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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

lunes, 24 de noviembre de 2008

La Moncha

La Moncha

Así la bautizo la niña de ocho años, que llego a vivir en un nuevo fraccionamiento, que se había financiado por medio de hipotecas. Casi todas las viviendas tenían sus patios traseros comunicados, porque aun no se habían construido las bardas que les delimitarían esos espacios.

La vecina tenia su lavadora en un techadito posterior y no podía acercarse a usar su lavadora porque justo ahí, una gata se había metido a parir sus crías, no permitía que nadie se le acercará, era un tanto arisca y desconfiada, se había habituado a vivir lejos de los humanos y desconfiar de ellos, solo se acercaba lo suficiente para obtener algo de alimento. La vecina le tenía cierto respeto a tan singular madre, que se esponjaba cuando la veía acercarse, hasta que un día, encendió la lavadora para obligarla a sacar sus crías y poder hacer uso de ese implemento. La gata salio de ahí y se instalo en el patio de la casa de la niña, ella la bautizo como la Moncha. La Moncha era parda con cierto rallado en su colorido casi blanco. Parece ser que los animales saben en quien pueden confiar un poco, pues en poco tiempo la niña se gano la confianza de la Moncha.

En esos rumbos estaba el consorte de la moncha, era un gato grande cabezón, de un amarillo precioso y se veía fuerte, era el jefe del territorio, el que engendraba en todas las hembras. Se diría, que era el monarca felino de bigotes bien definidos y un andar majestuoso, Algunas cicatrices marcadas, que indicaban sus duelos de batalla para continuar siendo el monarca. No cavia duda, de que era el jerarca del territorio y el padre de las camadas que surgían en los alrededores.

Gatumenos en la azotea

Esta familia gatuna era muy peculiar. En una ocasión, en que se escuchaban maullidos durante la noche en forma escalofriante, y que a veces se confundes con el llanto de un niño humano, y después de oír trifulcas y carreras en los techos, pleitos a muerte y gran desafió felino. Al amanecer apareció un pequeño gatito muerto, la Moncha lloraba incansable, las demás crías la había escondido en otro sitio y no se sabía donde. La madre de la niña, en cuanto vio al animalito muerto lo tomo en una pequeña bolsita de papel (como las que existían elaboradas de madera) para llevarla a un bote de basura un poco más adelante y la niña no se diera cuenta, pues lo más seguro era que lloraría al verlo. La Moncha vio este actuar de la madre.

Madres confabuladas

Poco después callo una torrencial lluvia que no cesaba, y se prolongo largo periodo en un persistente chipi, chipi (como dicen por acá). La gata se acercaba a la puerta a llorar con mucha angustia, la madre de la niña la vio a los ojos y supo que tenía que ver con sus hijos. La miro fijo y le dijo –¿Quieres que proteja a tus hijos?- dime donde están-, la Moncha parecía entender el lenguaje de otra madre y comenzó a caminar por delante, y cuando por alguna razón la señora se quedaba a tras, ella se detenía volteaba y la esperaba un poco. La llevo atravesando corredores de viviendas dos cuadras mas al sur, en donde estaba un montículo de tabique destinado a la construcción de una barda, ahí, bajo esos tabiques, estaban sus hijos tratando de guarecerse de la lluvia, la señora los tomo en sus manos y por primera vez la madre no respingo porque le tocaran sus hijos, parecía, que su mirada indicaba un “muchas gracias”. Sin embargo la Moncha seguía llorando inconsolable y se paraba frente a la señora como queriendo comunicarle algo. La señora sintió, que la gata quería saber donde había quedado su otro hijo y entonces se acerco despacito y le dijo -¡Quieres saber donde puse a tu hijo que murió?- ven y te llevo. Por primera vez, permitió ser tocada por un ser humano y se dejo conducir en brazos hasta donde se había depositado el cadáver de su hijo. La señora se lo enseño y ella pareció comprender. Entonces se bajo de los brazos y dejo de llorar. La señora la metió a su casa junto con sus hijos para que se protegieran de la lluvia. Pero ella era arisca y no sabia vivir en interiores sin su libertad tan preciada, así que hizo lo imposible por salirse hasta que lo logro. El problema era, que sus crías hacían honor a ser sus hijos. En cuanto la madre salio, todos hicieron fila junto a la puerta para salir tras ella. Comenzando a llorar, así que se tuvo que abrir la puerta y dejarles partir, era maravilloso ver como los guió nuevamente hasta un pequeño hueco para protegerlos tanto de la lluvia como de machos depredadores.

Razón del estruendo en los techos y la aparición del pequeño muerto


Cave aclarar, que la razón del pequeño muerto, tenia que ver… con que los machos dominantes son los que engendran en las hembras, para asegurar en la especie, que nazcan fuertes y sanos para sobrevivencia de la misma. Así, que cuando un nuevo macho fuerte y audaz… siente que ha ganado el territorio al patriarca, trata de inmolar las crías de las hembras que hereda para su propia prole, para que pronto entren en celo, para sembrar su semilla, se diría, que arrancan de simiente para sembrar una nueva cosecha con su sello. Las hembras defienden a sus crías a muerte contra estos machos, que pronto serán sus consortes. Cuando yo era niña creía que el pleito era entre machos, pero no… esos pleitos ya estaban ganados y el pleito terrible a muerte, que tanto escándalo arman sobre techos, es cuando las hembras se enfrentan para no permitir la inmolación de sus hijos.

Acercamiento de la madre

Desde entonces la madre se acercaba cada vez más sin dejarse tocar, porque era muy celosa de sus hijos, pero estos se comenzaron a domesticar y a permitir que se les tocase. Poco después era muy familiar ver como la madre dejaba una camada ya adolescente en el hogar de la niña, para que les cuidaran un tanto de cerca sin meterse a dentro, y se iba a tener otra camada en otro sitio, se daba sus desaparecidas y de pronto venia con crías a visitar a los otros ya crecidos, cuando ya era abuela solía llegar a visitar a sus hijos y sus nietos, y lo más curioso, que también llegaba el abuelo. Un día estaban las tres generaciones juntas abuelo, abuela, hijos y nietos acostados bajo el árbol de la vivienda de esa niña.

Era una familia muy peculiar


¿No cree?


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Noviembre 24 del 2008

22 comentarios:

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Celia...

Bonito relato.

En casa de mi madre desde que yo era niño y hasta ahora, siempre ha existido una familia de gatos. "Mirringa" la mamá era una gata negra, hermosa, que al morir dejó a su hija en la casa y luego ésta murió.... y así sucesivamente.

Es decir que siempre hay una gata negra viviendo en la casa, a la actual la hemos bautizado "luna" y por ahi anda dando lora.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Un final deseable fuera del mundo gatuno (ojalá ocurriese siempre con nuestras propias familias);y otra narración deliciosa contada por una amiga entrañable.

Sos "de prima" (única,singular), che (no tiene traducción directa, pero viene del idioma guaraní y significa "mí", cariñosamente: Mí amiga)

Besos
Gracias
REL

ILUSION dijo...

Hola Celia¡

Como siempre lindo relato, me agradó conocer un poco más sobre los gatos...gracias por compartirlo.

Besitos¡¡

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

En mi barrio había una gata que no era muy domestica sino que era más bien algo huraña. Paria en la bodega de mi casa y sus crías ahí crecían, y les daba de comer hasta que podía irse a vivir a otros lares.

Creo que ninguno sobrevivió al envenenamiento que hizo un vecino molesto con los gatos.

Sabes mi abuela materna de llamaba Ramona y de cariño de decían Doña Moncha, tenía demasiados años de no oír ese diminutivo.
Saludos

Celia Rivera Gutierrez dijo...

¡Hola! Rafael
Así es, de repente los gatumenos se convierten en parte de la familia y como esta familia no respinga ni nos contradice, es la única que siempre tenemos a nuestro lado. Y se quedan generacones en el hogar.
Bonito nombre el de Luna

Un abrazo y gracias por estar aquí

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Tienes razón Roberto, ¡Ojala! ocurriera en la familia humana. Tenemos que dejar de hacer unas cosas que hacen los animales (la ley del más fuerte) y aprender a de ellos su nobleza con su propia familia. Todo es aprendizaje amigo, este camino de la vida si abrimos bien los ojos aprenderemos hasta de las piedras.
Sos genial amigo
un sobe

Hasta pronto REL

Celia

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Buen día Ilucion

gracias por tus palabras. Y sí, es importante conocer la forma como viven nuestras mascotas y comprender la ley de la vida, así nos integraremos un poco más a ella en forma conciente

Un abrazo amiga y besos

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Así sucede Roy Jiménez
De repente alguien decide deshacerse de los animales en forma inconciente. Pero cuando los animales son un poco ariscos y no los sobreprotege uno ellos viven su propia naturaleza aprendiendo a defenderse por sí mismos, y por supuesto mueren más pronto porque se enfrentas a muchos peligros, propios de su estirpe y del ser humano. Algunos atropellados por autos y otros envenenados. Pero creo que es la mejor manera de saborear la vida.

Que bueno que recordaste a tu abuela.

Un abrazo

Diosaoasis dijo...

Hola Celia me gusto tu cuento de gatos me huele a la vida gatunesca ya que yo también escribí de los gatos. Hasta me siento gatuna. Los gatos son tan bellos lástima que no tenga solo perro.

Francisco Javier dijo...

Linda página Celia, gracias por leer y visitar mi página de poesías. Es la primera vez que te dejo comentario, ya he leido varios escritos tuyos, aunque les dedicaré un poco de tiempo, tienes muchas anecdotas, relatos, todo muy interesante, y como yo suelo decir. Para entenderlo todo con detalle, tengo que leerlo con calma y paz.
Es gratificante recibir tus comentarios y otro punto de vista, como el tuyo. Gracias por todo.

Un abrazo.

PD: Ya te agrege a mi lista de blogs.

Anónimo dijo...

muy bueno la historia de la moncha!! mil saludos wapa xD,,ojala estes bn bye bye !!!!!!

aapayés dijo...

Bastante peculiar pero enriquecedora lectura.

los gatos tienen su hábitat interesante relato viendo en sentir del felino que me llevaste a sentir esa imagen de la madre perdida llorando por su cría...

bonito gracias por compartirlo.

te dejo mi dirección que la otra me dio problemas...

http://apayess.blogspot.com/

Unknown dijo...

donde dejar un mensaje si todos tus sitios son hermosos?

mares dijo...

Que historia tan tierna Celia.
En verdad emociona ver el sentimiento maternal tan grande que muestran la mayoría de los animalitos. Por lo menos de aves hacia arriba, no?
Un beso y estuve tratando ayer de subir al blog el premio que me regalaste pero no se que me estaá pasando con la PC que no lo logro. Pero descuida, que sigo intentandolo hasta lograr, ya lo verás.
Te quiero,
Mares.

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Diosaoasis Gracias.
Sí ya enncontre tu cuentito gatumenos, tu lo haces dulce y tierno, y yo realista, pero ambas somos gatumenas.

Un abrazo amiga, y colega en letras
que pases un buen fin de semana
Celia

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Gracias Francisco Javier por estar aquí y por dejar tu huella, así sé, que has estado en mis letras. Me gusta como escribes, siento que en ese camino pudes hacer buen trabajo y ser reconocido.
Saludos

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Sabes Adolfo, los animales tienen sentimientos muy fuertes, y a veces no nos damos cuenta de ello.
Gracias por estar aquí y dejarme tu link, tratare de arreglar eso
Abrazo fraterno

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Otra vez a viajar al olvido
Gracias por estar y dejar tu huella, eso me estimula seguir escribiendo, ya que sin lectores el escritor no se siente a veces motivado.
Estube en tu pñagina y me parecio muy buena. Estare visitandote,
Saludos y gracias nuevamente

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Mares, es un honor tenerte en mis letras y más sabiebdo lo dificil que es para tí. así mi querida amiga que le doy doble abrazo. y espero que puedas subir tu premio.
así se aprende, en lo personal me costo trabajo subirlo al mio y te confieso que seguí las indicaciones que te dio Maguí Montero para lograrlo.
otro abrazo y un beso para ti amiga. Te quiero
Celia

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Baby_Nasty
Gracias por estar aquí y por leerme. Espero pronto ver tus poemas tambien para leerte.
Ha sido un gusto conocerte.
Un abrazo
Celia

Magui Montero dijo...

Hola Celia! hermoso relato de la Moncha! Particularmente, les tengo desconfianza a los mininos, pero me agrada verlos de lejos (sobre todo cuando son aun pequeños). En cuanto a las costumbres? Pues mira, me sorprendí, porque respecto a la matanza de las crías para que la hembra se encele nuevamente, sucede también en los conejos, (tenía gigantes de Flandes, hace algunos años) por ello es que luego que tiene una camada la coneja, se separa al macho.
Besitos!!!
Magui

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Si Magui, la naturaleza actúa de esa manera, y lo hemos heredado los humanos, aun no logramos sacudirnos esas costumbres que quedaron en nuestros genes evolutivos.

Gracias Magui por estar aquí
Un beso de mi parte y felices pascuas
Celia

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