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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

sábado, 28 de marzo de 2009

AL DESPERTAR


Estaba recostado boca arriba con las manos sobre el pecho y los ojos cerrados, no recordaba cuanto tiempo llevaba así, solo sabia que ya hacia bastante rato. No quería levantarse para no interrumpir unas oraciones que se estaban relazando en su entorno, ignoraba la razón de estas. El suponía que porque había estado enfermo y deseaban ayudar pidiendo al creador su recuperación. Así que con cierta somnolencia se quedo dormido un rato esperando a que terminaran dichas oraciones.

Cuando despertó se dio cuenta que en ves de terminarse se habían unido más personas a la oración y entonces se le hizo muy extraño lo que acontecía. Aguzo el oído para escuchar que pasaba.

El y su familia Vivian en una ranchería muy alejada de la población y en esos tiempos no existían carreteras o buenos caminos para vehículos, es más no existían casi vehículos motorizados, todos se movilizaban a caballo o a pie. Así que cualquier necesidad se tenía que trasladar hasta la población más cercana.

Algo extraño estaba pasando ahí, justo ahí en su casa y ni más ni menos en su habitación. En que estaría pensando su mujer que permitió la intrusión de tanta gente a su habitación y a que se debería tanta rezandera.

Se dijo así mismo, esperare a que termine esta extraña letanía de Ángeles, arcángeles y serafines, para levantarme a ver si se retiran. Pero para sorpresa suya cada vez había más voces en dicha rezada.

Prestó atención y escuchó, que decían una y otra vez después de cada padre nuestro o ave maría “señor resibilo en tu seno, que descanse en paz y que tenga la luz perpetua” una y otra vez le pedían al señor que se lo llevara a su gloria.

Se canso de escuchar y de pronto se sentó y dijo:
-¡Con una chingada, Si no me quiere llevar lo van a obligar a que lo haga a fuerzas! ¡Largo de mi casa!-
No termino de decir todo, cuando todos salieron corriendo y tropezando los unos con los otros con el rostro lleno de espanto y los ojos desorbitados.

La verdad es que lo hacían ya muerto y alguien había ido al pueblo por el ataúd para su entierro y cuando estos llegaron y lo vieron de pie se desvanecieron.

Dicen por ahí que ya ni la supuesta viuda quería arrumacos de su marido, y que le tenía miedo.

¿Será?

Querido lector ¿Qué opinas?


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora México
28 de marzo del 2009

viernes, 27 de marzo de 2009

LA INVITACIO A UN VIAJE


Llego su esposo a ver como se encontraba y al entrar a la habitación ella le dijo
-Fíjate viejo, que estuvo aquí mi comadre Agapita y me dijo: comadre vengo por usted ya nos vamos-
Y yo le dije:
-Comadre aun no me confieso, no me puedo ir todavía-

Al viejo se le helo la sangre y ahogo un grito de angustia. Y tratando de hablar lo más sereno que podía le contesto:
-Vieja ¿se quiere confesar? ahorita le traigo un padrecito-

Y salio tan rápido como pudo del aposento de su señora, les pidió a sus hijas (que aun eran niñas) que por favor estuvieran al pendiente de su madre mientras el volvía.
A los 15 minutos regreso trayendo a un sacerdote en un taxi mientras en otro llegaba un médico a revisar a su señora.

El sacerdote la vio primero y le puso los santos oleos y la absolvió de sus pecados según la tradición católica y se fue en el taxi que había llegado.

Toco el turno al médico y la reviso atentamente, le indico tratamiento, ya que al parecer tenia Tifoidea y ostentaba alta temperatura. Le pidió al señor que buscara quien se hiciera cargo de los medicamentos cuando él no estuviera presente para que se Administraran oportunamente y en forma adecuada.

El viejo preguntó, quien de por ahí cerca inyectaba para encargarle los medicamentos de su mujer, le indicaron el nombre de una solterona, que solía hacerlo en ese barrio. El hombre le entrego la receta y le explico las dosis a aplicar y le dijo que ahí en la receta estaba indicado, que por favor estuviera al pendiente de que su señora recibiera los medicamentos cuando él estuviera fuera y que ella la inyectaría. Él le pagaría por sus servicios.

La señora comenzó a ser atendida y paso de un estado de temperatura alta a un enfriamiento muy agudo, que no era explicable la razón del porque.
Se volvió a llamar al médico y este pregunto como se estaba administrando el tratamiento. Resulto que la señorita que se había hecho cargo de ella no sabía leer y tomaba las ampolletas completas para aplicarla mientras que estas eran para varias veces. Y la bendita señorita no tuvo la delicadeza de decir que no entendía las indicaciones ahí escritas.

El pobre hombre no sabia que hacer, pues tenia que trabajar para atender a su familia, de lo contrario no tendría lo necesario ni para los medicamentos y a la vez tenia que cuidar de su señora para no correr el riesgo de quedar viudo con varios hijos pequeños.

La razón, por la que se había asustado tanto cuando su vieja le hablo de la invitación de su comadre, había sido que justamente… como media hora antes a él le acababan de comunicar la muerte de su comadre, que al parecer había pasado por ella para no irse sola y por si fuera poco su señora le decía que ahí estaba su papá que había ido a verla, mientras que este había muerto ya hacia varios años.

Como una semana después paso el padrecito y le dijo
-Mujer ¿no te has muerto aún?, yo me dije voy a ver como están esos huérfanos, me alegro que estés mejor-.

Al parecer las invitaciones a realizar dicho viaje son por personas muy queridas, afortunadamente puedes declinar la invitación y quedarte. Esta bendita señora sobrevivió a su viejo varios años y al parecer se resiste a irse aun, sigue ahí conociendo nietos y bisnietos y tataranietos, y si nos descuidamos conocerá pedazos de telpacate (los que ya no sabes como decirles en la escala de descendencia). Pues aun vive.

Querido lector

¿Que crees que debemos hacer cuando alguien nos invita a ese viaje sin retorno?
¿Valdrá la pena ser coparticipe con la vida y conocerla más?

Un saludo grande, que la paséis bien, espero te guste este pequeño relato



Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
26 de marzo del 2009

sábado, 21 de marzo de 2009

NOCHE EN ZONA HURBANA


La noche había caído con fuerza, estaban exhaustos a esa hora después de haber viajado por 24 horas de carretera y otras 2 horas más ya que cuando llegaron les informaron que la persona que buscaban se encontraba en la capital.

Unos amigos les habían dejado como a las 1:00 de la mañana en la puerta de un hotel que no los quería recibir sin equipaje, este se había quedado en la población donde llegaron primero y que tuvieron que salir de ahí con rapidez por razones apremiantes y ni siquiera habían pensado en la posibilidad de pernoctar en la gran cd. Y que requerirán de ese equipaje. Así que entraron por una puerta y salieron por otra para que no se dieran cuenta de ello los amigos. Caminaron calles y más calles por el centro, en espera, de que en un hotel los aceptarán. Todos invariablemente todos les solicitaban el equipaje y al enterarse que no traían les decían –no tenemos habitaciones-

Ella esperaba, que su príncipe azul aclarará la razón de no traer equipaje en cima, y que les enseñara los documentos de seguridad social donde constaba que estában casados y que habían viajado muchas horas por razones familiares. Pero no, al príncipe no se le ocurría más que decir que necesitaba una habitación. Y por supuesto que no los aceptarían sin equipaje y los veían con picardía, él tampoco permitía que ella tratara de aclarar algo ya que a él, como jefe de familia, le correspondía hacerlo para no sentir lastimado su orgullo de hombría protectora.

Después de vagar por varias calles y llegar a varios hoteles, ella le sugirió, que se fuéran a la central de autobuses y ahí tratáran de pasar la noche ya que sería más seguro, o bien que llegaran con su familia de ella, ya que en esa Gran ciudad tenia varios tíos y tías y sus respectivas familias que los hubieran recibido con los brazos abiertos. Su príncipe no acepto. Eso le ofendía su posición de ser el hombre de la casa. Por fin llegaron a un hotel de mala muerte, un hombre de aspecto desagradable y sonrisa socarrona con una colilla de cigarro en los labios los atendió, los miro de arriba abajo como diciendo a esta hora de las 2 o 3 de la mañana solo son parejas eventuales. Ahí se encontraba una señora masticando chicle con desparpajo, labios pintarrajeados y sonrisa vulgar, con una ropa que no tapaba casi nada, acompañada de un hombre un tanto común con finta de ser un alguien que desea algo pero no desea pagar gran cosa. El administrador les preguntó. -¿por fin tomaran la habitación o no?- ella sin dejar de masticar chicle le contesto: -pues este que no quiere gastar-

El administrador se olvido momentáneamente de la pareja y se dirigió a ellos.
Ella se quería morir de la impresión, No deseaba pernoctar en semejante sitio, se sentí sucia. Sin embargo ella no mandaba y el administrador con su cara de quien le hace un gran favor les entregó una habitación de camas matrimoniales doble. La verdad que ella no quería dormir ahí. Se preguntaba cuantas parejas habían llegado ahí por unas cuantas horas y si se habían cambiado las sabanas.


Quiso llorar, luego él trato de consolarla diciendo que solo sería por esa noche. Al aclarar el día de la mañana, pusieron una toalla del hotel en el piso del baño para poderse duchar y ponerse su ropa que traian encima y salieron tan rápido como les fue posible de ahí para reunirse con sus suegros que se encontraban en el hotel Colon en el corazón del centro de la Ciudad.


RAZON POR LA QUE SUCEDIÓ TODO ESTO
FALTA DE COMUNICACIÓN CLARA Y CONFIANZA EN LA FAMILIA

Se había enfermado el abuelo de su esposo que prácticamente la había hecho de padre desde que nació y no solo eso, de padre y madre cuando los chicos perdieron a su madre uno a los 2 años y el otro al año de edad y por si fuera poco él quedo viudo cuando los chicos aun eran pequeños y decidió no casarse de nuevo para cuidar a sus hijos (sus nietos).

Les avisaron de su gravedad, viajaron más de 20 horas por carretera y al llegar les dijeron que se lo habían llevado a Guadalajara, ahí estaba su suegro con su esposa hospedado en un hotel. Así que después que salieron del hospital fueron a su habitación a charlar un poco luego preguntaron al administrador si los podía hospedar ahí mismo y les dijo que no tenia habitaciones (no les vio equipaje), quizá debió su suegro decirles quienes éran. Entonces recordando lo amables que eran unos primos de su esposo con ellos y que siempre les decían que porque no llegaban a su casa cuando viajaban a esa ciudad, en vez de llegar a un hotel. Se les ocurrió llamarle por teléfono. Este le pregunto de donde estaba hablando y le contesto que del hotel. Entonces le reitero su ofrecimiento para cuando viajaran, su esposo le dijo vamos a ir a tu casa como a las 9 o 10 de la noche. Pero no le dijo, que no estában hospedados en el hotel y que aceptaba su ofrecimiento. Ella escuchaba esa conversación dándose cuenta, que quedaba un hueco en la información y le dijo –¿Seguro que sabe que iremos a quedarnos en su casa?- si claro nos volvió a invitar –contesto él –sí, pero se dio cuenta que aceptamos?- claro que sí –y contesto ya un tanto molesto por su insistencia-

Así, que cuando llegaron a la vivienda de su primo los recibieron muy atentos y les volvieron a decir, que para otra ocasión por favor llegaran a su casa, la verdad es que los vieron llegar sin equipaje y se les había hablado del hotel, así que dieron por hecho que estaban hospedados ahí, cuando ya era cerca de la una de la mañana les dijeron muy atentamente, que ellos los llevarían al hotel cuando quisieran. Su príncipe, rápidamente dio las gracias y dijo que ya se íban, ella estaba atónita, esperaba que les dijera que no traían equipaje y que no estaban hospedados en ningún hotel y que estaban ahí por su ofrecimiento. Pero nada, se despidieron y los llevaron y dejaron en la puerta del hotel. Ahí estaba su suegro hospedado. Su príncipe, pudo haber tocado a su puerta y pedirle que les permitiera dormir en su alfombra, o bien que les prestará una maleta para poder hospedarse en un hotel. Pero nada, salieron a la jungla de la gran ciudad tan desvalidos como cualquier hijo de vecino que no tiene a donde acudir.

A otro día, que se encontraron con sus suegro les dijo -¡Pero hijos! Debieron venir conmigo para ayudarles.

Hoy en día cuando ve, que las cosas saldrán mal, no le importa que se enojen con ella y salva la situación de cosas que les pueden poner en peligro por no tener una comunicación asertiva. Y mira de frente a quien se atreva a querer lastimarle y le reta con sus palabras y su mirada que no admiten incongruencias.

Esa forma de actuar, costo la rotura con el príncipe, pero creo que a veces es mejor ser princesa sin príncipe, que una sombra del príncipe, que no permite que brille tú luz.

Anécdotas viejas que forman parte de un crecimiento
Querido lector espero te guste esta narración sacada de las profundidades de la noche en la gran ciudad
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Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora México
Marzo 21 del 2009

martes, 10 de marzo de 2009

LAS DELICIAS DEL CAMPO FRUCTIFERO


En las inmensidades del rancho de mi tío Jesús (bueno a mí me parecía grande). Me gustaba caminar por sus terrenos, él le había prestado a mi padre un espacio para vivir, y le permitía cultivar granos para nuestros alimentos, era como un trueque, ya que en los terrenos de mi tío se tenia mezcal plantado, y si mi padre cultivaba en esos campos, los podía mantener sin maleza, y al mismo tiempo que se abonaba la siembra, también se abonaba el mezcal.

Mi padre sembraba alrededor de la casa maíz conjuntamente con fríjol, que se enroscaba en el tallo de la milpa a medida que ambos crecían, y una que otra semilla de calabaza para que se extendieran como alfombra por los sembradíos. Recuerdo que mi padre nos pagaba a mis hermanos y a mí 10 centavos por surco de desquelite. Así le llamaba mi padre a la hierba que salía tratando de ahogar la siembra y era muy fácil para nosotros los niños arrancar esos quelites de la siembra con nuestras manos cuando aún eran pequeños. Nos divertíamos haciéndolo y a la vez ganábamos algo de dinero. Esa era la primera fase, la segunda mi padre la hacia con pala y azada, se le llamaba escardar (no se si esta bien escrito),

Cuando nacían las semillas y se hacían grandes, sus plantas se veían majestuosas, llenas del colorido clásico de cada una de ellas. La milpa se erguía firme sobre su tallo y surgían sus espigas y comenzaban a asomarse algunos filamentos finos como cabellos que presagiaban la inminente aparición del próximo fruto “el elote” y esta milpa daba soporte al fríjol que se enroscaba en forma espiral en ese hermoso tallo, que prontamente daba ejotes tiernos, estos posteriormente se convertirían en el fríjol que seria el soporte de nuestra alimentación diaria. Estos ejotes, me gustaba recolectarlos para que mi madre los cociera conjuntamente con el fríjol dándole un sabor exquisito. Luego estaban las calabacitas tiernas que también me gustaban cocidas con el fríjol, recién cortaditas. O bien las flores de calabaza que mi madre convertía en quesadillas sobre el comal de barro con tortillas recién hechas y rellenándolas de esa exquisita flor con un poquito de sal.

Otras de las cosas que nos encantaba a mi herma mayor y a mí era salir al campo después de una ligera lluvia. Cuando eso sucedía, solían aparecer unos sombrerillos sobre la tierra, llamados setas (hongos), recuerdo como levantaba mis enaguas anchas de los vestidos que me hacia la esposa de mi abuelo, para llenarlas de esos maravillosos sombrerillos sabrosos (yo decía que hacia tambache de hongos), llegábamos con mi madre que luego nos hacías unos guisos riquísimos con ellos, o bien unas empanaditas con tortilla de maíz rellenas de ellos las ponía a cocer en el comal.

También recuerdo los vientos huracanados que tumbaban los frutos de la huerta, que se encontraba un poco más al fondo del terreno. Cuando eso sucedía, me levantaba muy temprano y me iba a juntar las nueces que el viento había tumbado, mis hermanos y yo llenábamos cajas de nueces con las que luego jugábamos a la lotería, ese era el premio para el ganador ¡nueces!
Realmente la naturaleza es muy prodiga y nos alimenta con facilidad si la sabemos aprovechar.

Hasta la vista amigos, espero les guste un poco lo que recuerdo de mi niñez.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Marzo 10 del 2009

lunes, 2 de marzo de 2009

CONEJOS DEL SOMBRERO


Conejos del sombreo, solía sacar el payaso en una función de la escuela de niños de primaria, los tenia tan embobados que se atrevió a jugar con sus sentimientos. Les dijo –al que se mantenga quietecito le daré un conejo, pues solo tengo que meter mi mano en el sombrero y sale por mi magia.

Entre el público estaba una niña que en lo general era muy inquieta, su tío tito le decía que había nacido con baterías duracel (marca que duraba mucho en los aparatos electrónicos). En esa ocasión ella quería un lindo conejito. Se quedo tan quieta que hasta miedo tenía de respirar, no se movía para nada porque quería un lindo conejo, no hablaba, solo observaba con sus ojos soñadores y un tanto rasgados. Cuando nació su mamá le cantaba algo sí como: caicalos rasgados, nariz de bolita tiene mi niña en su hermosa carita.

Ahí estaba ella expectante quietecita. El payaso hacia malabares y sacaba cosas de sus ropas o su sombrero. Cuando concluyo la función entrego 2 o 3 conejos a algunos niños. La niña se sintió defraudada porque era la única que no se había movido ni siquiera para reclamar el premio. Llegó a su casa con sus ojitos llenos de lagrimas y diciendo – él lo prometió, dijo que al que se quedara quieto le daría el conejo, yo me quede quieta y no me dio nada, además ¿Qué trabajo le costaba haber sacado otro de su sombrero y dármelo, él podía sacar todos los que quisiera y yo me lo gane-

La mamá se puso muy sería y le dijo –mija, ven por favor y siéntate junto a mí. Mira, él señor cometió un error al pedirles que se quedaran quietos y les daría un conejo, porque no pensaba fijarse quien lo haría y eso no es justo, ahora él no podía sacar todos los conejos que quisiera de su sombrero, solo los que él trae para su acto de magia y regalo los que le sobraban porque esos animalitos se reproducen muy rápido y no puede tener tanto con él. La niña se sentía desilusionada y no se sabia de que estaba más, sí de la falta de respeto del mago que le había mentido y no le cumplió o porque estuvo en una función donde pago para estar y solo usaban trucos con las cosas y los objetos.



Querido lector
¿Que crees tú, que deberían hacer este tipo de adultos que juegan con los sentimientos de los chicos cuando van dizque a divertirlos?.
¿Qué deben hacer los padres para quitar su congoja de haber sido defraudados?

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Marzo 2 del 2009

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