para menos, pues tarde o temprano pagaría lo que hacia. Quiso indagar que estaba pasando ahí, y porque se veía así mismo en esas circunstancias, pero el hombre misterioso había desaparecido y en la orilla del lago esperaba un barquero no menos misterioso que el personaje que le había bordado y le había conducido hasta ahí, el barquero con un ademán le indico que subiera para cruzarle al otro lado, mientras la luna se ocultaba en forma un tanto macabra y la oscuridad se enseñoreaba del lugar haciendo que los elementos de la naturaleza parecieran fantasmas sacados de los pensamientos más oscuros y tomaran formas gigantescas.

Entonces despertó agitado en los brazos de su dama mientras que el amo apuntaba directo a su persona con el rifle de cacería y un individuo vestido de manta y de sombrero, sonreía con un rostro descarnado.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd Obregón Sonora México
02 de nov. del 2009

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