Datos personales

Mi foto
Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

viernes, 3 de julio de 2009

ANECDOTAS DE AYER Y DE HOY

Estaba Mauricio ahí tirado en plena carretera, suplicando a los paramédicos, que por favor le dijeran a su mujer que lo perdonara, repitiendo una y otra vez, no me va a perdonar mi mujer, por favor díganle que me perdone.

VEAMOA LOS HECHOS

Mari carme vivía al otro lado de la frontera, se sentía muy feliz con su vida, tenia su pareja de años atrás y se llevaban muy bien.
Un día se le detecto un uñero en sus pies y supo que los médicos solo sabían de cirugías dolorosas y que no era seguro que no volviera. También supo de una mexicana que vivía en el estado de Sonora México y que hacia un pediquiur muy bueno que solucionaba el problema sin cirugía y sin siquiera sangrar o doler, las personas solamente tenían que atenderse regularmente dándole un cariño a sus pies de atención.

A partir de entonces viajaba con cierta regularidad hasta ese hermoso estado de tierras calientes donde la temperatura a veces sube hasta de 50 grados centígrados. Su esposo Mauricio decidió darle el mismo tratamiento a sus pies, ya que era muy agradable sentirlos atendidos. Así que viajaban con frecuencia ambos a recibir esa atención relajante.

Un día, en que Mauricio estaba preparando su equipaje para viajar, a darse ese gusto, le dice Maricarmen –Amor, ¿Por qué no te esperas unos días yo también iré la siguiente semana?- Mauricio volteo y le dijo con mucha gravedad y en tono de rechazo –cariño… me voy solo, porque te voy a dejar, he encontrado otra mujer que me quiere y me espera allá-
Maricarmen sintió que el piso se desvanecía y todo su cuerpo se cimbro, sus emociones se hicieron un nudo en su garganta, sintió nauseas y su corazón casi se paralizó. No podía dar crédito a lo que escuchaba decir como si fuera lo más normal. ¿Desde cuando ese hombre dejo de amarla y ella no se había dado cuenta? ¿Cómo se podía deshacer algo que tenia años viviéndose como si nada hubiera sido importante? ¿Cómo había amado ella tanto a ese hombre que estaba parado frente a ella con tal desparpajo sin importarle su dolor?

Se guardo todo su dolor y lo vio partir. En ese momento algo se moría dentro de ella, para dejar morir un amor ingrato que no la valoró. Se desangro sus sentimientos, se quedo inerte a ellos y cerró las puertas al cariño inmenso que sentía por ese hombre. Se dispuso a vivir sin él.

Cuando Mauricio iba por Sonora rumbo al sur y cerca de la capital del estado. De pronto sin saber como se impactó contra otro automovilista y quedo ahí tirado, esperando que llegara el auxilio médico. Cuando llegaron los paramédicos solamente le solían escuchar decir, mi esposa nunca me perdonara, díganle que me perdone, díganle que la amo. Por favor díganle a mi esposa que la amo y que me perdone, nunca me perdonará.

Cuando le avisaron a Maricarmen del accidente, sintió que no era a ella, a quien debían acudir sino a su amante, pues de ella, ya se había despedido. Aun así fue al lugar de los hechos para encontrarlo ya muerto y hacerse cargo de su cuerpo, para ella no era ese el momento de despedirlo, pues ya se había despedido de ella antes. Para ella ya había comenzado a morir dentro de ella desde antes del accidente.

¿Que paso con la mujer que se uniría? Esa no existió en el momento de su retirada, el solo pensaba en su esposa dejada y la posibilidad de su perdon.

Maricarmen, no lo llora por su muerte física, pues si no hubiera muerto, él de todos modos estaría muerto para ella ya que se quedaría con la otra. Para ella, él murió antes de morir.

Dicen las malas lenguas, que Mauricio, esposo de Maricarmen, sigue atrapado entre dos mundos en el tiempo espacio y que cada mañana se levanta, hace su equipaje y le dice a Maricarmen. Si ya me voy, te voy a dejar, encontré a otra mujer que amo y viviré con ella. Y cada mañana ve como su mujer se queda ahí parada viéndole partir, toma la carretera se perfila a su destino recién decidido y de pronto un automovilista se impacta con él. Y vuelve a pedir a los paramédicos que le digan a su mujer que lo perdone.

Querido lector, si un día viajas por esa carretera y ves a un moribundo pidiendo perdón a su mujer, no te quepa la menor duda que se trata de Mauricio.

Les dejo con este relato a ver que les parece
Hasta la próxima.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Junio 26 del 2009

No hay comentarios:

visitantes