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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

lunes, 2 de noviembre de 2009

EL PERSONAJE DEL SOMBRERO (EN DÍA DE MUERTOS)

Estaba ahí sentado con el sombrero que le cubría el rostro, ya que la cabeza la tenia inclinada sobre las rodilla, estaba sentado un poco antes del cruce del camino donde la senda hacia un recodo a su izquierda. Parecía una figura hecha de piedra que era inamovible. Sus guaraches tenían huella de haber caminado grandes trechos y que se habían desgastado por el uso forzado en su continuo caminar. Sus ropas de manta un tanto tiesas ya que denotaba que hacia mucho tiempo que no se lavaban, como si aquel personaje que parecía estático estuviera por fin reposando un poco de su larga caminata y se negara a ponerse nuevamente en movimiento.

Por ese camino solía pasar don Juan para ver a su dama a escondidas de su señor y hacerle el amor salvajemente como lo hacia a diario que el amo de la casa no estaba cerca. En esta ocasión don Juan sabio que el amo había ido al pueblo por el señor cura ya que quería, que fuese a hacer unas oraciones en la pequeña propiedad que había signado como el lugar de reposo para sus muertos y como era precisamente el día de muertos quería oraciones para sus difuntos que se encontraban ahí sepultados. Don Juan sabiendo esto, porque había recibido un mensaje de la dama, se apresuraba a llegar y disfrutar con lujuria lo que pusieran en su alcance. Era sumamente placentero poder disfrutar de lo que le ofrecía, y se hacia más delicioso si lo hacia con el sabor del engaño al amo y señor de vidas y haciendas.

Don Juan iba en su caballo cuando de pronto el caballo se paro sobre las patas traseras y negándose a seguir adelante a pesar de que su amo que le montaba le exigía continuar. El pobre bruto relinchaba con desespero y asustado como si tuviera una barrera de cristal que no le permitía avanzar porque chocaba. Después de varios intentos de querer hacer proseguir a su cabalgadura y que esta se resistía, trató de respirar profundo y de ver la causa de tan inusitado hecho. Entonces reparó en la figura del personaje que se encontraba ahí sentado. Quiso saludarle. Diciendo: -buenas tardes mi amigo- el personaje ni siquiera se inmutó o hizo señal alguna de haberle escuchado. Don Juan con curiosidad se le acerco un poco más y le extendió su mano –buenas tardes caballero ¿esta usted bien?. el personaje emitió un sonido indescifrable sin moverse un mínimo. Don Juan ya picado por la curiosidad se acercó un poco más y levantó un poco el ala del sombrero. En ese momento se le erizo la piel y desorbitó sus ojos.

Trato de proseguir su camino, pero su caballo se negaba a seguir adelante. Entonces trató de irse corriendo a pie. Y cuando dió vuelta en el recodo, de pronto vio al mismo personaje sentado y en el mismo sitio, como si él no hubiera caminado nada, intentó de nuevo huir y le pasó lo mismo. Ya no sabia que hacer pues al parecer había quedado atrapado ahí. Cuanto intento hizo para irse seguía llegando al mismo punto de partida.
Entonces decidió encara el asunto y preguntar al desconocido si sabia que estaba pasando. Con miedo se acerco al desconocido y le toco el hombro suavemente, el personaje levantó su rostro carente de pupilas, su sonrisa sin labios y sus pómulos sin mejillas. Le dijo –vengo por tí, no me hagas esperar, acompáñame que te mostraré algo, caminaron unos pasos más y apareció el borde de un lago donde le pidió se asomara y viera su rostro reflejado, Juan se asomo y vio su cuerpo envuelto en un ropaje especial y metido en un féretro. Gente que le rodeaba y lloraba y otros que decían que no era para menos, pues tarde o temprano pagaría lo que hacia. Quiso indagar que estaba pasando ahí, y porque se veía así mismo en esas circunstancias, pero el hombre misterioso había desaparecido y en la orilla del lago esperaba un barquero no menos misterioso que el personaje que le había bordado y le había conducido hasta ahí, el barquero con un ademán le indico que subiera para cruzarle al otro lado, mientras la luna se ocultaba en forma un tanto macabra y la oscuridad se enseñoreaba del lugar haciendo que los elementos de la naturaleza parecieran fantasmas sacados de los pensamientos más oscuros y tomaran formas gigantescas.

Entonces despertó agitado en los brazos de su dama mientras que el amo apuntaba directo a su persona con el rifle de cacería y un individuo vestido de manta y de sombrero, sonreía con un rostro descarnado.


Celia Rivera Gutiérrez
Cd Obregón Sonora México
02 de nov. del 2009

1 comentario:

Norma Ruiz dijo...

Celia:
el personaje del sombrero.
wawwww¡que historia¡-
ES ATRAPANTE.
QUIERES LLEGAR AL FINAL, PARA SABER EL DESENLACE.
ME GUSTO MUCHO.
BESOS

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