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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Una visita inesperada

PRIMERA PARTE

(Por Celia rivera Gutierrez)

A medio de la noche llego un viajero vestido de un negro impecable, traía un sombrero que hacia sombra sobre su rostro para evitar que alguien se fijase en él y le reconociera. Bajo su manto se perfilaba un bulto que hacia ver a todas luces que portaba un objeto largo y un tanto curvo, que no quería fuese visto.

Llego a orillas de un río, donde se encontraban muchas personas acampando, se acerco a un grupo de personas que se encontraban junto a una fogata, busco una gran piedra y se sentó. Los destellos del fuego le daban un misterioso misticismo especial, haciendo resaltar su figura un tanto extraña. Los reunidos ahí le ofrecieron algo de beber para que se repusiera del posible viaje realizado. Tomo en sus manos lo que le ofrecían y tomo un sorbo. Hizo una mueca de agradecimiento y lo regreso.

Uno de los reunidos que parecía el organizador y responsable de dicha reunión, le preguntó viendo directo a su figura misteriosa.
-Señor ¿ha sido largo su camino? Si desea puede quedarse en nuestra compañía esta jornada-
El hombre misterioso asintió con su cabeza con un gesto de agradecimiento.
De pronto les pregunta con una voz un tanto cavernosa.
-Señores… ¿han visto al barquero? Necesito de sus servicios…
Todos se miraron unos a otros, preguntándose quien era ese personaje. ¿Sería el que ellos estaban pensando? Poco apoco se fue apodéranos un escalofrío en sus cuerpos, era como si de pronto el viento se hiciera gélido… sepulcralmente gélido…

Ellos sabían de la leyenda de dicho río. Sabían que se decía, que ahí se encontraba Caronte y que la muerte solía visitarle de vez en vez cuando algo se le dificultaba.

El barquero era el encargado de transportar el alma de quien había muerto a través de la laguna Estigia o el río Aqueronte hasta el reino del inframundo gobernado por el Hades.
Y este personaje solía rechazar a los pasajeros que no pagaban su traslado, así que cuando la muerte se quería ahorrar las pesquisas para llevarse a alguien, y ese alguien era escurridizo primero preguntaba a Caronte si su anfitrión próximo tenía pasaje
comprado. Pues le era muy molesto llegar a llevarse a alguien que no podía irse y su trabajo se iba abajo, ya que sus órdenes era que sin pasaje no se llevara a nadie.

Los reunidos se preguntaban, quien sería el próximo… en caso de ser quien pensaban que era…. Tenían miedo de dormir y no despertar trataron de ver entre las sombras si alguna figura se perfilaba allá en río… les pareció ver entre la bruma de la noche unas líneas que dibujaban una barca… ¿Sería tanto su miedo que veían lo que no deseaban ver?


SEGUNDA PARTE
(Por mi amigo el gatito Neverknowsbest del blog: yikusitian.blogspot.com; Un chico talentoso y gran escritor que me hace el honor de seguir mi historia)



El responsable de la reunión se dirigió al forastero:

– No has de fiarte de lo que traen las oscuras aguas. Este río cenagoso no trae nada bueno. Dicen que durante las noches, la única forma de cruzar el río es pagando al barquero, pero nadie ha vuelto jamás de un viaje con él. No te fíes, forastero, no te fíes.

El forastero se limitó a asentir y a agachar la cabeza y a esconder una amplia sonrisa detrás de su sombrero. Luego se dirigió a los allí reunidos, hablando por primera vez:

– ¿Por qué no duermen, amigos?

Los reunidos se miraron los unos a los otros. El jefe dijo:

– Bueno, llevamos toda la noche intentando dormir al calor de esta fogata, a la orilla de este río. Cada vez que conseguimos conciliar el sueño, un grito nos despierta a todos y nos quedamos así, despiertos, vigilando hasta que el sueño nos vuelve a ganar la partida… pero siempre volvemos a despertarnos. Está siendo una noche muy larga.

El forastero, sin poder controlar su sonrisa detrás del sombrero, entornó los ojos que, por un momento, parecían centellear dentro de la oscuridad de su cara:

– Ya veo –dijo. Se levantó para acercarse a la orilla donde la niebla comenzaba a espesar. De repente, del otro lado de la niebla, una mancha tomó forma y se pudo distinguir al temido barquero que se acercaba al lugar donde el forastero le esperaba.

– ¡No vayas, forastero! ¡Ese hombre es peligroso! ¡Quédate con nosotros! –le decían, pero el forastero ya extendía su mano al barquero, y el fulgor de dos monedas cayeron entre sus huesudas manos. El forastero subió a la barcaza y, sin mediar palabra, el barquero comenzó a remar hacia el otro lado de la orilla.

Los reunidos en la orilla, continuaron acurrucados alrededor del fuego, con cara de espanto y preocupación por el forastero al que el barquero había condenado al sufrimiento.

Y fue que, ya en la barca, el forastero se quitó el sombrero y descubrió su semblante. Era un viejo loco, con cara de pobre más que de otra cosa, con una mirada sincera, y una sonrisa de sensatez, de realidad. El forastero dijo al barquero:

– Pobres alfeñiques. ¿Desde cuándo llevarán despertándose sobresaltados en la noche, creyendo que siguen vivos? ¿Desde cuándo llevarán esperando en la orilla sin saber a qué, sin saber por qué? Sin saber que están tan muertos como yo, sin querer aceptar que lo están y que han sido condenados a dormir entre pesadillas y a despertarse entre graznidos de cuervos. Sin poder pagarle al barquero porque en sus miserables vidas fueron tan miserables que ni unas miserables monedas pudieron exprimir de valor por su bondad. Pobres miserables condenados al verdadero infierno.

El barquero seguía en silencio, remando con su cadencia moderada. El viejo sentenció:

– Sigue a tu ritmo, Caronte, que esta noche Perséfone ha de darme juicio y habré de cumplir su decreto para poder vivir en paz…

Para Toda La Eternidad.

lunes, 23 de noviembre de 2009

¿RACIMOS DE UVAS?

Venían como duendes colgantes que parecían racimos de uvas, unas de color escarlata, otras color cariño, o bien color a nuez o color ternura. Sus atuendos eran exquisitos y sus rizos dorados imitando al color del trigo cuando ha madurado. Me quedé mirando con arrobo y detenidamente. No aquello no eran uvas por más que se le parecieran, ¿desde cuando las uvas visten atuendos de fino sastre y exquisita seda? ¿Desde cuando hacen un murmullo de cantos suaves que adormecen el alma para soñar quimeras? ¿Desde cuando tienen colores distintos imitando la primavera? Indudablemente uvas no eran.


Me quede escuchando sus indiscretas conversaciones donde daban santo y seña de los hechos en sus rincones de procedencia. Más bien parecía una convención donde se reunía a contar sus hechos y a disfrutar lo que habían hecho al contárselo unas a otras sin el menor recato.


Unas provenían de la provincia y contaban sus hazañas otras de las grandes urbes que las tenían cansadas, otras más de humildes viviendas donde casi todos sufren. Pero todas hacían su trabajo sin importar donde. ¿Quiénes eran estas diminutas criaturas que al principio parecían uvas? Aguce el olfato y olían exquisito como si se hubieran bañado en las aguas del Nilo y se hubieran perfumado con los perfumes en el interior de las flores en sus vestíbulo, de ahí cerquita de donde sale su aroma y perfume, que baña a las doncellas en noches lubricas.


Estaba intrigada y aguce la vista. Sí, tenían rasgos exquisitos y una hermosa sonrisa, parecía que querían curar todos los dolores que trae la gente por sus prisas. ¿Serían doctoras? o ¿quizá enfermeras? Parecía que les gustaba curar el alma de quienes sufren sus penas o bien engrandecer sus alegrías cuando estas se aparecían en la escena.


Unas eran expertas en el sonido de las cataratas del Niagara y las aguas corrientes imprimiendo su sonido y aroma para que lo percibiera su cliente en sus escritos de amores y guerras. Otras eran expertas en el viento que ruge y cambia de direcciones para hacerse sentir de aquellos corazones que buscan su aroma y su canto de viento perenne llenándoles el alma de encanto y haciéndolo cómplice de sus deseos para llevarlos a donde quieran en estos mundos de esmeros. Otras eran expertas en las emociones de la luna, para hacer cantar al poeta en sus noches de amores y niños de cuna. Otras tenían ojos de estrellas que engalanan el alma para aquellos corazones que se llenan de dones para conquistar el alma de sus sueños de amores.


¿Ahora ya sabes quienes eran esos racimos de uvas, que no eran uvas? Sí, creo que ya lo sabes al igual que se dieron cuenta mis sentidos, que aguce para darme cuenta quienes olían a hierba y a perfumes de campo confundiéndolo con uvas en esos hermosos campos, y quienes canturreaban los dulces sones que hacen bailar y sentir la vida en nuestros corazones. Son tus y mis musas que se fueron de fiesta para tomar acuerdos en lo que sigue después de un descanso de tanto trabajo que se echan a cuestas.



Celia Rivera Gutiérrez

Cd. Obregón Sonora, México

Octubre 19 del 2009

martes, 17 de noviembre de 2009

SUEÑO

La vida es un sueño, que sueña un gigante. El gigante duerme y su sueño es de milenios de la tierra. Cuando se fue a dormir, se recostó en su lecho y al dormirse comenzó a soñar. Soñó, que de él salían millones de lucecitas y poblaban su alrededor. Y en esas lucecitas soñó, que se rodeaban de pequeñas bolitas y en esas bolitas se le ocurrió en su sueño, que surgían pequeños seres que las habitarían y así en una lucecita de pequeñas bolitas, una de ellas se lleno de seres que pensaban que ellos eran importantes sin darse cuenta que en realidad son un suspiro del sueño del gigante.

El gigante duerme, duerme y duerme solo una noche de su mundo, para despertar al amanecer siendo corto su dormir. Aunque para las criaturas que surgen en su sueño es grande el tiempo, y pueden surgir milenio tras milenio tras milenio, donde surgen seres y mueren al instante del tiempo del gigante, mientras que para ellos es de mucho tiempo. En una noche del gigante, surgen civilizaciones, que nacen y mueren una tras otras como castillos de naipes tan efímeros como un suspiro del suspiro del gigante.

Solo soy un sueño, que se esfuma aun antes del despertar del que sueña mi existencia, ese sueño me da vida, vida que se esfuma tan efímera, vida como el sueño que deja de ser sueño cuando se despierta.

Yo duermo un sueño de un medio día de 24 horas, y también en mi sueño se poblan los lugares que sueño dando vida a lo soñado a seres, que se creen vivos mientras solo son mis sueños. Solo somos sueños sobre sueño y más sueño de quienes sueñan mientras hacemos fiestas y hacemos guerras y gozamos y sufrimos y amamos y lloramos e iluminamos nuestro ser. De los sueños en los sueños que se sueñan.

Eres un sueño, soy un sueño somos sueños que alguien sueña y que a su vez es soñado por alguien más que sueña.

Cuando me veo en el sueño del que sueña, me sonrío y no puedo tomar nada en serio como para darme el lujo de sufrir de lo que solamente es un sueño que se sueña, así que mejor sonrío, y palpo mi corazón que sueña con el amor sobrepuesto a otro sueño que alguien más sueña. Y me siento como en nubes soñadas del gigante que sueña donde soy un ángel que le cuida aunque no tenga alas, o quizá sea como una hada que solo se vería con microscopio si el gigante me mirará.

Soy un sueño de quien sueña la vida, de la cual fui parida y se esfumará cuando despierte el que sueña cuando sueña mi vida.

Sueños.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Noviembre del 2009

lunes, 2 de noviembre de 2009

EL PERSONAJE DEL SOMBRERO (EN DÍA DE MUERTOS)

Estaba ahí sentado con el sombrero que le cubría el rostro, ya que la cabeza la tenia inclinada sobre las rodilla, estaba sentado un poco antes del cruce del camino donde la senda hacia un recodo a su izquierda. Parecía una figura hecha de piedra que era inamovible. Sus guaraches tenían huella de haber caminado grandes trechos y que se habían desgastado por el uso forzado en su continuo caminar. Sus ropas de manta un tanto tiesas ya que denotaba que hacia mucho tiempo que no se lavaban, como si aquel personaje que parecía estático estuviera por fin reposando un poco de su larga caminata y se negara a ponerse nuevamente en movimiento.

Por ese camino solía pasar don Juan para ver a su dama a escondidas de su señor y hacerle el amor salvajemente como lo hacia a diario que el amo de la casa no estaba cerca. En esta ocasión don Juan sabio que el amo había ido al pueblo por el señor cura ya que quería, que fuese a hacer unas oraciones en la pequeña propiedad que había signado como el lugar de reposo para sus muertos y como era precisamente el día de muertos quería oraciones para sus difuntos que se encontraban ahí sepultados. Don Juan sabiendo esto, porque había recibido un mensaje de la dama, se apresuraba a llegar y disfrutar con lujuria lo que pusieran en su alcance. Era sumamente placentero poder disfrutar de lo que le ofrecía, y se hacia más delicioso si lo hacia con el sabor del engaño al amo y señor de vidas y haciendas.

Don Juan iba en su caballo cuando de pronto el caballo se paro sobre las patas traseras y negándose a seguir adelante a pesar de que su amo que le montaba le exigía continuar. El pobre bruto relinchaba con desespero y asustado como si tuviera una barrera de cristal que no le permitía avanzar porque chocaba. Después de varios intentos de querer hacer proseguir a su cabalgadura y que esta se resistía, trató de respirar profundo y de ver la causa de tan inusitado hecho. Entonces reparó en la figura del personaje que se encontraba ahí sentado. Quiso saludarle. Diciendo: -buenas tardes mi amigo- el personaje ni siquiera se inmutó o hizo señal alguna de haberle escuchado. Don Juan con curiosidad se le acerco un poco más y le extendió su mano –buenas tardes caballero ¿esta usted bien?. el personaje emitió un sonido indescifrable sin moverse un mínimo. Don Juan ya picado por la curiosidad se acercó un poco más y levantó un poco el ala del sombrero. En ese momento se le erizo la piel y desorbitó sus ojos.

Trato de proseguir su camino, pero su caballo se negaba a seguir adelante. Entonces trató de irse corriendo a pie. Y cuando dió vuelta en el recodo, de pronto vio al mismo personaje sentado y en el mismo sitio, como si él no hubiera caminado nada, intentó de nuevo huir y le pasó lo mismo. Ya no sabia que hacer pues al parecer había quedado atrapado ahí. Cuanto intento hizo para irse seguía llegando al mismo punto de partida.
Entonces decidió encara el asunto y preguntar al desconocido si sabia que estaba pasando. Con miedo se acerco al desconocido y le toco el hombro suavemente, el personaje levantó su rostro carente de pupilas, su sonrisa sin labios y sus pómulos sin mejillas. Le dijo –vengo por tí, no me hagas esperar, acompáñame que te mostraré algo, caminaron unos pasos más y apareció el borde de un lago donde le pidió se asomara y viera su rostro reflejado, Juan se asomo y vio su cuerpo envuelto en un ropaje especial y metido en un féretro. Gente que le rodeaba y lloraba y otros que decían que no era para menos, pues tarde o temprano pagaría lo que hacia. Quiso indagar que estaba pasando ahí, y porque se veía así mismo en esas circunstancias, pero el hombre misterioso había desaparecido y en la orilla del lago esperaba un barquero no menos misterioso que el personaje que le había bordado y le había conducido hasta ahí, el barquero con un ademán le indico que subiera para cruzarle al otro lado, mientras la luna se ocultaba en forma un tanto macabra y la oscuridad se enseñoreaba del lugar haciendo que los elementos de la naturaleza parecieran fantasmas sacados de los pensamientos más oscuros y tomaran formas gigantescas.

Entonces despertó agitado en los brazos de su dama mientras que el amo apuntaba directo a su persona con el rifle de cacería y un individuo vestido de manta y de sombrero, sonreía con un rostro descarnado.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd Obregón Sonora México
02 de nov. del 2009

viernes, 30 de octubre de 2009

ADORACION NOCTURNA

Cada semana solían ir en la noche a montar guardia en el templo de la población distintos grupos de personas, en una ocasión le correspondía a cierta ranchería en otra tocaba a otra y así sucesivamente. En el mismo pueblo formaban parte de esos grupos.
Así que cada mes, en la familia de alado; el padre, la madre y los hijos mayores se iban a la iglesia en la noche y regresaban en la madrugada dejando a sus pequeños dizque dormidos. Era muy importante para los adultos hacerle guardia al santísimo, que se exponía en el altar para que se hiciera oración toda la noche. Las criaturas son muy sensibles a la falta de la presencia de los padres y aunque estén profundamente dormidos sienten su protección y cuidado junto a ellos. Cuando los padres les dejan solos, sienten esa soledad y aunque estén profundamente dormidos se despiertan sintiendo que no están siendo protegidos, que sus padres no están montando guardia por su seguridad. Y se despiertan asustados y angustiados.

Así sucedía con los niños de esa familia. En cuanto los adultos salían y se iban, los chicos despertaban y lloraban toda la noche hasta que caían rendidos de cansancio de tanto llorar y se quedaban dormidos de nuevo, cuando los padres volvían los encontraban dormidos y se sentían felices pensando que sus hijos estaba bien y no había pasado nada. Recuerdo que se acercaban a la su puerta llorando queriendo abrirla y se encontraban encerrados con llave, nadie podía entrar a hacerles compañía o a consolarlos aunque escucharan su llanto. En algunas ocasiones mi madre se sentaba junto a su puerta y les hablaba diciéndoles que estaba ahí y que no estaban solos y que sus padres no tardarían, se controlaban un poco, y se quedaron dormir.

Un día mi madre les dijo lo que pasaba y no le creyeron, dijeron que sus hijos se quedaban dormidos y así los encontraban, hasta que un día los encontraron dormidos junto a la puerta hechos bolita porque sentían la calidez de mi madre que les hablaba confortándolos. Entonces se dieron cuenta lo que realmente pasaba.

Parece ser, según he observado, que los niños tienen un radar muy amplio de percepción aunque estén dormidos, y sienten el calor materno junto así, pues recuerdo, que cuando llegue a Sonora, una vecina mía tenia un niño de un año y cuando estaba cocinando y le faltaba algo salía a la tienda de la esquina a comprar lo que le faltaba y cuando su niño estaba durmiendo lo dejaba, pensando que regresaría en 5 o 10 minutos y su niño no se daría cuenta. Era tan falso eso de que no se daría cuenta, que en cuanto ella salía, su niño despertaba y salía llorando y llegaba a mi casa para preguntarme por su mamá, en ese momento yo sabia lo que estaba pasando y lo pasaba a mi casa y le decía que ella había ido a la tienda a comprar algo y que no tardaría. Así era, en unos cuantos minutos aparecía la madre buscándolo.

Entonces comprendí que existe un lazo tan poderoso entre madre e hijos y una percepción tan fina que a los niños les dice cuando son cuidados y protegidos y cuando no lo son aunque estén dormidos.

Querido lector. Espero que sientas esa suavidad de la niñez y la disfrutes, preguntándote si vale la pena aquello a lo que le das mucho valor y te pone en la posición de descuidar estas hermosas flores que la vida puso en tus manos y bajo tu resguardo para montar guardia por su seguridad.


Hasta la próxima

Celia rivera Gutiérrez
Cd Obregón Sonora
31 de Octubre del 2009

domingo, 18 de octubre de 2009

EL GÜERO


Era un hombre misterioso que de pronto aparecía y desaparecía. Le decían el güero y se jactaba de que el gobierno no le podía hacer nada, dado que si quería desaparecía ante sus ojos y les ponía dificultades para que no caminaran rápido o fácilmente.

La verdad, que cuando me contaban esas historias me daba un poco de escalofrió porque presentía que de ser verdad, que eso se podía hacer, cualquiera entraría a mi habitación y vería todo lo que yo hiciera, hasta el desvestirme para cambiarme. Parecía cosas del diablo mismo, y se podía creer que así fuera ya que en esas épocas nos lo metían hasta en la sopa que comíamos.

Ahí sentados bajo la tenue luz de la luna se charlaba sobre todas esas peripecias del Güero que en la época de la revolución cristera había peleado por el lado de los cristeros.

Se decía, que poseía el secreto de los nahuales que tienen el privilegio de camuflarse en cualquier momento o de hacer aparecer cosas que no existían en esos sitios.
Se decía, que en cierta ocasión en que le iban pisando los talones los del gobierno de Calles, simplemente saco un espejo de su bolsillo y lo arrojo tras de si, y se convirtió en un hermoso lago difícil de atravesar sin canoas, y que los caballos mismos se negaban a entrar en el. Quizá los pobres brutos si veían la realidad que se había distorsionado para los soldados y se daban cuenta del engaño ahí expuesto, o quizás percibían algo anormal y diabólico frente a ellos, ¿Qué sería lo que presentían los pobres caballos? Nadie lo supo y nadie lo sabe a menos que tuvieran el privilegio de hablar su idioma.
El Güero los podía escuchar decir que sus amos estaban locos al querer que hicieran cosas irracionales y que no se pudieran realizar. Decía un caballo a otro -¿que locura esta? ¿Qué esta pasando que nos quieren obligar a pasar por estas laderas sin precaución alguna?-, no lo se decía el otro caballo y se paraba de patas levantando las delanteras para negarse a seguir por donde se les ordenaba.

El Güero simplemente se escondió tras unos matorrales a reírse de las caras de los soldados que trataban de cruzar tal lago. En otra ocasión en que ya le tenían casi detenido simplemente saco de su bolsillo un peine y lo arrojo tras de si, y los dientes del peine se convirtieron en un cerco muy cerrado que les era imposible franquear, a parte del miedo que se apoderaba de los rostros de los soldados al ver que el mundo se les cambiaba de repente. Sabían que ahí andaba algo raro. O era milagro de la divinidad para proteger a sus perseguidos o el mismísimo diablo estaba en su contra y a favor de los cristeros. Tuvieron que desistir de su persecución ya que ni los animales les obedecían. Esos misterios quedaron resguardados en la memoria de la gente de los ranchos donde el Güero solía visitarles y contar sus anécdotas.

Se decía con asombro de los rancheros, que un Nahual podía convertirse en líquido y pasar por debajo de una puerta y que el Güero así sorprendía a sus perseguidores.
O se podían convertir en una ráfaga de viento y pasar junto con los demás a las mismas instalaciones haciendo una labor de espionaje.

Desde entonces, por las dudas, todos tratan de escuchar el viento para reconocer cuando alguien esta camuflado en él. Y tratan de reconocer la humedad del agua para que nadie les engañe en ciertas situaciones de la vida, no vaya a ser que alguien este en ese líquido y que no sea agua sino algo distinto y maléfico.

Ya en una ocasión, en que ciertas damas se estaban bañando en un liadísimo lago, de repente sintieron unas manos que les tomaba por los chamorros y fluían entre la entrepierna perfilándose con cierto rumbo ascendente y con cierta dirección, y sintieron unos labios besando sus rosados cuerpos. La sorpresa fue cuando de repente se perfilo un rostro sonriendo dentro de esas aguas, ya que el acto de la pasión estaba rompiendo el hechizo e hizo salir a las damas del lago tan rápido como pudieron. Y al termino de su salida solamente quedo un mancebo ahí sentado que les miraba lánguidamente.


Amigo lector, la próxima vez que te encuentres algo extraño ten la seguridad de que un Nahual como el güero esta detrás de esto. Tata-tacha.
No vemos la próxima.

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora
Octubre 18 del 2009

jueves, 8 de octubre de 2009

EL CHACAL

Era enjuto, de tronco corto y extremidades inferiores largas, voz ladina casi parecida a la de mujer y su cara lampiña, ningún asomo de barba o bigote . Se le veía la cintura bien arriba y algunos le decían chaquetas, por su aspecto extraño. Casi siempre usaba un overol de mezclilla y cuando le querían ver llorar le cantaban “LA PRIETA LINDA” Decían las malas lenguas que se había casado con una hermosa mujer morena y lo había abandonado por otro. Así, que se había quedado en perpetua soltería el resto de su vida.


Se le veía en la iglesia durante las misas con la canasta de recabar limosnas para esta. Por la mañana después de la misa de madrugada se iba a la cantina a tomarse una canelita caliente bien cargadita de tequila. Se decía que le robaba algo a la canasta de las limosnas para su tequilita. Cierto o falso, ¿Quién lo sabe?. Lo que si era cierto, que la herencia familiar la administraba su hermana mayor con mano de hierro y lo que le faltaba a él en la voz lo tenia ella y el bigote que a él le faltaba a ellal e salia. No le daba ni para gastar aunque él y su cuñado eran los que hacían producir las tierras de la familia.

Ya estaba viejo y enjuto su rostro, apenas se podía mover y seguía su rutina de las misas y la cantina. Cualquiera diría que era un santo varón inofensivo.


Un día enfermo de gravedad, le dio chorro y se puso amarillo, porque se decía que se le había derramado la bilis debido a que se le apareció el diablo en forma de fantasma lejano de sus años más jóvenes. En esta ocasión el diablo iba acompañado de la muerte y llevaba pistola que desenfundo al verlo. Casi se surra ahí mismo al ver semejantes personajes que le traían de regreso sus actos anteriores


Un día el chacal entró a la cantina muy tranquilo cuando de pronto un hombre a boca de jarro hace que le llegue una voz fuerte y decidida increpándolo y al mismo tiempo desenfundando una pistola que apuntaba directo a su persona. Era un hombre bien vestido y parecía extranjero, más bien chicano. Viéndole a la cara demudada y angustiada del chacal el hombre le increpo diciendo:

-¿Aun no te mueres chacal hijo de la chingada? Pues ahora se te acaba de aparecer el diablo y se te llegó tu hora… era lo último que esperaba ver en este pueblo, pero me toca a mí mandarte a los infiernos-


El chacal demudado se arrodillo pidiendo no le matara y preguntándole quien era y por que le quería matar.


El hombre con su cuerpo erigido y mirando con fuego en sus ojos que parecían dos ascuas a punto de lanzar fuego sobre el pobre diablo que se hacia cada vez más chiquito le dijo:


¿Recuerdas a la familia Anestroza?... Sí… aquella a la que un día por la noche llegaste junto con tus revolucionarios dizque cristeros y nos sacaron de la cama donde dormíamos, y nos desnudaron y nos ataron las manos y los pies para que no nos defendiéramos. Tu te reías y comandabas esas acciones de matar gente que no te agradaba tan solo por envidias o para quedarse con sus pertenencias, hacías creer que éramos delatores con el supremo gobierno, ¿Lo recuerdas? Yo soy Santiago, el hijo menor que vio, como con saña matabas a cada uno de mi familia, comenzando por mis padres y siguiendo con mis hermanos ¿Lo recuerdas? Yo me encomendé a la Virgen de Guadalupe y no se como logre escapar y que no me atraparas a pesar de que estaba atado de mis pies y mis manos y que me tenias desnudo. Creo que la virgen me hizo invisible a tus ojos. Pero hoy me pone frente a ti para cobrártelas todas juntas.


El desconocido apuntó directo al entrecejo del chacal y lo atravesó con su mirada que era como el filo refinado de un puñal que laceraba el alma fría del pobre infeliz. Un cúmulo de recuerdos paso frente a su memoria recordando cada acto que realizara escudándose en la fe de los revolucionarios cristeros que eran tan ciegos como él. Y que le permitía sacia impunemente sus instintos sanguinarios tras la imagen de un Dios que nunca pidió se matara en su nombre.


Lloró como el cobarde que fue siempre y suplicó por su mísera vida. Santiago vio la miseria que tenia delante suyo y supo que no merecía la pena llenarse las manos de sangre por semejante sabandija. Y con voz firme como de rayo le dijo. Vete y asegúrate que no te vuelva a ver porque de ser así ahí mismo te quiebro.


El chacal nunca más pudo salir a la calle, se enfermo y la vida le cobro cada acto que había hecho al ponerle a su cómplice de antaño “la muerte” frente a su propia cara.


NOTA

No se ponen nombres reales, solo el apodo de “él chacal” por si alguien le conoce o es pura coincidencia con quien conozcan



PD.- a Caballero en epoca equivoca su continuacion sera en los comentarios,

lunes, 28 de septiembre de 2009

CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA-PARTE V

PARTE V

El hambre hacia presa de sus intestinos a tal punto que se vio así mismo que destazaba un cerdo y lo asaba en una fogata de gruesos leños, veía a sus compañeros como reían y le arrebataban los trozos que acababa de cortar para saciar su hambre y reían, y reían, reian cada vez que el intentaba llevarse un trozo a la boca y se lo quitaban antes de que llegara a ella, con desesperación asió un trozo con fuerza y lo sostuvo junto así mirando como trataban de quitárselo, entonces les gritó ¡Bellacos! ¿Pretendéis dejarme morir de hambre? Gesticulo con tal fuerza para retener el trozo que se despertó asiendo un trozo de tela que yacía a su lado. Se sentó, miro en su entorno y pensó que todo era un mal sueño y que solamente el hambre era de verdad. Se desperezo y salio de nuevo a los corredores tan solo para darse cuenta que todo seguía igual y que una de dos o seguía soñando y había despertado de un sueño dentro de otro sueño. O el mundo se lo habían cambiado.
Su hambre era tan real, que de eso no caviar duda. Regreso a su precaria habitación, la que aun no sabía como se había convertido en tal cosa, ya que ese cuartucho solamente era una habitación escondida de toda la finca para cuando necesitaba esconderse por alguna razón. Desde ahí podía bajar por una escalera escondida y salir al exterior en caso necesario. Así que como el hambre no cedía fuera sueño o no, decidió salir por ese túnel del cual él y su señor habían hecho uso en más de una ocasión en casos difíciles que se les habían presentado, o simplemente para irse de juerga en forma anonima.

Abrió la puerta sigilosamente, se asomo al corredor que descendía paulatinamente vio las gradas llenas de moho y polvo acumulado, decidió salir por ahí para ir a buscar algo de alimento, tomó una vieja antorcha para alumbrarse y unos ducados. Iría a la taberna donde estaba la moza de sus sueños a ver que le podían servir y se reiría de su pesadilla, pues aquello tenía que terminar de alguna forma.

Por los largos corredores se atravesaban las ratas y las telarañas que daban cuenta de que hacia tiempo no se habían usado ese pasadizo. No desistió, el hambre cada vez era más intensa y no podía dejarlo para después. Así que continuo su camino hasta que por fin vislumbro la salida, solamente la protegía una roca que simulaba muy bien la entrada desde el exterior. Conocía el mecanismo para hacerla girar y solamente tendría que salir y respirar aire puro e ir a la taberna a cenar. Que alivio le proporcionaba saber que esa tortura pronto terminaría y estaría riendo a carcajadas cuando encontrara a sus compañeros de juerga.


CONTINUARA

martes, 22 de septiembre de 2009

CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA-PARTE IV

PARTE IV

Recordaba con cierta nitidez, que la noche anterior había comido en la taberna de Astorga con los guardias del castillo donde la doncella que los atendía tenia muy buen ver y sus grandes senos y caderas amplias le hacia agua la boca, soñaba con poder deslizar sus manos en ese cuerpo joven y terso, sentir su vitalidad incitante. Sería una delicia poder sentir su piel en sus toscas manos y deslizarlas hasta más allá de los bosques, montañas y valles que la naturaleza había forjado tan perfectamente.

Sí, recordaba como en esa ocasión ella había sido muy solicita, ella que tanto le había rehuido anteriormente le había atendido como nunca, le preparo su platillo favorito y le había servido su cerveza como a él le gustaba en un tarro grande y burbujeante. Cuando ella pasaba el trataba de tomarle por sorpresa y tocarle el culo pero ella hábilmente se escabullía y le sonreía como diciéndole –no desesperéis que seré tuya cuando llegue el momento. El reía a carcajada abierta sintiendo que ya la había doblegado y que haría lo que él dijera, sería suya… no cabía duda.

Los guardias le guiñaban el ojo y le decían –Juan Malatias, la mozuela ha caído jajajaja, no cave duda que a las viejas no les queda más que obedecer jajaja y dejarse querer-.

Juan Malatias recordaba como el se pavoneaba y sonreía. La moza le servia mientras él trataba de abrazarla, ella se deslizaba suavemente haciendo que a él le hirviera la sangre, fue y le trajo un tarro de una aromática bebida diciéndole que era el obsequio que su corazón le brindaba por la deferencia hecha a su persona y por elegirla entre tantas otras. El levantó el rostro con una sonrisa de medio idiota ya distorsionada por el alcohol y tomó en sus manos no sin antes tocar las manos de ella al tomar el tarro de la pócima con las suyas y la bebió hasta el fondo mientras sus ojos vidriosos seguian las formas bien delineadas de la moza.

Después de eso ya no recuerda nada. Y por más que busca en su mente no encuentra nada, nada. Se pasa hasta el momento de despertar y vivir un extraño día. Piensa para su adentro, que en realidad es un sueño, que aun esta soñando y que despertará y encontrará todo como debe ser. Y que su amada moza lo estará esperando y por fin él podrá gozar de sus encantos y sentir los ríos de su sangre correr al tacto de sus manos. Así, convencido de que es un sueño se recuesta esperando un nuevo día. Se quedó dormido suspirando y convencido que estaba viviendo una pesadilla.


CONTINUARA

sábado, 19 de septiembre de 2009

CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA parte III

III


Ahí estaba la gran mesa de patas torneadas y exquisitamente labradas que había obsequiado el vizconde de la Mora como algunos jarrones que a su señor le habían traído de tierras lejanas unos comerciantes.
Había unas cajas extrañas con letras en unos cuadritos, y con números en otros, y algo casi plano de cristal que se levantaba sobre una mesa, ¿Qué diablos era eso, que paresia sacado del pensamiento mismo de los fondos del averno? Picado por la curiosidad se acerco y comenzó a apretar botoncitos. ¡De pronto! hecho un brinco hacia atrás, la caja comenzó a hacer un ruido y el vidrio casi plano comenzó a tener vida y se ilumino con una luz fuerte y comenzaron aparecer números y letras con gran velocidad, ¿quien estaba escribiendo si el apenas habían tocado unos cuantos botone? Esto si que era cosa del demonio mismo. Alguien escribía en esa cosa infernal sin que el pudiera ver quien era. No sabiendo que hacer y un tanto temeroso se alejo de ese lugar temiendo que sucediera algo más.
Procedió a buscar donde darse un baño, era obvio que no había servidumbre, no se veía ninguna mujer u hombre que atendiera y pudiera proporcionarle una tina con agua para bañarse, además, tenia hambre. Paso por el gran patio que se encontraba en el centro del castillo rodeado de habitaciones y vio algo que lanzaba agua hacia arriba en el centro de un circulo de piedra, ahí se sentó, se quito su armadura y se despojo de algo de su ropa y se lavó el rostro los brazo y las piernas, luego entro a lo que había sido la cocina y vio que no existía rastro alguno de haberse cocinado algo en fecha reciente. ¿Qué bellaco había osado cambiar todo ahí sin que él se enterara? Regreso a su cuarto que se encontraba tras una puerta simulada y que no era fácil el acceso a ella donde había despertado y trato de recordar que había sucedido la noche anterior, antes de quedarse dormido. Buscó en su mente confusa por los recientes acontecimientos tratando de entender que pasaba.

CONTINUARA

CELIA RIVERA G.

martes, 8 de septiembre de 2009

CONTINUACION...CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA

II
Cuando paso la algarabía, y un río de gente que le miraban y le tocaban con asombro por su muy bien definida figura humana en esa armadura y se iban comentando del trabajo tan perfecto del escultor que había pulido dicha obra. Juan Malatias estaba cada vez más perplejo y asombrado.

Cuando ya no estaba nadie porque había oscurecido y alguien había cerrado las puertas del castillo, se atavió a moverse, primero muy lentamente y se dio cuenta que algo había pasado en su hermoso castillo, ahora ya no tenia antorchas para alumbrar los interiores, tenia algo muy extraño y unas cosas que brillaban como el sol mismo permitiendo ver todo con claridad a pesar de la noche en pleno apogeo. -¿Qué diablos pasa por aquí? Acaso estoy dentro de un embrujo, o un hechizo se ha vertido sobre mí, que veo cosas que no son?- dijo Juan Malatias desorbitando las pupilas que aun tenían algo de lagañas. Empezó a recorrer con torpeza los corredores y escaleras, así como las habitaciones de gruesos muro. Todo se lo habían cambiado, no era que faltaran cosas, no, pues al parecer todo estaba ahí, pero con cierto orden a pesar del tumulto de gente que había pasado luciendo exóticas vestimentas y hablando lenguas incomprensibles para su escaso entendimiento. Todo estaba bien cuidado con orden y con limpieza. Entro a otra habitación donde generalmente entraba su señor cuando daba audiencia. Y se quedo asombrado de lo que sus ojos veían. No podía dar crédito de lo que le rodeaba, acaso estaría en un castillo hechizado por algún mago que poseía tanto poder para hacer cambios tan radicales?


CONTINUARÁ

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Septiembre del 2009

martes, 1 de septiembre de 2009

CABALLERO EN EPOCA EQUIVOCA


I

Juan Malatias y Castillos, se despertó con lagañas en los ojos, no sabía cuanto había dormido, pero su cuerpo maltrecho y cansado le decía que no era poco. Se tallo los ojos con ambas manos en un intento por abrirlos, estaban sus parpados como dos losa de pesadas que se requería de mucha fuerza aplicada para levantarlos. Movió las pupilas tratando de suavizarlos para poder abrirlos. Se dio cuenta que parecían dos losas de cementerio muy bien ajustadas para evitar el sacrilegio de cualquier osado ladrón que quisiera profanar las tumbas. Por fin logro despegar los parpados y limpio las lagañas.

Se incorporo y se dio cuenta, que aun lucia su traje metálico y que este había perdido su brillo como si hubieran pasado milenios sin pulirse, miro extrañado tal acontecimiento, pues recordaba muy claramente que un día antes había pulido su armadura. Trato de no dar importancia a los hechos y camino hasta llegar a la gran escalera que llegaba hasta la pequeña habitación en que el se encontraba al despertar. Escuchó murmullos extraños de personas que hablaban distintas lenguas extrañas y se oculto tras la puerta de un corredor esperando que no le pillaran. Pues tenia la extraña sensación de estar en algún lugar invadido por extraños y que en cualquier momento podían pillarle y encarcelarlo y torturarlo para que dijera todo lo que sabias de su señor o simplemente por disfrutar su tortura.

Ahí, escondido tras la puerta de la escalera, se quedo quieto para no hacer ruido con su armadura, de pronto unos chicos muy jóvenes asomaron tras la puerta y se le quedaron mirando, y le dice uno a otro –mira esa estatua de la edad media, cualquiera diría que es una persona de verdad la que se encuentra tras esa armadura- contesto otro más -sí, es verdad, se ve tan natural que engañaría a cualquiera-. Juan Malatias no osaba respirar y preguntándose que diablos pasaba ahí en su refugio de piedra, en ese castillo inexplorable, que de pronto se convertía en una especie de mercado hindú lleno de gente por doquier, ¿Quiénes eran esos malandrines que vestían tan estrafalariamente? Por lo pronto se dijo así mismo –Juan, quédate quieto, que calle el labio para no ser descubierto por estos bellacos, ya veremos después que esta sucediendo ¡Puta ma…! ¿Que es esto?-


CONTINUARÁ

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Agosto del 2009

martes, 18 de agosto de 2009

EL LEON Y LA GACELA

Un león que tiene apetito voraz de carne para su alimento se encuentra una suave gacela con sus rasgos tersos y ojos soñadores que denota tanta suavidad. A tal grado que el león queda desarmado de su hambre y su necesidad y termina poniendo su hambre al final, para admirar la belleza de la gacela que camina por los pastizales oliendo la vida sin sentir temor por el voraz felino. Y decide comerla con sus ojos y su corazón para conservarla viva y sentir su presencia siempre con la brisa matinal.

No podrá comerla sin sentir que destruye algo muy hermoso y entonces conquista su corazón para tenerle cerca sin temor.

La gacela siente el aliento del alma del felino, que se incrusta en su interior y queda un lazo uniendo sus esencias. Levanta su ágil cuello, olfatea, mira a su alrededor, siente el aroma del felino, siente su cercanía, siente su admiración y se siente segura a pesar de ser distintos en el sentir de la vida. Sabe que el felino ha recogido sus garras y solo le brindará la mirada de su corazón.
Que si se acerca, será suave como la seda de su pelo, que sus ojos verán con ternura, que sus garras estarán guardadas para no lastimar, que frotará su nariz con ternura en su piel y la hará sentir la vida sin temor a esa amistad.

Se escucha decir al león –Déjame hacerte mía sin tener de ti que alimentarme-. Y la gacela siente el alma misma del león con un lazo cada vez más terso y suave que pareciera de seda pura. Tan suave que se hace elástica, elástica y se puede mover sin sentirse atado a nadie.

Querido lector dejo esta pequeña historia de un león y una gacela a ver que les parece.


Gracias por leerme.

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México

viernes, 7 de agosto de 2009

EL BRIBÓN VIVE HASTA QUE EL COBARDE QUIERE.

El bribón vive hasta que el cobarde quiere.

Esta frase, que en más de alguna ocasión he escuchado, me hizo pensar sobre la siguiente historia.
Edegardo era un estudiante de la facultad donde estudiaba como ingeniero agrónomo. En los tiempos en que él entro a estudiar se tenía como regla entre los estudiantes que ya estaban en dicha facultad, el hacerles bromas y la vida pesada a los de nuevo ingreso, y como no falta un abusador por naturaleza, ese abusador se daba cuenta quien era más débil y no se defendería en nada para hacer de él su puerquito, al que todo le arían a sabiendas que no sabría defenderse.

Siempre que llegaba Edegardo, un pequeño grupito pasaba a molestarlo con lo que fuera, aventones, palabras, tirándole los libros, ponchándole la bicicleta, quitándole su alimento etc. etc.

Un buen día, Edegardo ya se sentía cansado de tanto abuso y que nadie le apoyara para evitar el atropellamiento de esos barbajanes. Así, que entro en una gran depresión donde pensaba que la vida era muy dura y que no valía la pena vivir si tenía que vivir de esa manera siempre. Entonces pensó, que tenía que hacer algo y ese algo tenía que ser definitivo pasara lo que pasara. Tomo una navaja y la oculto bajo sus ropas. Tomo su bicicleta y se enfilo a la facultad. En cuanto llegó… apareció el grupito que siempre lo fastidiaba, trataron de quitarle su bicicleta y el se les enfrento con la mirada de frente, con la decisión de la muerte en los ojos que imprimió respeto a sus contrincante. Edegardo, saco de entre sus ropas la navaja y les dijo con una voz inquebrantable y decidida – Señores, ya me tienen arto de sus abusos y malos tratos sin que tengan razón alguna o yo aya dado motivo, y jamás volverá a suceder esto, sé…que me van a matar porque son muchos y no me importa morir. Pero me llevare a los que pueda por delante, aquí estoy, quien desea comenzar.

En ese momento todos los cobardes bribones, le miraron la decisión en todo su cuerpo y se dieron cuenta que no mentía y de verdad mataría al que pudiera, sintieron el escalofrió de la muerte y se les erizo la piel, el chico tenia la imagen de la muerte en los ojos y el poder de mandar al otro mundo a cualquiera de ellos. Ninguno de ellos deseaba morir, así que se hizo un gran silencio, lo miraron a la cara y bajaron los ojos y sin decir palabra se fuero uno tras otro. Jamás lo volvieron a molestar.

Querido lector, no olvides que muchas de las cosas que nos suceden tienen que ver con la forma con que encaramos la vida. Y que los demás abusarán de nosotros hasta que se los permitamos.

Tu ¿Qué crees?

Hasta la próxima.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora México
Agosto 6 del 2009

domingo, 2 de agosto de 2009

LA SOMBRA Y LA NIÑA

La niña no se da abasto para evitar que le pisen la sombra cuando recorre las callejuelas de los poblados, en compañía de su familia, la abuela habia sacado el ingenio y de pronto dice: ¡sombra pisada!.

Iban por las callejuelas de un semipoblado donde deambulaban los perros por doquier, mirando las estrellas y sintiendo la suavidad de la noche, sacando suspiros del alma y comiendo chucherias. El padre, la madre y la abuela a la niña hacían compañía. Y de pronto la abuela inventa un juego para sacar de la monotonía. Mira a la niña sonriendo y le pisa la sombra, y dice –sombra pisada-, la niña reacciona y quiere pisar la de la abuela, se suman los demás y le pisan la sombra, la niña se desespera, son muchos para ella, todos le pisan la sombra y ríen a carcajadas, jugando y corriendo para evitar la sombra pisada. Los perros se alborotan, y luego ladran, suena una algarabía que a los del pueblo les saca de su monotonía, mirando con curiosidad la sombra pisada que llena de juegos, de retos y alegría. A la sombra pisada se juega todavía, cuando viene la abuela, al igual que cuando era niña. Sombra pisada, que al parecer si dolía, por ser parte de la persona que la proyecta mientras viva. -Sombra pisada te digo lector- te la piso mientras leías.

Querido lector aquí les dejo este juego que invento la abuela a su nieta cuando la visitaba y que me parece divertido. A ver que te parece.

Hasta la próxima


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
2 de Julio de l 2009

jueves, 23 de julio de 2009

LA HISTORIA DE SAPITO

Se asomo por un resquicio, abrió sus grandes ojos y se convenció que era una mañana esplendida. Sus ojos parecían estrellas fulgurantes rodeados de grandes pestañas y una sonrisa casi angelical.

-¿Dónde llegaríamos? Al parecer caímos en un bosque de grandes árboles donde las hojas de estos son capaces de albergar pequeñas lagunas cristalinas que reflejan la luz estelar. Recuerdo… que cuando subimos a la nave, la dirección apuntaba a un extremo de la galaxia, e íbamos en busca de un pequeño planeta capaz de albergarnos para lograr nuestra supervivencia, pues nuestro planeta esta a punto de estallar.

Se asomo al interior de su nave y se dio cuenta que solamente ella estaba conciente, que los demás aun dormían, y decidió explorar un poco a su alrededor. De pronto se encontró a una criatura verde y un tanto gordita, le ve de frente y dice

–¿buenos días, me podría decir quien es usted? La criatura se le quedo mirando y de pronto dio un salto y dice -glo. glo glo – me dicen sapito los que se sienten superiores-

-y ¿Quiénes son los superiores? -Dice la viajera-

-son unos gigantes de dos extremidades como las tuyas para desplazarse, y algunos suelen atrapar a mis compañeras ranitas para comérselas, otros para meternos en una bola extraña donde atrapan agua y nos meten ahí. A otros más les encanta aventarnos piedras- contesto el sapito-

-No entiendo como pueden ser los superiores y hacer todo eso que me platicas, según yo los superiores ayudan a los menores, no los agraden-

Antes que nada dime quien eres –le dijo el sapito a la viajera- nunca había visto a alguien como tú en lo que tengo de vida, y los míos nunca me han contado de alguien como tú tampoco, y ¡si que nos cuentan historias!

Tal vez te toque a ti registrar esta historia –contesto la viajera- y contestando a tu pregunta, te diré que me llaman Estrella, tal vez me pusieron así porque me encantan las estrellas-

-Ahora dime sapito ¿Qué es aquello que parece una antena parabólica, que tiene colores brillantes y despide un aroma capaz de marear aunque sea muy rico su olor?-

-Estrella, eso que tu ves, que parece parabólica, es ni mas ni menos un radar de energía solar, si te fijas en el transcurso del movimiento del sol te darás cuenta que gira su forma tras él. Y cuando la luz solar desaparece tiende a cerrar sus receptores. Los superiores le llaman flores y les encanta cortarlas también para dárselas a otros superiores que luego las colocan sobre una mesa y con algo que le ponen agua-

-Son extraños tus superiores, todo lo quieren tener en encerrado sin libertad- dijo estrella.

-sapito, ¿donde podré conseguir alimentos para mi?- dijo estrella

-depende de que te alimentes tú- dijo el sapito, -porque yo me alimento de mosquitos y otras cosas, pero tú te pareces a los superiores y si eres como ellos comeras de todo lo que se mueve y lo que no se mueve y espero no ser uno de tus platillos- dijo el sapito.

-como crees- dijo estrella, si de verdad soy superior tengo que poner el ejemplo de respetar la vida, y no se como se manejan los superiores de aquí, pero yo no me comería a alguien como tú-

-¿Qué es eso que se escucha y que es muy fuerte?- Dijo estrella al sapito

-son los superiores- dijo el sapito, están siempre así, demostrando quien puede más contra los otros y se matan entre ellos, no solamente se matan entre ellos sino que también matan a sus hijos y destruyen todo lo que nos rodea, espero que no se acerquen para acá porque moriríamos también nosotros y todos los que vivimos aquí, a ellos no les importa quien muere y quien vive, solamente hacer sentir miedo a los demás para que hagan lo que ellos digan-.

-me estas contando una historia tan rara- dijo estrella, -los superiores que yo conozco, demuestran ser superiores porque siempre están viendo como hacer que los demás vivan mejor y siempre están ayudando a quienes necesitan ayuda. Enseñan a lograr lo que se requiere para ser feliz a los que no lo saben. Por ejemplo. En mi planeta se corre el riesgo de que estalle en cualquier momento y destruya la vida ahí generada, y los superiores están trabajando todo lo que pueden para ponernos a salvo y evitar que nos pase algo. La consigna que nos dieron, fue que no hiciéramos daño a nadie en ningún lugar al que llegásemos.-

-Sapito... antes de decidir si me quedo aquí... dime como están organizados los superiores por favor-

-mira estrella, los superiores votan por otros superiores para que organicen el funcionamiento de sus colonias y poblados, pero son muy tontos, porque siempre permiten que esos que les ayudarían siendo mejores superiores, les roban lo que tienen y les cobran mucho por cuidarlos, y en realidad no los cuidan-.

-Sapito ha sido un place r conocerte, espero que pronto evolucione otra especie y se convierta en superior para beneficio de este planeta- dijo estrella.

Estrella llegó a su pequeña navecita, y sin hacer ruido para no despertar a sus compañeros puso el visor de imágenes para observar las ciudades del planeta en el que se encontraba, vio como se mataban unos a otros, vio como se tiraba los alimentos y se dejaban podrir mientras dejaban morir de hambre a los niños, vio como unos Vivian en opulencia y otros no tenían donde dormir ni que comer. Vio como entraban a ciertos lugares y se embrutecían y se desquiciaban para luego salir de ahí a hacer daño a quienes se encontraran. Vio como se construían muros para que los que quedaban al otro lado no entraran y veían con desprecio a los que se quedaban fuera.

Entonces estrella dijo
-no, no es el lugar para mi gente, aquí moriríamos más pronto y estos superiores son todavía muy inferiores... a tal grado, que no se dan cuenta... que los unos y los otros pertenecen al mismo cuerpo de la raza humana y que cuando dañan a uno se dañan asi mismos. Están ciegos y costaría mucho abrirles los ojos, antes de lograrlo moriríamos en forma inútil. Así que mejor nos vamos- vio a sus compañeros y sin despertarlos, apunto la dirección de su nave a otro lado de la galaxia y salio de ahí. En el cielo solo se vio una pequeña lucecita brillar que se levantaba y desaparecía en el firmamento.

Sapito registro la historia y la cuenta a quienes deseen escucharle.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
23 de Julio del 2009

sábado, 18 de julio de 2009

EL GUARDIAN

En la laguna del Nainari, donde se ha convertido en un paseo propio de deportistas o simplemente de salir a sentir la armonía que inspira el espejo del agua y el aroma de los árboles que en ciertos tramos hacen un techo verde envidiable o bien deleitarse con el colorido de la naturaleza y de la vida que ahí se gesta. Justo en ese lugar me encontré un guardián muy peculiar.

En un árbol que extiende un brazo sobre el espejo del agua se acurruca una familia para pasar sus horas nocturnas. Y como a unos 10 metros de ahí esta el continuo caminar de personas que van a caminar o a esparcir el espíritu el jefe de la familia no esta muy seguro de que algún humano no sea depredador de su especie, así que a la familia la manda al extremo del brazo del árbol sobre el agua y él se aposta en el comienzo del mismo. Así la familia podrá descansar a sabiendas que esta protegida, el jefe detendrá ahí a cualquier intruso.

Pasaron unos chicos que al verlos quisieron lanzarles piedras, el pato jefe se puso bravo y una transeúnte les dijo a los chicos que los dejaran en paz.

Me maravilla la responsabilidad asumida del padre patuno hacia su familia y la del transeúnte que se responsabilizo al llamar la atención a quienes solo depedran sin que sus padres los guíen y les enseñen el respeto a los demás seres vivos.



Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregon Sonora, México
18 de julio del 2009

lunes, 13 de julio de 2009

LA DAMA Y LA RANA


Iba una dama caminado por un poblado recién llovido, habían caído una torrencial tormenta llena de granizo y fuertes vientos, la cual dejó las calles inundadas y enlodadas de la pequeña población de Bacum. Se había ido a esparcir un poco el espíritu y sentir los vientos un poco frescos que amortiguaban lo sofocado del verano implacable de esas latitudes.

Ya en la población se preguntó por una panadería donde comprarse algo para saciar un poco la necesidad de comer algo.

En la orilla de la banqueta de la panadería, en cierto fango encharcado, se encontraba un pequeño ser acomodadito y observando su alrededor. De pronto… la dama se detuvo con cierto aire impreso en su rostro, como si estuviera jugando a tener miedo. ¿Qué pasaba ahí? Veía con cierto escalofrió al pequeño animalito, esa pequeña ranita que había salido a sentir la belleza del agua y a gozar los charcos que le dejaba la naturaleza, para ella aquello era un regalo de los Dioses. Para la dama era una calamidad todos estos hechos.

A la dama le recordaba cuando a ciertos príncipes se les había convertido en sapos y a ciertas princesas en rana, hasta que el amor floreciera en alguien sin darse cuenta que eran príncipes reales y les liberará de esa situación al manifestarles su amor.

Lo más probable era que la dama recordará algún hecho sucedido directamente en su persona acaecidos en tiempos remotos. Parecía ser que un día en que estaba perdidamente enamorada de un príncipe visitante en su pequeño reino, donde este llegó acompañado de de un asesor del reino de su padre, que él heredaría tarde o temprano y que este asesor no estaba dispuesto a permitir que el joven príncipe se enamorara de nadie que le alejara de la posibilidad de casarlo con su joven hija.

Como el príncipe quedó prendado de la belleza de la doncella y le declaró su amor que fue correspondido con la misma intensidad. El asesor del reino se había atrevido a convertir en rana a la bella princesa hasta, que el príncipe se enamorara de su hija o bien su hija encontrara un partido mejor que el que podría darle el príncipe. Con lo que no contaba el asesor del reino era que al morir el hacedor de tal sortilegio el hechizo se desvanecería y la princesa quedaría liberada. Cosa que así sucedió, al encontrarse en medio de una emboscada perpetrada contra la familia real lo habían confundió con uno del reino y le habían asesinado. Quedando la doncella liberada de su hechizo.

Lo único que no se ha podido subsanar es el hecho de que quedo grabado a cal y piedra en el ser de la princesa y cada vez que ve un animalito de estos croando se le eriza la piel y se aleja con recelo del lugar.

Como vez querido lector, milenios posteriores la dama sigue sintiendo los hechos.
Los dejo con esta historia haber que les parece.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
13 de julio del 2009

viernes, 10 de julio de 2009

UN NUEVO DÍA

Se despertó con un fuerte dolor en los riñones y con la angustia de no saber que hacer. ¿Iré a la clínica a que me choquen que me pasa?, ¿Qué tomaré?, se levanto muy despacio y casi no podía moverse. El dolor era intenso. Los pies muy inflamados, sentía rigidez hasta la rodilla por causa de la inflamación, los dedos de los pies inmovibles, parecían un sapo. Se quejaba a mas no poder, su hija estaba dormida y no escucho, ella no quería despertarla ¿para que si no tenía dinero para un hospital?, solamente la asustaría y la haría sentir impotente ante ese mal de su madre.

Se fue a la sala, se sentó en una silla donde había colocado un respaldo de silla con vibrador de masaje, para masajear la zona renal. Se tragaba el quejido que el dolor le hacia sacar. Tomo un masajeador de espalda que contiene unas bolitas giratorias y dio masaje directamente en las plantas de los pies, sobre todo a la que en reflexologia representa los riñones. De ahí se fue a la cocina y preparo una bebida de linaza con toronja y piña para aliviar un poco su estomago de una sensación de vació.

Se fue a la cama, se quedo semi-sentada, cerro sus ojos y se concentro en su área renal pidiéndole que se restableciera el orden en sus funciones, ahí se quedo meditativa y concentrada. No supo a que ora se quedo dormida.

Ya a medio día se despertó y se asombró, que sus pies estaban tan delgados como si no hubiera pasado nada en ellos, ¡tanto que le gustaba la delgadez de sus pies! Le parecían hermosos. Y ahora habían cobrado su belleza, estaban desinflamados. ¿Sus riñones? No pasaba nada, se podía mover con facilidad, ya no dolía nada. Sonrió y se dijo ¡Que maravilla! Me siento como nueva. Llegó su hija y le pregunto como seguía, pues hacia varios días que no se sentía muy bien. Ella le sonrió y le dijo – no se que paso, pero anoche creí que moriría, sentí que mi cuerpo no aguantaba más y mírame estoy aquí con los pies sanos y sin dolor, para sonreírle al nuevo día.

Lo que ella no sabia era que los suyos la lloraban y la velaban para incinerar su cuerpo como ella se los había hecho saber en más de una ocasión al charlar con ellos que cuando fuera su momento eso hicieran con sus despojos.


Celia Rivera Gutierrez
Cd. Obregón Sonora México
Julio 10 del 2009

martes, 7 de julio de 2009

EL TALIBAN

El prieto había llegado al barrio acompañado de una dama de largas piernas, esbelta, de rostro color canela, ojos soñadores, pelo largo que la hacia ver muy femenina, y con una licenciatura de psicología. La cual decía que siempre es bueno tener un compañero con uno, según la psicología que había estudiado y en la que se había graduado

El prieto tenia su pelo oscuro y brillante, su cuerpo mediano, ni pequeño ni grande. Feroz como un león y dulce como el pan. Eso dependía de la ocasión y los personajes que jugaran el papel con respecto a lo que el amaba y resguardaba.

Era muy curioso y le gustaba estar al tanto de lo que sucedía a su alrededor, además le encantaba la amistad y la defendía a capa y espada aunque en ello le fuera la vida. Sus dientes eran blancos y contrastaba con su color oscuro. Hizo buenas migas con el güero que era su vecino. Era interesante verlos juntos, uno a cada lado de la reja, juntos y sin mezclar, como el yin y yang oriental en perfecto equilibrio. El güero y el prieto eran buenos amigos mientras no mediaran faldas entre ambos, pues el prieto se jactaba de ser el favorito de las damas y el que poblaría su territorio. El Güero si deseaba tener relación con una dama se las tendría que ver con el prieto. Cuando el negro o Prieto tomaba el papel de mosquetero para defender lo que consideraba debía hacerlo, parecía que podía comerse vivo a quien se le pusiera enfrente. Pero cuando veía la nobleza en el rostro de las personas y la caricia suave y fidedigna, se podían jugar con él como si fuera un muñeco de trapo inerte. Se dejaba hacer lo que quisieran sin respingo alguno y sus ojos transpiraban amor y ternura. A los niños les encantaba jalarle las orejas y él se dejaba.

Un día enfermó… y a la señora psicóloga lo único que se le ocurrió fue deshacerse de él y echarlo a la calle. Un vecino caritativo lo atendió de su mal y logro sanar. Otros vecinos le daban alimento y cariño

La chamacada (los pibes o los chicos) le comenzó a decir “El Taliban” por su bravura.
Cuando algo no le gustaba hacia relucir su blanca dentadura con un gesto de “te detienes o te detengo”.
Este personaje llamado el Taliban se convirtió en el respeto de la cuadra, nadie osaba pasar por ahí si no tenía negocio en ese sitio.

Lo bueno y lo malo de ser como el Taliban:

Era bueno que el Taliban cuidara e hiciera sentir que estaban protegidos, pues en ese tiempo nadie osó robar en esos lugares, aunque alrededor de ahí si se suscitaban robos continuos. Lo malo del asunto era que no sabia de quienes cuidar el barrio. Para él… todo el que no vivía en ese sitio era sospechoso y lo agredía, así que era difícil recibir visitas de familiares o amigos, y mucho más difícil que vendedores ambulantes o prestadores de servicios se aventuraran a llegar a esas viviendas.

Solía sentarse en la entrada de la cochera de un vecino con la firme determinación de no permitir a nadie que osara acercarse ahí sin el consentimiento de los inquilinos.
Un día, paso un señor vendedor de los que utilizan a sus niños para causar lástima. Llevaba una niña que enviaba a tocar las puertas para luego él vender. Llegó la niña y el Taliban le atrapo una piernita y la lastimo, se hizo un gran escándalo por ello y denunciaron al Taliban, a mi juicio a quien debieron de denunciar era al padre por explotar a su niña en vez de enviarla a estudiar.

Cuando llego la dueña de la casa se entero que al pobre Taliban se lo habían llevado y pensaban dormirlo, para evitar siguiera haciendo daño. ¿Qué ironía? Él solamente protegía a quienes le daban algo de cariño y le costaría la vida ese acto. Los niños del barrio pidieron a los dueños de la vivienda que por favor lo rescataran. Los señores hicieron acto de presencia a favor del Taliban y les pusieron como condición que alguien se hiciera cargo de él para poderlo entregar y que se pagara una multa por ello. Los vecinos agradecidos por el favor del Taliban al cuidar sus pertenencias se cooperaron para la multa. Un niño convenció a sus padres de que lo recibieran en su hogar.

Cuando fueron por él, se le llenaron los ojos de un brillo especial, de agradecimiento y contento. Desde entonces el Taliban ya no estuvo en la calle sino en el patio de esos vecinos, hasta que un día se enfadaron de tenerlo y lo mandaron dormir.

Querido lector te dejo con esta anécdota a ver que te parece.

Hasta la proxima


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obegon Sonora, México
Julio 7 del 2009

viernes, 3 de julio de 2009

ANECDOTAS DE AYER Y DE HOY

Estaba Mauricio ahí tirado en plena carretera, suplicando a los paramédicos, que por favor le dijeran a su mujer que lo perdonara, repitiendo una y otra vez, no me va a perdonar mi mujer, por favor díganle que me perdone.

VEAMOA LOS HECHOS

Mari carme vivía al otro lado de la frontera, se sentía muy feliz con su vida, tenia su pareja de años atrás y se llevaban muy bien.
Un día se le detecto un uñero en sus pies y supo que los médicos solo sabían de cirugías dolorosas y que no era seguro que no volviera. También supo de una mexicana que vivía en el estado de Sonora México y que hacia un pediquiur muy bueno que solucionaba el problema sin cirugía y sin siquiera sangrar o doler, las personas solamente tenían que atenderse regularmente dándole un cariño a sus pies de atención.

A partir de entonces viajaba con cierta regularidad hasta ese hermoso estado de tierras calientes donde la temperatura a veces sube hasta de 50 grados centígrados. Su esposo Mauricio decidió darle el mismo tratamiento a sus pies, ya que era muy agradable sentirlos atendidos. Así que viajaban con frecuencia ambos a recibir esa atención relajante.

Un día, en que Mauricio estaba preparando su equipaje para viajar, a darse ese gusto, le dice Maricarmen –Amor, ¿Por qué no te esperas unos días yo también iré la siguiente semana?- Mauricio volteo y le dijo con mucha gravedad y en tono de rechazo –cariño… me voy solo, porque te voy a dejar, he encontrado otra mujer que me quiere y me espera allá-
Maricarmen sintió que el piso se desvanecía y todo su cuerpo se cimbro, sus emociones se hicieron un nudo en su garganta, sintió nauseas y su corazón casi se paralizó. No podía dar crédito a lo que escuchaba decir como si fuera lo más normal. ¿Desde cuando ese hombre dejo de amarla y ella no se había dado cuenta? ¿Cómo se podía deshacer algo que tenia años viviéndose como si nada hubiera sido importante? ¿Cómo había amado ella tanto a ese hombre que estaba parado frente a ella con tal desparpajo sin importarle su dolor?

Se guardo todo su dolor y lo vio partir. En ese momento algo se moría dentro de ella, para dejar morir un amor ingrato que no la valoró. Se desangro sus sentimientos, se quedo inerte a ellos y cerró las puertas al cariño inmenso que sentía por ese hombre. Se dispuso a vivir sin él.

Cuando Mauricio iba por Sonora rumbo al sur y cerca de la capital del estado. De pronto sin saber como se impactó contra otro automovilista y quedo ahí tirado, esperando que llegara el auxilio médico. Cuando llegaron los paramédicos solamente le solían escuchar decir, mi esposa nunca me perdonara, díganle que me perdone, díganle que la amo. Por favor díganle a mi esposa que la amo y que me perdone, nunca me perdonará.

Cuando le avisaron a Maricarmen del accidente, sintió que no era a ella, a quien debían acudir sino a su amante, pues de ella, ya se había despedido. Aun así fue al lugar de los hechos para encontrarlo ya muerto y hacerse cargo de su cuerpo, para ella no era ese el momento de despedirlo, pues ya se había despedido de ella antes. Para ella ya había comenzado a morir dentro de ella desde antes del accidente.

¿Que paso con la mujer que se uniría? Esa no existió en el momento de su retirada, el solo pensaba en su esposa dejada y la posibilidad de su perdon.

Maricarmen, no lo llora por su muerte física, pues si no hubiera muerto, él de todos modos estaría muerto para ella ya que se quedaría con la otra. Para ella, él murió antes de morir.

Dicen las malas lenguas, que Mauricio, esposo de Maricarmen, sigue atrapado entre dos mundos en el tiempo espacio y que cada mañana se levanta, hace su equipaje y le dice a Maricarmen. Si ya me voy, te voy a dejar, encontré a otra mujer que amo y viviré con ella. Y cada mañana ve como su mujer se queda ahí parada viéndole partir, toma la carretera se perfila a su destino recién decidido y de pronto un automovilista se impacta con él. Y vuelve a pedir a los paramédicos que le digan a su mujer que lo perdone.

Querido lector, si un día viajas por esa carretera y ves a un moribundo pidiendo perdón a su mujer, no te quepa la menor duda que se trata de Mauricio.

Les dejo con este relato a ver que les parece
Hasta la próxima.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Junio 26 del 2009

martes, 30 de junio de 2009

CHARLA DE DOS AMIGOS

Un día nació una milpa y se puso a charlar con el fríjol, que se había sembrado junto a él por el labriego sembrador. Le preguntó que hacia para merecer tal honor de estar junto a él, pues tenia que ser por algo, que se le sembrara juntos a los dos.

Yo por ejemplo -dijo el maíz- doy sustento al labriego, sustento a su familia, y también a su ganado. Pues mi grano es para el y los suyos y el rastrojo para el ganado. Me siembran con amor, y les doy para todo el año-

Contesto el fríjol –Eso te quería preguntar a ti ya que soy muy importante, no vivirían sin mí, que les doy sabor en su alimento, creo que ya se por que estas junto a mí, es porque el americano nos necesita a los dos, tú sin mi no serías apreciado, yo sin tí, quizá me harían a un lado. Juntos les damos alimento para que tengan el sustento y la proteína necesaria para cubrir sus huesos-

Se dieron un abrazo como símbolo de unidad sabiendo que ambos son necesarios en la vida cotidiana del campesino labrador.

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora México
Junio 26 del 2009

viernes, 26 de junio de 2009

EL BURLADOR BURLADO

Carolina era una mujer un tanto madura, había contraído nupcias hacías varios años, tenía un hijo aun en casa y una hija. Su esposo comenzó a ser sumamente descarado con respecto a sus relaciones extramatrimoniales. Decía en forma de mofa y jocosamente con la seguridad de que en su hogar el hacia lo que le dieran en gana y su mujer tendría que bajar la cabeza ante cualquier situación sin que él perdiera para nada el privilegio de ser el Hombre de la casa y respetado y acatado, que su mujer sería una pantalla social sin importar lo que él hiciera.

Ambos serían una pareja aunque en las reuniones o fiestas estuviera alguna de sus amantes que le festejaban sus amigos por tal osadía. Carolina siempre erguía su cabeza y se hacia la que ignoraba lo sucedido y se portaba amablemente con su esposo. Sin embargo le dijo muy claramente cuando supo de sus correrías y que no pensaba cambiar esperando que ella aceptara esa situación. Que en cuanto el último de sus hijos saliera en matrimonio o a hacer pareja, a ella no la volvería a ver.

Arturo se rió socarronamente y pensó que eso solamente era una amenaza que no se llevaría a cavo, y confirmaba su pensamiento el hecho de que Carolina jamás lo volvió a mencionas. Así… que les decía a sus cuates que a la mujer había que domarla y tenia que aguantarse. Que la prueba era su mujer, solicita y atenta como si no sucediera nada. Empezó a ser muy admirado por los demás machos amigos suyos y cuando la veían a ella con su rostro en alto, mirando de frente y con mucha dignidad, se decían que Arturo tenía razón. A la mujer se le tiene que domar y esta aceptaría todo como si nada.

Un día sucedió… que se caso el hijo se hizo una gran fiesta y todos contentos, hasta la amante se dio el lujo de estar en la fiesta en forma un tanto discreta (al parecer). Paso otro par de años y se caso la última hija del matrimonio. Carolina vistió muy bella y con su cuerpo majestoso y atento así como con la afabilidad que le caracterizaba atendió a todo mundo como lo que era... ¡una gran dama!...

Al término de la fiesta se despidieron todos con alegría y se fue cada quien a lo que le correspondía, los novios a su viaje de bodas, los amigos a descansar y los padres a su casa.

Cuando llegaron Carolina y Arturo a su casa, ella saco del armario su equipaje que ya tenia hecho desde antes de la boda. Arturo le preguntó, ¿Qué es eso? Carolina contesto –me voy… ya te había dicho hace años que al casar al último de mis hijos me iría-
-estas loca- contesto Arturo, -¿Qué crees que estas haciendo?, ¿crees que te dejaré ir?-
- no me importa lo que hagas, me iré- dijo Carolina.
- Pues si te vas no te daré nada (la clásica ameniza del poder económico en manos del hombre de la casa), ¿escuchaste? nada… ¿con que vas a vivir?.
- no te estoy pidiendo nada- dijo ella -solamente me voy.
Él hizo un berrinche, amenazo, lloro, pataleo. Y ella simplemente pidió un taxi y se fue.
Jamás se volvió a saber de ella. Al parecer desde que había tomado esa decisión ella comenzó a ahorrar para cuando llegará el momento de su ida.

Arturo se quedo ahí, dándose cuenta que sus baladronadas no tenían fundamento, que en realidad no quería perderla, pero él no había hecho nada para que ella valorara el estar con él. ¿Sus amigos?……. Ya no le alaban sus hazañas, al contrario lo compadecen.
¿La amante? dejo de ser importante para él y se quedo más solo que un perro callejero.

¿Ella?... Espero que sea feliz sin la sombra de su ……

Querido lector te dejo con esta anécdota que fue real.
¿Los nombres? Cualquier parecido con los reales es mera coincidencia.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora México
Junio 26 del 2009

jueves, 18 de junio de 2009

EL PODER DE CABECITA RUBIO ROJIZO

Recordando a la cabecita de cabellos rubio rojizo y su manía por salvar de las garras de la parca a cuanto puede quitarle, y leyendo el mail que me mando Roberto Psicomago con una anécdota les contare lo que sucedió hace muchos años (bueno no tantos)

¿Existen límites en la capacidad de hacer o actuar?
(les contaré lo siguiente a ver que piensas).

El mail de Roberto decía, que un niño cayo en una grita de un lago congelado y su amigo lo salvo rompiendo el hielo con su patín para poder salvarlo y que los rescatistas se preguntaban como lo había logrado siendo tan pequeño y con tan pocas fuerza. Y la Lógica de Einsteín fue; que nadie estaba para decirle que no podía hacerlo.

Volviendo a la cabecita roja y su poder de acción. Ya que era la niña clásica rebelde que no se sujetaba fácilmente a las reglas y se colaba en los paseos de otros chicos o grupos escolares.

Un día se coló con el grupo de una maestra de primaría a un balneario llamado Los Chorritos. La maestra se hizo acompañar de un hermano varón para que le ayudara a evitar accidentes entre su alumnado.

Sucedió que estando todos en algarabía y divirtiéndose… de pronto apareció una señora extraña con ropajes que parecían del siglo pasado, su cabeza un tanto embozada con un manto y parecía observar muy de cerca de los chicos. Fijó su mirada en una niña y pareció sonreír se mezcló entre todos los presentes que parecía no la podían ver. Con un ademán que provocó un gélido viento hizo trastabillar a la niña que se precipito por un pequeño rápido que unía una alberca con otra y que lo hacia bañando una rocas que separaban a una de la otra en un desnivel bastante pronunciado.

La pequeña perdió el conocimiento con la caída y quedo ahí en el fondo del agua donde esta se complacía en levantar su ropa como banderín al ondearla inflándola en un impulso hacia arriba. Cabecita rubio rojizo se percato de las intenciones de la señora extraña y fijó su vista donde la mujer misteriosa veía… se dio cuenta de lo que sucedía y sin pensarlo dos veces se lanzo y la tomo de los cabellos arrastrándola a la superficie. La profesora y su hermano procedieron a tratar de sacarle el agua del cuerpo.

Mientras tanto alguien con alas de ángel guardián y no se sabe exactamente cual ángel soplo al oído de la madre de la niña lo acontecido a esta… de tal suerte que apenas la hacían respirar y la madre ya estaba ahí preguntando por su pequeña.

¿Qué misterios une a los niños y los hace capaces de responder acertadamente y con valentía en casos como este en que se le arrebata un alma a la parca que desde ese momento nunca olvido a cabecita roja, y le molesta encontrarla en su camino?

¿Qué misterio existe entre la madre que es responsable de sus hijos y estos… que se enteran antes que nadie de los hechos?

Quizá la lógica del señor Einstein nos lo pudiera decir.

En lo que a mi compete y he podido observar es que no existen límites mientras tomas responsabilidades con respecto a la vida. Es como si la vida te dotara de todo el poder que requieres para actuar y que solamente estas vencido cuando crees que no puedes.
Parece ser que entra un chorro de adrenalina que es mucho más que una fuerza nuclear para lograr lo que tienes que hacer.

Bien los dejo con otro hecho de cabecita roja, quizá de los primeros en su vida (no me atrevo a aseverarlo).
Hasta la próxima


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
18 de junio del 2009

viernes, 12 de junio de 2009

LA PARCA Y LA CABECITA RUBIA


La parca ya temía llegar cuando tenía que sopesar una situación que ameritara llevarse un cliente. Ella merodeaba por los lugres más insólitos y frecuentados por la señora imprudencia donde casi siempre se suscitaba un accidente que la requería.

En más de alguna ocasión ella llegaba observaba y esperaba, de pronto la imprudencia hacia su aparición y ¡zaz! Alguien tenía que retirarse de la vida. porque su cuerpo ya no le serviría. Otras ocasiones era la señora abulia ya que los padres nunca se daban por enterados de donde y que hacían sus hijos.

Cuando la parca se aparecía y se hacia la tonta entre las personas pasando a ser una persona más entre ellas en espera de ver cuando tendría que llevarse a alguien. De pronto aparecían unos rizos dorados tirando a rojo y un rostro pecoso que estaba también disfrutando del entorno, pero con los ojos atentos a lo que sucedía. Y esa cabecita inocente y terca en más de alguna ocasión le había arrebatado de entre sus manos a su presa.



En una ocasión en que la señora ira hizo que alguien sacara la pistola y llenara de plomo a otra persona, la muerte estaba presta para llevárselo, vio a su alrededor y se alegro, esa cabeza rubia rojiza no se vea por ningún lado. Algunas personas llevaron al que la parca creía se llevaría con ella, a un hospital, la parca se alegro al ver que no había nadie en la recepción y el medico de guardia brillaba por su ausencia. Se dijo –ya la hice preparare mi cabalgadura para llevármelo- salio por su carruaje.

La cabecita rojiza estaba visitando a un familiar enfermo, y al ver a la persona sangrando y a punto de caer (ya que entro por su pie) rápidamente lo metió a quirófano, le llamo al medico que ella sabia realizaba cirugías en ese hospital, el cual le indico que llamará a su equipo de cirugía (anestesiólogo y demás) ella lo hizo rápidamente y procedió a limpiar el área lesionada y a prepararlo para la cirugía, en cuanto termino de hacerlo entro el equipo de operaciones y en menos de 10 minutos ya estaba siendo operado.

Cuando la parca llego con su cabalgadura tirando su carruaje dispuesto a llevárselo ya estaba fuera de su alcance. Y vio esa cabecita molesta que siempre se aparecía donde menos la esperaba.

Días después ella volvió a visitar a su familiar y el médico le pidió le acompañara a la visita de su paciente. Cuando llego se la presento y le dijo -esta señora le salvo la vida y ni siquiera trabaja aquí-

Si que esa cabeza rubia rojiza la sabe hacer.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
12 de junio del 2009

lunes, 8 de junio de 2009

HEROES ANONIMOS


En una población de los altos de Jalisco, existe un balneario natural titulado “Tarethán”. Cuyo nombre se le debe a una vieja anécdota de los pobladores prehispánicos. Ya que se dice que en 1528 un monarca purépecha Tzintzincha Caltzonzin cumplió una promesa que le había hecho a su Dios, ya que su hija había estado gravemente enferma y el curandero y sacerdote del reino le indico al monarca, que su hija sanaría si se bañaba en un manantial de agua caliente.
El monarca prometió que fundaría una población en el lugar que sanara su hija y se dio a la tarea de encontrar dicho lugar.
Cuando encontró el lugar fundo la población de Atotonilco que quiere decir “lugar de agua caliente” y precisamente en “Tarethán existe un venero de agua pura que permite dar el agua a toda la población.

Ese venero se encuentra enclavado en la falda de la montaña y los lugareños suelen ir disfrutar de esa agua y bañarse ahí. De tal forma se ha arraigado esa costumbre, que un día, a ciertos políticos que entraron al poder del lugar pretendían convertido en un lugar de recreo donde se cobrara por su entrada. El dueño del terreno les dijo que no lo permitiría… que él poseía los documentos de propiedad y mientras él viviera ese lugar sería gratuito como siempre lo había sido.

Después entraron otras autoridades e hicieron arreglos muy buenos para que las familias puedan seguir disfrutando del lugar, y respetando el deseo del dueño del terreno, es probable que lo haya donado para la población bajo esa condición de que aunque se arreglara siempre sería gratuito.

Es un lugar muy hermoso y miles de familias van a disfrutar del lugar. Lo único no tan bueno es que los padres de familia llegan se instalan y dejan a sus hijos hacer lo que deseen, se enfundan sus trajes de baño y los meten a bañarse y a jugar y se olvidan que tienen que cuidar de ellos.

En una de esas ocasiones en que estaba lleno de gente y como 30 niños o más en el caudal del agua que fluía, llegó una familia donde iban varios hermanos y sus hijos a disfrutar del lugar. Amenazaba lluvia, y al parecer, por allá a lo lejos sobre las montañas y más allá de ellas llovía a cantaros. Uno de las personas que había realizado algunos trabajos en el lugar les dijo al verlos. “Tengan cuidado con la creciente” debe estar lloviendo en las montañas.

Así que les dijeron a sus hijos que por favor no entraran al agua, por que podía haber peligro. En eso se vino una lluvia que no duro mucho y los chicos le preguntan a su madre, ¿ya podemos meternos al agua? Ella les dice –si- pero luego titubea recordando lo que les dijeron al llegar y corrige. No, no pueden entrar.

Ella no se alcanza a dar cuenta hacia donde caminaron sus dos hijas cuando escucha a su hermana diciendo ¡Miren La creciente!. En ese momento, una avalancha de agua se viene arrasando todo, se ve como poco a poco se posesiona de los lugares, ella trata de correr hacia donde se están bañando muchos niños tratando de ver si están los suyos, su hermano reacciona igual al mismo tiempo y ambos chocan en la puerta del templete donde estaban comiendo. Él queda noqueado ahí en el piso por el encontronazo y ella olvidándose de cualquier dolor ve si están los miembros de su familia ahí. Al no verlos piensa regresarse, y reacciona al ver que existe un numero de mas de 30 chicos batanándose y sus padre ni se dan por enterados de lo que esta sucediendo. Entonces ella corre hacia ellos se mete al agua gritando ¡sálganse!, ¡sálganse! ¡la creciente!, ¡sálganse!, la creciente va tras ella mientras empuja a cuanto niños podía para que se salieran. Cuando va tras el ultimo se da cuenta que un señor los esta recibiendo en la orilla y sacándolos rápido. En cuanto ella sale la creciente pasa en ese instante arrasando todo lo que ahí se encontraba.

Ella sale… respira… se suelta… y comentan lo sucedido. Voltean a ver a las familias y ninguna hizo lo más mínimo por saber si sus hijos estaban ya fuera cuando llego la creciente o si alguien los había sacado. Era como si estuvieran dormidos, ajenos a lo que sus hijos hacían o les sucedia.

Según mi parecer, aquí existe una heroína anónima. Pues nadie comento como logro evitar que murieran tantos chicos. Para todos, aquello paso de noche, quizá algún día los chicos platiquen y recuerden que una señora arriesgo su vida para evitar que ellos murieran cuando ellos eran chicos.

Un día, me decía la señora y su hermano, ¿Quién esta mál? Todos los demás que viven de noche o nosotros que nos metemos en todo, la vida hace y deshace y ni siquiera se enteran de lo que pasa en sus familias.

Si sus hijos no los hubiera sacado esa señora, habrían llorado una tragedia y renegado, pero como no pasó nada… no se dan cuenta de lo generosa que es la vida con ellos.

Querido lector los dejo con esa narración de un hecho real donde consta que la mayoría vivimos dormidos y culpamos al destino o a las autoridades por no tomar precauciones y decirnos que debemos hacer. Se nos olvida que la primer responsabilidad de lo que nos pasa a nosotros y nuestras familias recae en nosotros antes que en las autoridades.


Celia Ribera Gutiérrez
Obregón Sonora México
Junio 7 del 2009

miércoles, 27 de mayo de 2009

EL SEÑOR QUE MANDABA CARTAS A LA VIGEN

Mundo (Raimundo) se llamaba este señor, era familiar por parte del esposo de mi querida madrina Nati, este señor había estado en el seminario, y se decía que estaba débil del cerebro, y no había aguantado el estudio, quedando un tanto buena gente. Este seño solía ir al rancho, se sentaba bajo el árbol en el que mis hermanas y yo gustábamos jugar, haciendo una muy buena casita en la que cabíamos dentro. El se sentaba a hacer canastos de tiras de carrizo, estos canastos eran grandes y pequeños, así como algunos que servían de pequeña cuna a los recién nacido (canastero, se le decía). Y siempre cargaba la Biblia con él, para leerla.

Cuando lo encontrábamos en ese lugar, no leía algo y nos explicaba a su manera la religión, luego mis padres procedían a invitarle a comer o cenar dependiendo de la hora.

A este peculiar personaje, le gustaba una tía soltera, que vivía en el pueblo, ¡grandota mi tía!, hija de mi tío Jesús el dueño del rancho en el que vivíamos.
Y decía, que estaba esperando, que le contestara la virgen para saber si debería ser casado e ir a pedir a mi tía Lupita, que de seguro su padre se la concedería. Mi padre le pregunto -¿Mundo como sabrás, que la virgen te dirá que si te cases?- y el contesto –Le mande una carta preguntándole y estoy esperando su respuesta- y le preguntan mis padres-¿A que dirección la enviaste?- -al cielo- contesto él.

Pasaba el tiempo y cada ves que le veían le preguntaban -¿ya te contesto la virgen?- y el decía aun no. Creo que no me debo de casar, porque si fuera a ser casado ya me habría contestado.
Bueno diríamos que la virgen fue responsable de su soltería.

martes, 19 de mayo de 2009

PROSA –DESTINO


Flores, nostalgias y amores idos,
goces familia y dolores confundidos,
todo… una amalgama unida con aparente sinsentido.
Es el juego del universo
Y aun no se sabe cual será su destino

Se entremezclan:
los jardines,
los aromas,
los sonidos,
los lugares,
las nostalgias
y los amores dolidos,
recuerdos de antaño
en el presente unidos
por hilos mágicos del destino,
caballeros que vienen al rescate
de los dolores de seres queridos,
que no sabe si es por ella o por los cariños quedados en forma personal de cada uno cuando fueron muy amigos.
¿Qué hago yo en este partiaguas? Se pregunta.
Cuando observa y vé notas de vida musical en todos lados.

Surge una bruma frente a su camino, llena de dolor y de angustia de quienes forman sus seres queridos, su rendimiento es casi nulo y solo se pone como soporte para que den el brinco y salten esa barda, que parece apresarles el destino. Si lo logran, no será de ella el merito… sino el de ellos… en su afán de la vida… que no les permite vencerse ante la adversidad que se levanta enfrente. Y ahí surge el caballero dando su mano y soporte a ellos. La vorágine del viento se introduce en sus huesos y se sumerge en una modorra nulificando casi su cuerpo.

En antaño… hubo noches de gala con música de estrellas y canto de ellas en voces de soprano… que iluminaban el entorno de quienes estaban ahí en la pequeña Cd. De Álamos... sus manos se buscaban y sus miradas se encontraban embelezadas con el canto… que hacia lucecitas en sus almas de enamorados. Hoy por hoy, están separados, con un mar en medio de emociones como olas encrespadas, que a cada orilla los ha dejado, sin la posibilidad de un barco que los una de las manos y amarre sus corazones como antaño. Le mira… como si fueran dos extraños. Y ella se pregunta ¿Qué hacemos aquí de nuevo recorriendo estos pasos?


Curioso ¿verdad? La desgracia ha hecho, que de nuevo escuchen juntos y a la vez separados ese canto de estrellas en los mismos lugares que en antaño han estado… llevando a los suyos a divertirse, para que olviden sus dolores entre las voces dulces de los cantos… Y ahí, la misma cantante con su voz de soprano añejada con el paso de los años, hace su aparición recordando lo de antaño.
Su alma se conforta por los suyos, que se sienten amparados, y al mismo tiempo recuerda los tiempos idos ya lejanos… que se unen en algo muy extraño.

Quisiera poder darles la seguridad de la vida y tomar alas de mariposa que le permita volar para ver nuevos paramos y encontrar un corazón que se le entregue abriéndole su pecho y sus brazos.

Y entonces si poder abrazar a los suyos con sus brazos multiplicados y su pecho lleno del calor de amor, para podérselos entregar calido. Pues así solo se siente en una vorágine… que le desubica, al tener que apoyarlos en quien de amarle ha dejado.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
26 de enero del 2009

jueves, 7 de mayo de 2009

LA INTREPIDA Y LOS CABALLOS



Era intrépida y con una curiosidad asombrosa ante la vida, no permitía que se le atorara nada, nunca decía no puedo aunque la vida le pusiera trabas, solamente siempre lo intentaba, así sucedían una serie de peripecias, algunas un tanto cómicas, otras un poco dolorosas pero otras muy satisfactorias.

Nunca había montado caballo alguno, pero un día en que había una convención propuesta por los clérigos del lugar a orillas del río, se había conglomerado mucha gente de distintas entidades, algunas habían bajado de las rancherías apostadas en las partes altas de las montañas, otras de las rancherías más cercanas, otras mas de las poblaciones cercanas a parte de la propia que convocaba, miles de personas había ahí reunidas.

Era una algarabía de gente que se movía de un lado para otro, los del pueblo que convocaba habían solicitado a las personas que poseían automóvil que los pusieran a disposición de quienes no tenían y se les trasladará al lugar de los eventos. Los rancheros habían viajado a caballo para poder sorteas los caminos empinados que se les atravesaban al bajar, en realidad su medio de transporte era el caballo, cuando iban a las poblaciones solían llegar a un mesón (algo así como un motel de entonces donde cuidaban y alimentaban su cabalgadura y los hospedaban a ello).

Ella era muy activa y parte de la organización de los eventos, ya que a pesar de su temprana edad, era la delegada de catequesis en la zona rural y solía visitar a los rancheros para preparar catequistas. Si apenas era una moza adolescente, pero tenia tanta seguridad en lo que decía y transmitía, que se le había confiado ese trabajo. En esta ocasión ella se divertía con la música y la convivencia de personas que no conocía y que habían llegado ahí. Vio unos hermosos caballos que montaban unos mozos no muy mayores, casi de su edad, sintió el deseo de montar un animal de esos y sentir como se mecen al correr entre los camino, siempre le había atraído esos animales cuando los veía en forma libre y corrían de tal suerte que parecían no tocar el piso. No aguanto la tentación y se acerco a un mozo que traía un hermoso corcel. Y le dijo -¿me prestas tu caballo?- claro que si –contesto este-, luego se dirigió a un segundo más y le dijo -¿jugamos una carrera?- el chico le dijo sí-

La bendita carrera fue toda una odisea para ella, pues jamás se había subido a un caballo, y estos animales estaban acostumbrados a jugar carreras de verdad, así que no obedecían mando alguno de detenerse si otro caballo les llevaba ventaja, la consigna era ganar… al precio que fuera. Por supuesto que el otro caballo iba ganado y el de ella no le obedecía, sus crines se lucían con el viento en su galopar, sus ojos brillaban y su hocico resoplaba tratando de adelantar al contrincante, ella se sentía ligerita sobre su lomo y se daba cuenta que pararía cuando le diera la gana y que la podía lanzar por los aires.

El camino era bueno, ya que por ahí transitaban en auto los dueños de unas huertas frutales que se encontraban al fondo del camino siguiendo las márgenes del río. En ese camino existía en su lado izquierdo un abarrote donde los rancheros solían llegar a comprarse algo en su pasada por esos lares y los caballos estaban acostumbrados a llegar a ese lugar. El chico que iba delante de ella decidió llegar a esa tienda a comprarse un refresco al ver que su contrincante hacia esfuerzos por mantenerse en la cabalgadura y tomar el mando del animal que no le obedecía. El caballo de ella se dio cuenta ya tarde de la maniobra de su contrincante, y como la consigna era ganar, se giro y aunque la puerta de entrada quedaba un poco atrás, a él no le importó y se brinco un cerco de casi dos metros de alto para tratar de ganar al otro caballo. El otro se detuvo en la ventana de la tienda, el de ella aun llevaba mucho impulso y por poco brinca un chiquero de puercos que se tenia ahí construido de piedra, cuando se dio cuenta que la competencia había acabado al ver a su rival parado, pero él se freno de golpe y estaba parado de patas con las manos en el aire y con su cuerpo tan erigido que parecía una figura labrada en una exquisita escultura. Ella perdió los estribos y por poco sale lanzada por los aires sobre las piedras, pero una maniobra rápida la hizo que se prendiera de las crines del caballo y quedo ahí colgando del cuello del corcel sin lastimadura alguna.
Y se dijo así misma, ¿a quien se le ocurre jugar carreras sin conocer las mañas del animal?. Pero no se arrepentía de la experiencia de sentirse libre como el caballo mismo en esa carrera fantástica donde el viento conjugaba en un vaivén, tanto las crines del animal como sus cabellos y hacia sentir el alma tan libre como el aire mismo.



Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Mayo 6 del 2009

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