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Soy una persona inquieta, que ama la vida en toda su extensión de la palabra y disfruta escribiendo lo que percibe de ella, saboreando cada palmo de lo vivido. soy terapeuta holistico.

sábado, 18 de abril de 2009

LA NIÑA Y LA SEÑORA

Estaba sentada en el centro de una roca, con su pelo trenzado y su carita radiante, se le veía feliz y serena como si hubiera pasado una noche muy agradable. Cuando los vio llegar les extendió los brazos sonriente. Le preguntaron si no había tenido miedo en la noche y ella contesto con su vocecita infantil
-No, no tuve miedo, la señora estaba conmigo todo el rato y me platico mucho y me peino mi pelo-

Todo aquello parecía incomprensible, pues un día anterior, la madre y la niña habían salido de su casa y subido un poco a la montaña en busca de algunas cosas que da la naturaleza y sirve para alimentarse. La niña se extravió y la madre por más que la buscó no la había encontrado, el sol se ocultó tras el horizonte y ya no se veía nada.

Se fue a casa llena de miedo y angustia y no se había atrevido a decírselo a su esposo por miedo a una buena regañada de su parte. Apenas había salido de su infancia donde jugaba con muñecas y de pronto se había convertido en una mujer casada y pasado de madre ficticia de muñecas a ser madre de verdad. Era apenas una adolescente que recordaba las reprimendas de su señor padre cuando algo no salía bien, y en este caso algo no había salido bien en su cuidado para su hija y lo más probable era que el señor de la casa la reprendiera duramente.

Así, que la señora adolescente se callo muy bien el hecho de haber perdido a su niña en pleno monte a pesar de que existían los coyotes y otros animales depredadores.

Por la noche sucedió un acontecimiento muy grabe que la puso a temblar más, por alguna razón se había incendiado el cerro y su niña se encontraba ahí perdida y lo más probable que pereciera de quemaduras si los animales no la habían atacado ya.

Cuando vio el cerro en llamas se soltó llorando y le dijo a su esposo que su pequeña niña se le había perdido ahí. Ambos se la pasaron orando y pidiendo a las fuerzas superiores que la protegieran.

En cuanto amaneció, con el fuego ya extinto, se dieron a la tarea de buscarla aunque creían que encontrarían su cadáver calcinado.

La roca en que la niña se encontraba, estaba rodeada de arbustos quemados, pero ella estaba sana y salva, y por si fuera poco estaba limpiecita y feliz asegurando que una señora la había cuidado y la protegía en sus brazo y le había recogido sus cabellos y alimentado poco antes de que ellos llegaran.

Al parecer la señora tenia el poder de evitar que el fuego lastimara a la pequeña y habia salido sabrá Dios de donde pero había salvado una vida



Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora, México
Abril del 2009

10 comentarios:

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Que bonito el relato.
besitos y amor
je

Anónimo dijo...

Muy bonita la historia. La lectura es muy agradable. Te felicito.

Unknown dijo...

Es una historia hermosa, Celia, y que nadie crea que se trata de un "cuento de hadas". Hace unos años se estrelló un avión en un lugar prácticamente inaccesible de la Argentina. Recién tres semanas después del accidente consiguieron localizar los restos del avión y asistieron a un milagro. En medio de los hierros y cuerpos calcinados, un pequeño de cinco o seis meses, desnudo, limpio y sin un rasguño los miraba sonriendo. Ni el golpe, ni el fuego, ni las fieras, ni el clima, ni la falta de alimento pudieron contra el niño.
¿No existen los ángeles tutelares?
Abrazos, amiga querida
y un beso de tu amigo REL

Celia Rivera Gutierrez dijo...

racias sedemiuqse

Besos y amor tambien para tí

celia

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Señor Salvador Pliego, Gracias por dejarme su huella en estas letras y por leerme.

Saludos

PD me enorgullece el saber que es mi país

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Así es mi querido amigo Roberto, creo que las Hadas son el invento humano para contar las cosas como cuentos, Pero las fuerzas de la vida existen y protegen la vida cuando a esta aun no le corresponde detenerse.
Este relato fue tan real, como real es el que tú cuentas, Yo era muy niña cuando me lo contaban. Y al parecer, era de cuando las niñas contraían nupcias en cuanto comenzaban a ser capaces de reproducirse, los padres firmaban el contrato de matrimonio por ellos por no ser aun mayores de edad.
Abrazo GOMIA

hatoros dijo...

GRACIAS CELIA POR ESTE RELATO.
UN ABRAZO TE DOY.

Celia Rivera Gutierrez dijo...

Gracias hatoros por dejar tu huella y leerme.

Abrazo tambien para tí

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...los misterios de la vida son la esncia del alma...tuyo siempre jose ramon.

Diosaoasis dijo...

Siempre es grato leerte.
Saluditos

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