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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

lunes, 8 de junio de 2009

HEROES ANONIMOS


En una población de los altos de Jalisco, existe un balneario natural titulado “Tarethán”. Cuyo nombre se le debe a una vieja anécdota de los pobladores prehispánicos. Ya que se dice que en 1528 un monarca purépecha Tzintzincha Caltzonzin cumplió una promesa que le había hecho a su Dios, ya que su hija había estado gravemente enferma y el curandero y sacerdote del reino le indico al monarca, que su hija sanaría si se bañaba en un manantial de agua caliente.
El monarca prometió que fundaría una población en el lugar que sanara su hija y se dio a la tarea de encontrar dicho lugar.
Cuando encontró el lugar fundo la población de Atotonilco que quiere decir “lugar de agua caliente” y precisamente en “Tarethán existe un venero de agua pura que permite dar el agua a toda la población.

Ese venero se encuentra enclavado en la falda de la montaña y los lugareños suelen ir disfrutar de esa agua y bañarse ahí. De tal forma se ha arraigado esa costumbre, que un día, a ciertos políticos que entraron al poder del lugar pretendían convertido en un lugar de recreo donde se cobrara por su entrada. El dueño del terreno les dijo que no lo permitiría… que él poseía los documentos de propiedad y mientras él viviera ese lugar sería gratuito como siempre lo había sido.

Después entraron otras autoridades e hicieron arreglos muy buenos para que las familias puedan seguir disfrutando del lugar, y respetando el deseo del dueño del terreno, es probable que lo haya donado para la población bajo esa condición de que aunque se arreglara siempre sería gratuito.

Es un lugar muy hermoso y miles de familias van a disfrutar del lugar. Lo único no tan bueno es que los padres de familia llegan se instalan y dejan a sus hijos hacer lo que deseen, se enfundan sus trajes de baño y los meten a bañarse y a jugar y se olvidan que tienen que cuidar de ellos.

En una de esas ocasiones en que estaba lleno de gente y como 30 niños o más en el caudal del agua que fluía, llegó una familia donde iban varios hermanos y sus hijos a disfrutar del lugar. Amenazaba lluvia, y al parecer, por allá a lo lejos sobre las montañas y más allá de ellas llovía a cantaros. Uno de las personas que había realizado algunos trabajos en el lugar les dijo al verlos. “Tengan cuidado con la creciente” debe estar lloviendo en las montañas.

Así que les dijeron a sus hijos que por favor no entraran al agua, por que podía haber peligro. En eso se vino una lluvia que no duro mucho y los chicos le preguntan a su madre, ¿ya podemos meternos al agua? Ella les dice –si- pero luego titubea recordando lo que les dijeron al llegar y corrige. No, no pueden entrar.

Ella no se alcanza a dar cuenta hacia donde caminaron sus dos hijas cuando escucha a su hermana diciendo ¡Miren La creciente!. En ese momento, una avalancha de agua se viene arrasando todo, se ve como poco a poco se posesiona de los lugares, ella trata de correr hacia donde se están bañando muchos niños tratando de ver si están los suyos, su hermano reacciona igual al mismo tiempo y ambos chocan en la puerta del templete donde estaban comiendo. Él queda noqueado ahí en el piso por el encontronazo y ella olvidándose de cualquier dolor ve si están los miembros de su familia ahí. Al no verlos piensa regresarse, y reacciona al ver que existe un numero de mas de 30 chicos batanándose y sus padre ni se dan por enterados de lo que esta sucediendo. Entonces ella corre hacia ellos se mete al agua gritando ¡sálganse!, ¡sálganse! ¡la creciente!, ¡sálganse!, la creciente va tras ella mientras empuja a cuanto niños podía para que se salieran. Cuando va tras el ultimo se da cuenta que un señor los esta recibiendo en la orilla y sacándolos rápido. En cuanto ella sale la creciente pasa en ese instante arrasando todo lo que ahí se encontraba.

Ella sale… respira… se suelta… y comentan lo sucedido. Voltean a ver a las familias y ninguna hizo lo más mínimo por saber si sus hijos estaban ya fuera cuando llego la creciente o si alguien los había sacado. Era como si estuvieran dormidos, ajenos a lo que sus hijos hacían o les sucedia.

Según mi parecer, aquí existe una heroína anónima. Pues nadie comento como logro evitar que murieran tantos chicos. Para todos, aquello paso de noche, quizá algún día los chicos platiquen y recuerden que una señora arriesgo su vida para evitar que ellos murieran cuando ellos eran chicos.

Un día, me decía la señora y su hermano, ¿Quién esta mál? Todos los demás que viven de noche o nosotros que nos metemos en todo, la vida hace y deshace y ni siquiera se enteran de lo que pasa en sus familias.

Si sus hijos no los hubiera sacado esa señora, habrían llorado una tragedia y renegado, pero como no pasó nada… no se dan cuenta de lo generosa que es la vida con ellos.

Querido lector los dejo con esa narración de un hecho real donde consta que la mayoría vivimos dormidos y culpamos al destino o a las autoridades por no tomar precauciones y decirnos que debemos hacer. Se nos olvida que la primer responsabilidad de lo que nos pasa a nosotros y nuestras familias recae en nosotros antes que en las autoridades.


Celia Ribera Gutiérrez
Obregón Sonora México
Junio 7 del 2009

3 comentarios:

Diosaoasis dijo...

Interesante historia, me gustaria visitarlo.
Saluditos.

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Celia, eres un cielo de persona...me encanta leerte...un beso de azpeitia

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Celia...

Interesante relato.

Cuántas veces estamos tan desentendidos de la vida, que otros hacen por nuestras familias lo que realmente nos correspondería a nosotros.

Lo mínino que nos corresponde, es ser agradecidos con aquellos que hacen el bien sin mirar a quien.

Un abrazo.

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