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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

domingo, 18 de octubre de 2009

EL GÜERO


Era un hombre misterioso que de pronto aparecía y desaparecía. Le decían el güero y se jactaba de que el gobierno no le podía hacer nada, dado que si quería desaparecía ante sus ojos y les ponía dificultades para que no caminaran rápido o fácilmente.

La verdad, que cuando me contaban esas historias me daba un poco de escalofrió porque presentía que de ser verdad, que eso se podía hacer, cualquiera entraría a mi habitación y vería todo lo que yo hiciera, hasta el desvestirme para cambiarme. Parecía cosas del diablo mismo, y se podía creer que así fuera ya que en esas épocas nos lo metían hasta en la sopa que comíamos.

Ahí sentados bajo la tenue luz de la luna se charlaba sobre todas esas peripecias del Güero que en la época de la revolución cristera había peleado por el lado de los cristeros.

Se decía, que poseía el secreto de los nahuales que tienen el privilegio de camuflarse en cualquier momento o de hacer aparecer cosas que no existían en esos sitios.
Se decía, que en cierta ocasión en que le iban pisando los talones los del gobierno de Calles, simplemente saco un espejo de su bolsillo y lo arrojo tras de si, y se convirtió en un hermoso lago difícil de atravesar sin canoas, y que los caballos mismos se negaban a entrar en el. Quizá los pobres brutos si veían la realidad que se había distorsionado para los soldados y se daban cuenta del engaño ahí expuesto, o quizás percibían algo anormal y diabólico frente a ellos, ¿Qué sería lo que presentían los pobres caballos? Nadie lo supo y nadie lo sabe a menos que tuvieran el privilegio de hablar su idioma.
El Güero los podía escuchar decir que sus amos estaban locos al querer que hicieran cosas irracionales y que no se pudieran realizar. Decía un caballo a otro -¿que locura esta? ¿Qué esta pasando que nos quieren obligar a pasar por estas laderas sin precaución alguna?-, no lo se decía el otro caballo y se paraba de patas levantando las delanteras para negarse a seguir por donde se les ordenaba.

El Güero simplemente se escondió tras unos matorrales a reírse de las caras de los soldados que trataban de cruzar tal lago. En otra ocasión en que ya le tenían casi detenido simplemente saco de su bolsillo un peine y lo arrojo tras de si, y los dientes del peine se convirtieron en un cerco muy cerrado que les era imposible franquear, a parte del miedo que se apoderaba de los rostros de los soldados al ver que el mundo se les cambiaba de repente. Sabían que ahí andaba algo raro. O era milagro de la divinidad para proteger a sus perseguidos o el mismísimo diablo estaba en su contra y a favor de los cristeros. Tuvieron que desistir de su persecución ya que ni los animales les obedecían. Esos misterios quedaron resguardados en la memoria de la gente de los ranchos donde el Güero solía visitarles y contar sus anécdotas.

Se decía con asombro de los rancheros, que un Nahual podía convertirse en líquido y pasar por debajo de una puerta y que el Güero así sorprendía a sus perseguidores.
O se podían convertir en una ráfaga de viento y pasar junto con los demás a las mismas instalaciones haciendo una labor de espionaje.

Desde entonces, por las dudas, todos tratan de escuchar el viento para reconocer cuando alguien esta camuflado en él. Y tratan de reconocer la humedad del agua para que nadie les engañe en ciertas situaciones de la vida, no vaya a ser que alguien este en ese líquido y que no sea agua sino algo distinto y maléfico.

Ya en una ocasión, en que ciertas damas se estaban bañando en un liadísimo lago, de repente sintieron unas manos que les tomaba por los chamorros y fluían entre la entrepierna perfilándose con cierto rumbo ascendente y con cierta dirección, y sintieron unos labios besando sus rosados cuerpos. La sorpresa fue cuando de repente se perfilo un rostro sonriendo dentro de esas aguas, ya que el acto de la pasión estaba rompiendo el hechizo e hizo salir a las damas del lago tan rápido como pudieron. Y al termino de su salida solamente quedo un mancebo ahí sentado que les miraba lánguidamente.


Amigo lector, la próxima vez que te encuentres algo extraño ten la seguridad de que un Nahual como el güero esta detrás de esto. Tata-tacha.
No vemos la próxima.

Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora
Octubre 18 del 2009

4 comentarios:

Sandra Figueroa dijo...

Celia que bonita es esta historia, pero da miedo al leerla, soy miedosa, eso que dices al final, lo he pensado y me a pasado en ciertas ocasiones, soy superticiosa tambien, te dejo un beso, cuidate mucho amiga. Gracias por tus saludos hasta Monterrey, llegaron a salvo, ya ves que por aca hay todos los dias matazones. Gracias.

Francisco Javier dijo...

jajajajaj que buena, me ha gustado esta historia, pues quien sabe si es el guero el que esta detrás de todo esto, o son solo anécdotas de la historia, me ha gustado mucho este relato, la historia en sí, gracias Celia por visitarme, ya hacia mucho que no nos visitabamos, te mando un abrazo para que pases una semana excelente, besitos.

Marucha dijo...

Interesante relato, con un desenlace de ¡ tararará !
Seguiré tu blog atentamente, no sea que el güero se enoje porque lo echaste de cabeza,y un día haga de las suyas con tu blog.
Recibe un abrazo desde tierras tamaulipecas de una regiomontana.

Anónimo dijo...

Siempre me sorprende tu forme de terminar los relatos, me encanta Celia. Enhorabuena.

Un placer visitarte y leerte. Gracias

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